jueves, 30 de junio de 2016

Generalidades sobre literatura y géneros literarios

I
Literatura en el mundo antiguo
INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA
Recuerda lo que sabes
¿Cómo reconoces una obra literaria?
¿Cualquier texto que encuentres en una biblioteca es una obra literaria?
¿Recuerdas alguna clasificación de las obras literarias por su forma?
¿Qué es literatura?
Lee atentamente los siguientes textos:
Texto 1.
Los más corpulentos de todos los animales terrestres son los elefantes, pertenecientes al orden proboscídeos, así llamados por su nariz prolongada en una larga trompa o probóscide muscular, flexible y prensil, en cuyo extremo se abren los orificios nasales. Sus extremidades poseen cinco dedos, sostenidos por una especie de almohadilla elástica común; las pezuñas son anchas y planas. La piel está casi desnuda y desprovista de glándulas sebáceas, razón por la cual el baño periódico constituye una necesidad a la vez que un placer.
El nombre de colmillos que suele darse a las defensas de los elefantes no es muy apropiado, porque carecen de caninos; son en realidad incisivos, de los cuales tienen sólo un par en la mandíbula superior. Las enormes defensas carecen de raíz, crecen continuamente y están compuestas de dentina, o marfil, ya que el esmalte, que sólo existe en la punta, se desgasta con rapidez y desaparece.[1]
Texto 2.
Elefante. […] Mamífero del orden de los Proboscidios, el mayor de los animales terrestres que viven ahora, pues llega a tres metros de alto y cinco de largo. Tiene el cuerpo de color ceniciento oscuro, la cabeza pequeña, los ojos chicos, las orejas grandes y colgantes, la nariz y el labio superior unidos y muy prolongados en forma de trompa, que extiende y recoge a su arbitrio y le sirve de mano. Carece de caninos y tiene dos dientes incisivos, vulgarmente llamados colmillos, macizos y muy grandes.[2]
Texto 3.
El elefante (fragmento)[3]
Viene desde el fondo de las edades y es el último modelo terrestre de maquinaria pesada, envuelto en su funda de lona. Parece colosal, porque está construido con puras células vivientes y dotado de inteligencia y memoria. Dentro de la acumulación material de su cuerpo, los cinco sentidos funcionan como aparatos de precisión y nada se les escapa. Aunque de pura vejez hereditaria son ahora calvos de nacimiento, la congelación siberiana nos ha devuelto algunos ejemplares lanudos. ¿Cuántos años hace que los elefantes perdieron el pelo? En vez de calcular, vámonos todos al circo y juguemos a ser los nietos del elefante, ese abuelo pueril que ahora se bambolea al compás de una polka…
No. Mejor hablemos del marfil. Esa noble sustancia, dura y uniforme, que los paquidermos empujan secretamente con todo el peso de su cuerpo, como una material expresión de pensamiento. El marfil, que sale de la cabeza y que desarrolla en el vacío dos curvas y despejadas estalactitas. En ellas, la paciente fantasía de los chinos ha labrado todos los sueños formales del elefante.
Comentario
Como te habrás dado cuenta, cada uno de estos textos hace referencia al elefante, sin embargo, la manera en que se habla de él es diferente en cada caso. En el 1, se proporciona una descripción de este animal a partir de características anatómicas; en el texto 2, de manera similar, se define al elefante en función de su físico; ambos pasajes (1 y 2) resultan similares; sin embargo, existen importantes diferencias entre ellos y el tercero. Este último alude a diversas características del elefante, pero emplea un estilo que difiere en mucho a los anteriores: por ejemplo, para indicar la antigüedad de la especie dice “viene desde el fondo de las edades.” El texto 3 es literario, los otros dos no lo son.
Actividades
Lee nuevamente los textos anteriores; detecta con qué palabras presenta cada uno de ellos ciertas características del elefante y transcríbelas en el siguiente cuadro:
Característica
Texto 1
Texto 2
Texto 3
Tamaño



Piel



Colmillos



Marfil




Con el ejercicio previo te has percatado de que la utilización del lenguaje en un texto literario es diferente a otros, como los escritos técnicos; el contenido de los textos anteriores es el mismo (descripción de un elefante), pero la forma en que se manifiesta cambia. En literatura, entonces, la diferencia del texto radica en la forma.
Has conocido ya qué es y qué no es literatura a través de la forma del lenguaje; ahora, se trata de definirla.
Quizá en alguna ocasión habrás escuchado este término aplicado al conjunto de textos propios de una disciplina o una ciencia (por ejemplo, “literatura jurídica”); algunas personas suelen considerar literatura todo material impreso de cierto número de hojas, de tal forma que aquí engloban cualquier libro, independientemente de su temática, la forma de utilización del lenguaje o, lo que es más, su calidad. En ninguno de los casos anteriores se trata de literatura.
La literatura se concibe como una de las bellas artes, junto con la danza, la música, la escultura, la pintura, la arquitectura y, recientemente incluido, el cine. Su materia prima es el lenguaje, a través del cual encuentran expresión las ideas del artista, manifiestas en la obra literaria.
Si bien el autor de un texto de esta naturaleza no siempre tiene en mente un lector[4] (es decir, un receptor de su creación), la obra literaria no se realiza plenamente si no existe alguien que la lea, alguien que reciba el efecto estético que transmite.
Definir literatura no es un trabajo fácil, y ha sido tarea de numerosos pensadores y estudiosos desde los tiempos de Aristóteles; por supuesto, aquí no te brindaremos una definición contundente, sólo dejamos establecida una aproximación que tú, según tu experiencia y los conocimientos que vayas adquiriendo, podrás complementar y enriquecer.
Literatura, por lo tanto, es el arte de la expresión mediante la utilización del lenguaje, con el objetivo de provocar un efecto estético en el lector.
La literatura surge como producto de una necesidad humana por expresar sus emociones, sus ideas, su forma de ver el mundo; por ello, se trata de un arte ligado intrínsecamente con el hombre.

LO QUE HAS APRENDIDO
En seguida se presentan algunas oraciones que implican lectura; señala con una L si consideras que alude a un hecho literario, de lo contrario anota NL.
a. Fui a la biblioteca a consultar una enciclopedia.       (  )
b. Debo leer Gringo viejo, de Carlos Fuentes.              (  )
c. “Beso: Acción y efecto de besar”                        (  )
d. Mi maestro comentó que era necesario estudiar toda la literatura referente a este problema químico.                                     (  )
e. Leí Las mil y una noches el mes pasado.                 (  )
f. “¿Qué es, señora, un beso? Un juramento hecho de cerca; un subrayado de color de rosa que al verbo amar añaden…”                            (  )
g. “Hijo: tuve que salir. Dejé tu comida en la mesa. Cuídate. Mamá.”     (  )
Ahora, deberás registrar tu propio concepto de literatura; por supuesto, debes basarte en lo comentado con antelación.
Formas de clasificación de la literatura
A lo largo de la historia, en distintos pueblos y en diferentes momentos se ha estudiado la obra literaria, también a partir de diversas perspectivas. Se habla, entonces, de “literatura medieval” o “literatura romántica” para hacer referencia a un conjunto de obras de una época determinada, o de “literatura inglesa” para aludir a los textos literarios producidos en una nación, independientemente de la época. Estas categorizaciones de la literatura tienen un enfoque historicista.
Existe otra forma de clasificar obras literarias: a través de su estructura, de tal modo que se crean los géneros literarios. Aun en este ámbito no existe universalidad sobre el establecimiento de géneros y sus características. Para este curso, no profundizaremos demasiado, así que únicamente referiremos la existencia de cuatro géneros básicos: lírico, narrativo y dramático.[5] El siguiente cuadro explica brevemente en qué consiste cada uno de ellos:

Género
Características
Ejemplos
Lírico
No contiene una historia, se presenta de forma breve, generalmente en verso, con ritmo, profundiza sobre un solo tema y la importancia de la forma es mayor que en los otros dos géneros (de ahí la trascendencia de las figuras retóricas que suele contener).
Érase un hombre a una nariz pegado;
éase una nariz superlativa;
érase una nariz sayón y escriba;
érase un pez espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado;
érase una alquitara pensativa;
érase un elefante boca arriba;
era Ovidio Nasón más naridado.

(Francisco de Quevedo, A una nariz, fragmento)
Narrativo
Comprende una historia contada por alguien, por lo tanto, implica la existencia de un narrador; se distinguen, básicamente, el cuento (narración corta) y la novela (narración extensa).
La Serenísima Reina de Irlanda había muerto de parto, y el infante fue entregado a una nodriza de casa de una mujer que vivía en una cabaña junto a la orilla del bosque. Una noche esta mujer estaba sentada meciendo la cuna y ensimismada en la contemplación de la belleza del niño… (W. B. Yeats, La rosa secreta)
Dramático
Involucra una historia y su representación, por lo tanto, no existe un narrador; es un texto hecho para ser representado, y ello se refleja en su estructura con el dominio del diálogo.
Ulises. ¿Qué estás haciendo, Atena? No, no le llames, que no salga.
Atena. Silencio, ¿o es que no sabes contenerte y vas a acarrear con una fama de cobardía?
Ulises. No, por los dioses, pero que quede dentro: ya hay bastante.
Atena. ¿Por qué? Pero, ¿qué temes? Él, antes, ¿no era un hombre?
(Sófocles, Áyax)

Cada uno de estos géneros posee características propias; no siempre son identificables a primera vista, puesto que determinadas obras literarias contienen rasgos que pertenecen a uno y otro. Al mismo tiempo, cada uno cuenta con recursos propios de análisis; a continuación se presentan sólo algunos de ellos.
Texto lírico
El texto lírico generalmente se expresa en verso; cada uno de éstos está conformado por sílabas; a su vez, los versos se agrupan en estrofas. Cuando se trata de un poema con estructura clásica, las estrofas son fácilmente identificables, pero en poemas contemporáneos en ocasiones ni siquiera está presente el verso. El seccionamiento de éste en sílabas suele obedecer al ritmo que ofrece.
La característica relevante del texto lírico consiste en la utilización del lenguaje figurado, es decir, aquel que emplea formas que lo alejan del modo directo y cotidiano de expresión; para ello, suele recurrirse a las figuras literarias; básicamente, éstas se agrupan en figuras de pensamiento, figuras de lenguaje y tropos; referimos aquí solamente algunas.[6]
1. Figuras de pensamiento.
a) Antítesis: Implica contraste entre términos o expresiones.
Ve, suspiro caliente, al pecho frío
de aquella viva piedra por quien muero.
(Luis Barahona de Soto, “Ve, suspiro caliente”)
b) Apóstrofe: vocativo o invocación dirigido a alguien.
—Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
(García Lorca, “Muerte de Antoñito el Camborio”)
c) Eufemismo: Expresión que sustituye a una que no desea decirse; en ocasiones ello obedece a que resulta violenta, desagradable o prohibida.
Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.
(San Juan de la Cruz, Cántico espiritual)
d) Hipérbole: Implica una exageración; expresa una idea que traspasa lo verosímil.
Sobre el corazón la mano
me he puesto, porque no suene
su latido, y de la noche
turbe la calma solemne.
(Bécquer, Rima xxvii)
e) Oxímoron: Unión de dos palabras de significado opuesto para crear uno nuevo.
Dulce soñar y dulce congojarme,
Cuando estaba soñando que soñaba…
(Juan Boscán)
f) Personificación: Atribución de cualidades humanas a cosas inanimadas o abstractas.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría…
(García Lorca, “Preciosa y el aire”)
g) Prosopopeya: Similar a la personificación, consiste en atribuir discurso a entidades no humanas.
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron
(Bécquer, Rima lxxiii)
2. Figuras de lenguaje.
a) Aliteración: Repetición de un sonido a fin de intensificar la idea expresada.
Y al cuello el lazo atado
con que desenlazó de la cadena
el corazón cuitado
(Garcilaso de la Vega, “A la flor de Gnido”)
b) Anáfora: Repetición de una o varias palabras al inicio de una oración, verso o periodo sintáctico para destacar cierta idea.
¿Cómo eres rey sin estado?
¿Cómo Dios y estás desnudo?
¿Cómo elocuente, si mudo?
¿Cómo cobarde, si osado?
(Tirso de Molina, “Chispas”)
c) Onomatopeya: Imitación del sonido de algo con el vocablo creado para aludirlo.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
(García Lorca, “Preciosa y el aire”)
3. Tropos.
a) Alegoría: Representación de elementos abstractos mediante objetos concretos.
Me sentí de un ardiente
deseo llena el alma:
¡como atrae un abismo, aquel misterio
hacia sí me arrastraba!
(Bécquer, Rima lxxiv)
b) Comparación: Relación entre elementos a través de nexos.
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
(Neruda, Poema 16 de Veinte poemas de amor y una canción desesperada)
c) Metáfora: Comparación carente de nexos; traslado de sentidos.
El rubí de tu boca me rindiera (Francisco Medrano, “El rubí de tu boca”)
d) Sinestesia: Vinculación de uno o más registros sensoriales con un sentido que no les corresponde.
Cobre amarillo su carne,
huele a caballo y a sombra.
(García Lorca, “Romance de la pena negra”)
Actividades
Lee el siguiente poema; localiza todas las figuras literarias que te sea posible, señalando cada una.
Áspero amor, violeta coronada de espinas,
matorral entre tantas pasiones erizado,
lanza de dolores, corola de la cólera,
por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma?
Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
de pronto, entre las hojas frías de mi camino?
Quién te enseñó los pasos que hasta mí te llevaron?
Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi morada.
Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,
el alba llenó todas las copas con su vino
y el sol estableció su presencia celeste,
mientras que el cruel me cercaba sin tregua
hasta que lacerándome con espadas y espinas
abrió en mi corazón un camino quemante.[7]
Texto narrativo
El texto narrativo implica una historia que se cuenta; ese relato es realizado por una entidad distinta al autor: por el narrador. Otros elementos importantes son los personajes, el tiempo y el espacio.
El narrador
El narrador ha sido objeto de diferentes estudios que han arrojado tipologías que dependen de la persona que narra, su participación en lo narrado y cómo refiere la enunciación de los personajes.
Si se considera que el narrador es un mediador que expresa los hechos relatados, se tienen que establecer tres relaciones diferentes con los personajes, según su conocimiento de la historia:
a) Narrador omnisciente: sabe más que los personajes, incluso percibe lo que éstos piensan y sienten, posee el conocimiento de lo que ha pasado antes de lo narrado y lo que pasará después.
b) Narrador equisciente: sabe lo mismo que los personajes, sea o no uno de ellos, por lo tanto, no tiene posibilidad de conocer qué piensan otros ni puede predecir lo que ocurrirá o expresar lo que desconoce.
c) Narrador deficiente: sabe menos que los personajes, así que va enterándose de los hechos cuando van ocurriendo, desconoce la conciencia de cualquier personaje.
En lo que se refiere a la participación del narrador, debe considerarse que existen dos maneras en que se presenta la historia: si es una sola o si engloba otra (u otras) dentro de ella. Cuando el narrador pertenece a una historia sin dependientes, es decir, cuando no incluye otras, puede ser:
a) Heterodiegético: no participa en la historia. Ejemplo: La Ilíada de Homero en donde el narrador no forma parte de la historia que narra.
b) Homodiegético: interviene en lo relatado; por lo tanto, es un personaje. Ejemplo: En numerosos cuentos de Jorge Luis Borges se observa la presencia del narrador que adopta la condición y características de un personaje.
c) Autodiegético: no sólo interviene en la diégesis, sino que lo contado es su propia historia, en consecuencia, es el protagonista de lo que narra. Ejemplo: Lazarillo de Tormes de autor anónimo en donde el personaje cuenta en primera persona su vida.
En los casos en que se trata de una historia que incluye otras o que se circunscribe dentro de alguna, el narrador puede ser:
a) Extradiegético: corresponde al relato principal, es decir, al que enmarca otras diéresis.
b) Intradiegético: pertenece a una historia incluida en otra.
En la novela Abel Sánchez del escritor español Miguel de Unamuno, el narrador extradiegético abre —con el subtítulo tanto como con el fragmento al “Prólogo a la segunda edición”— y cierra —“¡Queda escrito!— la novela; la subtitula, cede paso después al escritor  —en el prólogo—, y constantemente intercala su relato con el de Joaquín Monegro —personaje de la novela—, este último de nivel intradiegético.
Estilo directo e indirecto
En lo que respecta a la manera en que el narrador manifiesta el discurso de los personajes, existen el estilo directo, el indirecto y el indirecto libre.
El estilo directo implica que el narrador reproduzca las palabras de los personajes como fueron emitidas; para ello recurre a la utilización de marcas como las comillas o el guión largo:
Llamamos. José apareció. Mientras terminábamos con él, la escocesa murmuró tranquilamente junto a Antonia:
—¿No tienes nada que decir a José, pequeña?
—Ciertamente —respondió la bonita y pálida criatura—. Me has adivinado.[8]
El narrador utiliza el estilo indirecto cuando da a conocer que el personaje se ha expresado, pero sin reproducir exactamente sus palabras: “untó otro pensamiento sobre éste, como mantequilla sobre pan tostado: ¿se había mirado Harriet Winslow en los espejos al entrar aquí?…”[9]
Finalmente, el estilo indirecto libre significa que el narrador deje asentado que el personaje realizó un acto de habla, aunque no expresa lo dicho: “Había contado alguno de aquellos cuentos a un amigo cuando venía a visitar la granja.”[10]
Los personajes
El narrador relata acciones que, evidentemente, son realizadas por alguien: los personajes. La clasificación de éstos depende de tres factores: su importancia para la historia, su postura en ella y su composición.
En cuanto a la importancia del personaje para la historia, éste puede ser principal, secundario u ocasional. El principal es aquél en torno al cual giran los hechos narrados; su presencia resulta imprescindible. El personaje secundario posee importancia sólo en función del principal, puede aparecer o desaparecer en cualquier momento de la narración. Finalmente, el personaje ocasional (llamado también incidental) surge de manera esporádica en la narración, generalmente para cumplir una función específica dentro de la historia, y luego desaparece.
En lo que se refiere a la postura adoptada por el personaje, éste puede ser protagonista o antagonista; el primero realiza las principales acciones narradas, mientras que el segundo es el encargado de obstaculizarlo.
En cuando a su composición, los personajes se dividen en individuales y en colectivos; el primer caso es el más común en los textos narrativos, se refiere a un solo individuo; el segundo, en cambio, aglutina dos o más entidades que se comportan como una sola (por ejemplo, el pueblo en alguna novela histórica).
Los personajes no solamente son humanos, sino que pueden ser animales (como en algunas fábulas) e, incluso, entidades inanimadas.
Otro aspecto importante de los personajes es su descripción; ésta permite que el lector sepa cómo son los personajes tanto externa como internamente; cuando se realiza una descripción externa, el narrador proporciona un retrato físico (edad, estatura, género, color de piel y ojos, etcétera), mientras que si refiere una descripción interna, ha elaborado un retrato psicológico (temperamento, humor, personalidad).
Espacio
En el texto narrativo, los personajes requieren de un espacio que los contenga; así, lo espacial es transmitido por el narrador a través de descripciones que explican cómo es el lugar en que se realizan las acciones; de manera general, se tiene que el espacio se divide en dos tipos: abierto o cerrado. El espacio abierto se presenta cuando el lugar se encuentra en los exteriores, como las calles, la campiña, una plaza, el mar, etcétera. En oposición, el espacio cerrado se establece en los interiores: dormitorios, casas, escuelas, oficinas, entre otros.
Tiempo
Finalmente, se halla el tiempo; por supuesto, las acciones relatadas se desarrollan en una dimensión temporal, y no siempre son contadas conforme ocurren, es decir, el orden. Existen básicamente dos alteraciones de orden: las retrospecciones (analepsis) y las prospecciones (prolepsis); las analepsis significan un salto hacia atrás en el tiempo, generalmente útil para explicar hechos previos a lo que se narra; por su parte, las prolepsis predicen algo que va a ocurrir en el relato.
Con los elementos proporcionados, es posible realizar un breve análisis de la estructura de un texto narrativo, sin importar que se trate de una novela o un cuento.
Actividades
Lee el texto que se ofrece a continuación. Se trata de un cuento. En seguida completa el cuadro presentado.
El almohadón de plumas
Horacio Quiroga.
Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses —se habían casado en abril— vivieron una dicha especial.
Sin duda ella hubiera deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.
La casa en que vivían influía no poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso —frisos, columnas y estatuas de mármol— producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de su marido. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le pasó muy lento la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni pronunciar una palabra.
Fue ése el último día en que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole cama y descanso absolutos.
—No sé —le dijo a Jordán en la puerta de calle con la voz todavía baja—. Tiene una gran debilidad que no me explico. Y sin vómitos, nada… Si mañana se despierta como hoy, llámeme en seguida.
Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasábanse horas sin que se oyera el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pasos. A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, deteniéndose un instante en cada extremo a mirar a su mujer.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.
—¡Jordán! ¡Jordán! —clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia lanzó un alarido de horror.
—¡Soy yo, Alicia, soy yo!
Alicia lo miró con extravío, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó.
Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola por media hora, temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella sus ojos.
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor, mientras ellos pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio, y siguieron al comedor.
—Pst… —se encogió de hombros desalentado su médico—. Es un caso serio… Poco hay que hacer.
—¡Sólo eso me faltaba! —resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.
Alicia fue extinguiéndose en subdelirio de anemia, agravado de tarde, pero remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas oleadas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó jamás. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aun que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaban ahora en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama, y trepaban dificultosamente por la colcha.
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el sordo retumbo de los eternos pasos de Jordán.
Alicia murió, por fin. La sirvienta, cuando entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
—¡Señor! —llamó a Jordán en voz baja—. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.
Jordán se acercó rápidamente y se dobló sobre aquél. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.
—Parecen picaduras —murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.
—Levántelo a la luz —le dijo Jordán.
La sirvienta lo levantó, pero en seguida lo dejó caer y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.
—¿Qué hay? —murmuró con voz ronca.
—Pesa mucho —articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca —su trompa, mejor dicho— a las sienes de aquélla chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón sin duda había impedido al principio su desarrollo; pero desde que la joven no pudo moverse la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.[11]

Narrador
Según su conocimiento de la historia

Según su participación

Estilos presentes
(un ejemplo para cada uno)

Personajes
Nombre
Tipos
Retrato físico
Retrato psicológico
1.



2.



3.



4.



5.



Espacio
Cerrado

Abierto

Tiempo
Analepsis

Prolepsis


Texto dramático
El texto dramático se crea para ser representado; por lo tanto, aquí la importancia reside en los personajes; dado que no existe un narrador, ellos se encargan de presentar los hechos contenidos en la historia representada.
La estructura de las obras dramáticas es variable, si bien suelen dividirse en actos y éstos, a su vez, en escenas. Se distinguen básicamente dos elementos en el texto dramático: las intervenciones de los personajes y las acotaciones; las primeras pueden darse en forma de diálogo (cuando dos o más personajes se comunican) o de monólogo (cuando uno solo es el que habla); las acotaciones, por su parte, incluyen todo tipo de información útil para la representación, como nombres de personajes, escenarios, actitudes, etcétera, suelen distinguirse por cambios de tipografía.
Actividades
Del siguiente fragmento de texto dramático, subraya la participación de los personajes y tacha las acotaciones:
Jojo. Historia de un saltimbanqui
(fragmento)
Michael Ende
Pippo
Empieza a oscurecer.
Lola
Y a hacer frío. (Pippo la rodea con un brazo para darle calor.)
Wilma
(Se acerca a los otros para calentarse.)
Más vale que nos olvidemos de él.
Yussuf
Sí, seguro que ya no viene.
Bux
No me lo esperaba. Esta vez no.
Muñeco
Pues yo sí. Es una de las suyas.
Bux
Tú te callas, Ottokar.
Eli
Jojo viene. Eli está segura. Jojo es bueno.
Wilma
Con que Jojo es bueno, ¿eh? ¿Cuántas veces habremos tenido que hacer la función sin él porque desaparecía de repente? Ese pobre diablo siempre encuentra una tabernucha con entrada, pero sin salida, o al menos eso dice.
Muñeco
Hoy es imposible que pase eso.
Wilma
¿Por qué?
Muñeco
Porque hoy no hay función. Je, je, je.
Bux
Déjate de bromas, Ottokar. No estamos para tonterías.
Pippo
Tal vez no haya conseguido nada con ésos.
Estará avergonzado y no nos lo querrá decir.
Lola
(Irónica.)
Sí, a veces es muy sensible.
Yussuf
Pero que tarde tanto en volver también puede significar que todavía no lo ha dado todo por perdido. Quizá tiene alguna esperanza.
Pippo
Yo te apuesto lo que quieras a que nos ha dejado en la estacada.
Muñeco
¡Bux! ¿Has oído lo que dice?
(Suelta una risotada.)
Bux
¡Cierra el pico de una vez o te vas a la maleta![12]

Lo que has aprendido
Contesta a las siguientes preguntas:
1. ¿A partir de qué perspectivas puede ser estudiada la literatura?
2. Menciona los géneros literarios.
3. ¿Cuál es la diferencia básica entre el género lírico y el narrativo?
4. ¿En qué se basa la principal distinción entre un texto narrativo y uno dramático, si ambos implican una historia?
5. Explica qué es la metáfora; anota un ejemplo.
6. Explica por lo menos tres figuras retóricas además de la metáfora y proporciona ejemplos de cada una de ellas.
7. Elabora un mapa mental en el que expreses las diferentes tipologías del narrador.
LITERATURA DE LOS PUEBLOS DE ASIA MENOR
RECUERDA LO QUE SABES
¿A qué se refiere la expresión “Asia Menor”?
¿Dónde se ubicó Mesopotamia?
¿Qué es el Código de Hammurabi y cuál es su trascendencia?
¿Por qué la egipcia es considerada una de las antiguas civilizaciones más importantes?
Explica brevemente la historia antigua del pueblo hebreo.
Mesopotamia
La región mesopotámica (hoy Irak y Siria) era una de las mejor comunicadas de su época, gracias a la cercanía de los ríos Tigris y Éufrates; ello había impulsado a los sumerios a dedicarse al comercio, de ahí la importancia que poseían como civilización. Prácticamente los vestigios más antiguos de la escritura primaria (cuneiforme) fueron encontrados en esa zona, que data alrededor de 3000 años a. C., plasmada en tablillas de barro. De hecho, el código legal (social y administrativo) más antiguo conocido por el hombre es el emitido por Hammurabi, encontrado en ese lugar.
Pero no solamente ese código se constituye como una de las más arcaicas pruebas de la expresión escrita, sino que se le añade un limitado número de textos literarios, que básicamente giran en torno a la creación del hombre por una divinidad poderosa; en esta concepción aparecen elementos que habrían de rescatarse posteriormente por otras culturas para explicar el origen el mundo y el hombre. Los textos mencionados se encontraron en las ruinas de una biblioteca en Nínive, en el palacio de Asurbanipal.[13]
Destacan aquí tres obras: Poema de la creación, Poema de Ishtar  y Epopeya de Gilgamesh. Probablemente más antiguos que estos textos son los proverbios (literatura didáctica, con alrededor de 4000 años de antigüedad). Veamos algunos ejemplos:
«Si muere un hombre pobre, no trates de volverlo a la vida. Cuando tiene pan, le falta la sal. Cuando tiene sal, le falta el pan. Cuando tiene carne, le falta el condimento. Cuando tiene condimento, le falta la carne» […]
«En boca abierta, entran moscas» […]
«Quien tiene mucho dinero puede ser feliz. Quien tiene mucho grano puede estar contento. Pero quien nada tiene puede dormir».[14]
Seguramente has reconocido algunas ideas contemporáneas en estos proverbios, ello obedece a que “«los seres humanos tenemos un universo común, independientemente de la época», dice Juan-Luis Montero Fenollós, el único español que trabaja sobre el terreno en la antigua Mesopotamia.”[15]
Actividad
Lee nuevamente los proverbios arriba citados; relaciona cada uno de ellos con un refrán moderno.
El Poema de la creación
El Poema de la creación se compone de siete tablillas que datan del siglo VII a. C., si bien se considera que es una nueva versión de textos más antiguos, desaparecidos. Aquí el elemento principal es el agua: de la mezcla del agua salada (Tiamat) y la dulce (Apsu) se originan los demás seres, incluyendo a los dioses; el personaje principal es Marduk, que con la ayuda de los vientos vence a Tiamat y organiza el Universo; después de la victoria, forma la tierra con barro y cañas[16]; luego  amasa con su sangre el cuerpo del primer hombre, hecho a su imagen.[17] Presentamos en seguida un fragmento del Poema de la creación (tablilla IV), en el que se expresa la derrota de Tiamat:
Marchan al combate, se aproximan para la batalla.
El Señor tendió su red y la aprisionó en sus mallas,
soltó el viento malo que se encontraba a su espalda,
y ella, Tiamat, abrió la boca, la abrió tan ampliamente como le
[fue posible.
Entonces, el Señor hizo penetrar el viento malo de forma que no pudiera cerrar los labios:
Los terribles vientos llenaban su vientre.
Sobrecogióse su corazón. Su grande boca seguía abierta;
lanzó él una flecha, que penetró su vientre;
rasgó luego su interior, hendió su corazón,
redújola a la impotencia, y aniquiló su vida.
Dejó que su cadáver se desplomara, y se irguió sobre él.[18]



Comentario
Esta composición se trata de un poema épico, caracterizado por narrar las hazañas de grandes personajes; contiene detenidas descripciones; el protagonista es un ser idealizado en extremo que se enfrenta al antagonista; ocasionalmente intervienen elementos sobrenaturales o religiosos. Se propone destacar sentimientos colectivos, patrióticos y religiosos.[19]
La epopeya de Gilgamesh
Igualmente es un poema épico La epopeya de Gilgamesh, el texto literario emblemático de la literatura mesopotámica; se trata de doce tablillas que refieren la historia del legendario rey de Uruk, Gilgamesh, que emprende la búsqueda de la inmortalidad; incluye una narración del diluvio, del que sobreviven Utnapishtim y su familia gracias a un arca (como ocurrirá con el Noé bíblico). En este poema se distinguen dos etapas:
Primera etapa
1. Gilgamesh se presenta como el tirano de Uruk.
2. Los dioses envían a Enkidu para que se enfrente a Gilgamesh.
3. Enkidu, creado de arcilla y con apariencia casi animal, se vuelve humano, aunque es salvaje en su comportamiento.
4. Enkidu y Gilgamesh se enfrentan; de ahí nace una amistad.
5. Ambos héroes asumen la misión de acabar con el mal.
6. La diosa Ishtar trata de seducir a Gilgamesh, pero éste la rechaza.
7. Enfermedad y muerte de Enkidu.
Segunda etapa
1. Gilgamesh inicia una travesía en busca de la inmortalidad.
2. Encuentro de Gilgamesh con  Utnapishtim, superviviente del diluvio.
3. Gilgamesh encuentra la inmortalidad, pero luego la pierde.
4. Gilgamesh vuelve a Uruk y acepta su mortalidad; asume que la eternidad es sólo para dioses.
Comentario
La primera parte de la epopeya (centrada en el dúo Gilgamesh-Enkidu) gira en torno al contraste y la lucha permanente entre el bien y el mal, mientras que la segunda (con el protagonismo casi único de Gilgamesh) se centra en la búsqueda de la inmortalidad y del sentido de la vida humana.[20]
Presentamos un fragmento de esta obra.
Gilgamesh huye del palacio ante
la muerte de Enkidu; la gente que
lo ve lo interroga.
¿Por qué tu fuerza ha quedado en nada? ¿Por qué vas con la cara
[baja?
Tu corazón está enfermo, tus facciones son cadavéricas,
Y la melancolía te come las entrañas;
Luto y tristeza consumen tu rostro.[…]
¿Por qué no he de huir a través del campo?
Mi amigo Enkidu, mi hermano, pantera del desierto,
Mi amigo que mató leones conmigo,
Mi amigo que afrontó peligros conmigo,
Su destino lo tomó para sí;
Seis días y seis noches lo lloré,
Después, la muerte me dio miedo y huí a través del campo.
Mi amigo querido no se distingue ya del fango.
¿También yo me acostaré como él, para no levantarme más?[21]
Actividad
Revisa las figuras literarias expuestas anteriormente; señala en el fragmento previo las que localices (por lo menos cinco).
Comentario
Si bien los textos literarios mesopotámicos que han llegado a nuestros días son escasos, es posible establecer características generales:
a) Los textos literarios se dividen en dos: épicos y didácticos.
b) Los textos épicos contienen la cosmovisión mesopotámica.
c) En estos textos se hace referencia a los orígenes del universo, del mundo y del hombre.
d) Existe una estrecha relación entre los hombres y los dioses.
e) Se presentan elementos maravillosos o sobrenaturales (generalmente provocados por las divinidades).
f) El tema recurrente es la lucha entre el bien y el mal.
Egipto
Egipto se ubicó en las riberas del Nilo, en lo que hoy es el conteniente africano. La egipcia es quizá la civilización más avanzada de su época; poseía grandes conocimientos sobre la astronomía, la medicina, las matemáticas, la arquitectura, entre otros. El arte, por supuesto, no era la excepción. Así como los sumerios utilizaban tablillas de barro para plasmar su escritura cuneiforme, los egipcios empleaban papiros para registrar su escritura jeroglífica (derivada de un sistema de representación pictórica previa).
La antigua literatura egipcia arranca aproximadamente en el 2700 a. C. y se ha conservado en inscripciones y en papiros. Los textos egipcios que hoy conocemos son de muy diversa índole; los hay jurídicos, privados, científicos y, por supuesto, literarios; éstos incluyen los religiosos y los didácticos.
Es posible distinguir diversas etapas en la literatura egipcia:[22]
a) Imperio Antiguo (2300 a 2256 a. C)
Incluye las inscripciones aparecidas en el interior de las pirámides de los últimos faraones de este período; la mayoría son himnos religiosos y rituales de ofrendas religiosas. Destaca Máximas de Ptahotep, “obra conocida como el libro más viejo del mundo”,[23] integrada por aforismos y consejos; similar es Instrucción a Merikere, que proporciona información sobre la vida religiosa, política y social de aquel tiempo.
b) Primer período intermedio (2255-2035 a. C.)
Son los textos de las pirámides complementados con sortilegios nuevos, pintados en ataúdes, por lo que se les ha llamado textos de los sarcófagos. A este ciclo se atribuyen varias lamentaciones como Diálogo del misántropo con su alma, Canto del arpista.
c) Imperio Medio (2100 a 1600 a. C.)
En esta etapa se produce un auge en la literatura egipcia, los géneros más característicos de esta fase son:
1. Los textos de sarcófagos que incluían oraciones y determinados sortilegios y hechizos de carácter mágico-religioso.
2. Literatura religiosa, compuesta por himnos al faraón y a diversas divinidades.
3. Textos autobiográficos y de carácter épico, en los que se relatan determinadas hazañas de personajes históricos.
4. Textos de instrucción, escritos en nombre del faraón gobernante que narra a su sucesor determinados hechos que sucedieron en su reinado.
5. Textos satíricos, tipo al que pertenece La Sátira de los Oficios, que subraya los aspectos negativos de todas las posibles ocupaciones en contraste con la vida fácil del escriba.
6. Textos narrativos de ficción, género muy desarrollado en este período. Entre la narrativa que es compuesta durante el Imperio Medio destacan: Aventuras de Sinuhé, que cuenta la historia de un oficial de palacio que huyó a Siria a la muerte del faraón Amenemhet I convirtiéndose en un hombre rico e importante; El relato del campesino elocuente, un hombre que hacía ruegos tan floridos para que le devolvieran sus asnos robados que fue encarcelado durante un tiempo para que los funcionarios pudieran disfrutar de sus discursos; Historia del náufrago, que narra un encuentro fabuloso con una serpiente gigantesca en una isla exuberante; El viaje de Unamón (se discute su carácter histórico o ficcional) relata las peripecias del personaje en Siria, adonde es enviado para adquirir madera con la que se elaborará la barca sagrada de Amón.
d) Imperio Nuevo (1600 a 1000 a. C.)
Empieza a utilizarse el papiro, sobre todo en el caso de los textos funerarios o de sarcófago. Destaca El libro de los muertos, una amplia colección de textos funerarios de varias épocas; contiene fórmulas mágicas, himnos y oraciones que, según los antiguos egipcios, guiaban y protegían el alma (Ka) durante su viaje a la región de los muertos (Amenti). Este texto explicaba al alma cómo protegerse de los demonios que intentaban impedirle su ascenso y cómo pasar las pruebas establecidas por 42 jueces en la antesala de Osiris, dios de los muertos; también se incluye Los dos hermanos, que contiene abundantes elementos de magia y encantamientos; al mismo tiempo, se producen importantes himnos a las divinidades.
e) Último período (1000 a 300 a. C.)
Existen ejemplos de las diversas formas literarias egipcias de los siglos siguientes, dentro de la era grecorromana: incluyen nuevas composiciones religiosas, relatos históricos privados y reales, instrucciones. Se producen Las enseñanzas de Anjsesongy, una colección de máximas prácticas, y Las enseñanzas del papiro insinger, que retrata a la persona sabia como moral y piadosa. En esta fase se escribieron también historias sobre las aventuras de varios magos, textos proféticos y mágicos.
En seguida presentamos Canto del arpista, esculpido en la sala de la tumba del rey Antef; establece, primero, el dolor por la pérdida de los muertos que nunca volverán y, después, el gozo de vivir y disfrutar aún.
Canto del arpista
Ninguno de ellos regresa de donde están.
¿Quién puede decirnos su aspecto y su estado,
quién puede describirnos sus moradas,
quién puede dar consuelo a nuestros corazones
sirviéndonos de guía hacia los lugares
para donde partieron?
Consuela tu corazón,
haz que olvide estas cosas;
no te queda nada mejor que seguir
sus deseos mientras estés vivo.
Unge tu cabeza con aromados ungüentos,
ponte vestidos de seda
impregnados de perfumes preciosos,
verdaderas obras de los dioses.
Goza más de cuanto has gozado hasta ahora,
no hagas sufrir tu corazón por falta de placeres.
Piénsalo a nadie le es permitido
llevar consigo sus bienes.
Piénsalo, jamás ninguno de los que partieron
ha podido regresar.
Comentario
Considera que los temas más relevantes de esta composición tienen que ver con el inmenso contraste que existe entre la vida y la muerte. Por eso hay una exhortación del poeta para gozar lo que la vida nos ofrece, debido a que cuando estemos muertos ya no lo podremos hacer. Una dolorosa reflexión cierra el poema cuando se alude a la imposibilidad del regreso después de la muerte.
Actividad
1. Dado que se trata de un texto lírico, localiza las figuras retóricas contenidas en Canto del arpista; después, explica por qué se dice que expresa el dolor por la muerte y el gozo por la vida (de ser necesario, cita partes del texto).
2. Redacta breves comentarios sobre los siguientes temas inspirados en el fragmento anterior:
     A. La fugacidad de la vida y los placeres.
     B. El reino de la muerte y sus misterios.
     C. Lleva a cabo reflexiones personales sobre los dos temas anteriores y compártelas con tus compañeros.
3.  Busca en Internet “literatura egipcia” y escoge de la información que encuentres un pasaje —no mayor de una cuartilla— que hable de alguna manifestación de esta literatura que no esté considerada en este libro. Cópialo en tu cuaderno y coteja con tus compañeros que información han encontrado ellos.
Otro ejemplo de literatura egipcia es el siguiente himno:
Himno a Atón
Hermosamente te elevas en el horizonte del Cielo, oh Atón viviente,
Señor de la eternidad.
Resplandeces en oriente, llenas con tu belleza la tierra.
Eres hermoso, grande, brillante; te elevas sobre todos los países.
Tus rayos abarcan la tierra hasta los confines de tu creación.
Eres Ra, que sometes a todos los pueblos a través de tu hijo amado.
Estás por encima de las miradas de los hombres y no se conocen tus venidas.
Cuando reposas en occidente, sobre el horizonte.
La tierra permanece en una sombra, que semeja la de la muerte;
Duérmese bien cubierto en la recámara, sin que un ojo vea a otro ojo.
Podríanse robar sus bienes a los que están dormidos.
Sin que ellos se dieran cuenta, aunque los tenga bajo su cabeza.
El que ha hecho a los seres reposa en su horizonte.
A la aurora resplandece en el horizonte y lo ilumina todo
Durante el día expulsas a la noche, cuando derramas tus rayos.
Los Dos Países se despiertan de fiesta y se ponen en pie los hombres.
Trabaja la tierra entera; todo rebaño se siente contento con su alimento.
Está abierto todo camino, porque tú has aparecido.
Saltan los peces en el río delante de tu faz; tus rayos van hasta el fondo del mar.
¡Cuán numerosas son tus obras, misteriosas a nuestros ojos!
Dios único, a nadie semejante, tú has creado la tierras según tu corazón,
Cuanto estado solo: los hombres, los animales domésticos y los salvajes,
Todo lo que existe sobre la Tierra y camina por tus pies.
Todo lo que está en el cielo y vuela por sus alas...
Tus rayos alimentan los campos; resplandecen y viven.
Has creado las estaciones para mantener vivo todo cuanto has creado.
Has hecho el cielo lejano para allí resplandecer y contemplar lo creado…
Los seres de la tierra fórmanse bajo tu mano tú los has querido.
Tú, sólo tú eres la duración de la vida. Se vive de ti.
Resplandeces y viven, te acuestas y mueren.
Fijos están los ojos en tu hermosura hasta que te pones
Y toda labor termina cuando desapareces por occidente…
Comentario
En el texto anterior prevalecen los elementos religiosos y el lenguaje se caracteriza por ser particularmente hiperbólico. El poeta se siente dominado por la fe en ese dios.
Actividad
1. Nuevamente, localiza las figuras retóricas en el texto anterior. Ahora que lo has leído atentamente, ¿qué divinidad crees que es Atón? ¿A qué elemento pertenece? ¿En qué te basas para suponerlo? (Menciona algunas citas).
2.   Busca en el diccionario el significado de los términos: panegírico, exaltación, laudatoria, hipérbole.
3.   Redacta un canto de amor a un ideal que tú poseas, a una causa, a algo que haga que la vida sea más hermosa para ti.
Comentario
De manera general, las características de la literatura egipcia son:
a) Reflejan la profunda religiosidad de los egipcios, particularmente con la invocación o alusión a los dioses.
b) El tema de la vida y la muerte es recurrente.
c) Tienen gran importancia la idea de divinidad y la noción del Más Allá.
d) En prácticamente todos los textos literarios (independientemente de la temática central o características peculiares) suele estar presente lo sagrado.
Pueblo hebreo
El pueblo hebreo, a pesar de que no contó con gran densidad poblacional, ni con consolidados territorios durante mucho tiempo, sí posee una historia muy agitada, quizá más que otros. La literatura hebrea se desarrolló básicamente en Palestina, pero debido a la dinámica de los hebreos no puede circunscribirse únicamente a este territorio, particularmente si se considera que este pueblo se mantuvo errante durante mucho tiempo.
La literatura hebrea gira en torno a la Biblia; este término proviene del griego biblión (colección de libros). La Biblia contiene los orígenes de tres de las principales religiones del mundo: judaísmo, cristianismo e islamismo. Se compone de 72 libros, agrupados en dos partes: el Antiguo y el Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento agrupa los libros previos a la llegada de Jesucristo; contiene la historia del pueblo hebreo y su alianza con Yavé. La mayoría de los 45 libros que componen el A. T. fueron escritos en hebreo (entre los siglos XV y II a. C.), y se clasifican en:
a) Históricos. Se incluye el Pentateuco (los primeros cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), concebido como la ley (Tora) para los judíos. Agrupa también Josué, Jueces, Rut, Reyes (cuatro libros), Paralipómenos (dos libros), Esdras, Nehemías, Tobías, Judith, Ester y Macabeos (dos libros). De modo general, incluyen la relación de los hechos vividos por los hebreos (incluyendo la creación del mundo y el hombre), así como sus genealogías y leyes.
b) Proféticos. Dada la estrecha vinculación entre el pueblo hebreo y las nociones religiosas encarnadas en la espera del Mesías, resultó indispensable la existencia de los profetas, cuya misión era precisamente preparar y anunciar al pueblo la llegada de El Salvador; es una suerte de mediador entre Dios y los hombres. Suele dividirse a los profetas en dos categorías, en función de la extensión de sus vaticinios: mayores y menores. Los mayores son Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel; los menores son Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. De ellos es la autoría de los 17 libros proféticos del A. T.
c) Poéticos y sapienciales. Hasta ahora no ha podido comprenderse por completo la naturaleza del verso hebreo; sin embargo, existen ciertos libros cuya forma se acerca más a lo poético que otros: Salmos, Cantar de los cantares, Job, Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría y Eclesiástico. Tanto Job como Cantar de los cantares son considerados poemas dramáticos, cuya forma literaria posee un valor artístico importante. Sin embargo, Salmos es el libro que constituye la más alta expresión de la poesía religiosa. Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría y Eclesiástico son los libros sapienciales, con tintes didácticos y filosófico-morales.
El Nuevo Testamento se integra por 27 libros, que arrancan con la llegada de Cristo (de ahí que sean los primeros textos cristianos); fueron escritos en griego, excepto el Evangelio de Mateo (su primera versión fue en arameo); se agrupan en históricos, didácticos y uno profético.
a) Históricos. Incluye los cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) y Hechos de los apóstoles.
b) Didácticos. Agrupa 21 epístolas: dos de Pedro, tres de Juan, una de Santiago, una de Judas y catorce de Pablo; su función era propagar el cristianismo; comparten una estructura similar: saludo inicial, introducción a modo de alabanza o acción de gracias, exposición doctrinal, exhortación y saludos o recomendaciones particulares.[24]
c) Profético. Es Apocalipsis (o Revelaciones) del apóstol Juan; con forma literaria inspirada en el A.T., contiene numerosas alegorías que aluden a la segunda venida del Mesías, esta vez, para el fin de los tiempos, de ahí que ahora el término apocalíptico aluda a un género profético desligado del presente pero que hace referencia al futuro.
Carácterísticas de la literatura hebrea
De modo general, las características de la literatura hebrea son:
a) Profunda asociación del hombre con Dios.
b) Temática extensa (abarca no sólo lo religioso, sino lo histórico, lo político, lo moral, lo filosófico, lo económico, lo jurídico, etcétera).
c) Uso persistente de figuras literarias (particularmente alegorías, repeticiones, metáforas, etcétera) y parábolas.
d) Profusas descripciones, especialmente cuando se trata de ejemplificar un castigo o una recompensa (en el primer caso, el dramatismo es exacerbado).
e) Presencia escasa de diálogos; cuando los hay, son simples y directos.
f) Incidencia de elementos sobrenaturales (realizados por Dios) en hechos terrenos.
g). Periodicidad del texto que consiste en la división métrica de lo escrito en períodos, frases o cláusulas, no siempre de igual extensión, y que a su vez se subdividen en miembros o líneas poéticas, es decir, los incisos en que se divide la frase.
h) El paralelismo es el procedimiento literario que más resalta en la poesía bíblica. Consiste en la correspondencia esencial que, en cuanto a las ideas, mantienen entre sí los miembros que integran un período sintáctico. Por ejemplo:
“Líbrame de mis enemigos, ¡Dios mío!
Defiéndeme de los que se alzan contra mí.
Líbrame de los que obran la iniquidad,
Sálvame de los hombres sanguinarios.”[25] He aquí un ejemplo de paralelismo sinonímico, es decir, las ideas que se enlistan además de estar ordenadas en forma paralela, son sinónimas. Existe también el paralelismo antitético cuando las nociones trabajadas son opuestas, y sintético en donde se establece una relación o correspondencia más amplia que la de semejanza u oposición.
i). Elocución poética. La poesía hebrea se distingue de la prosa por una elocución que le es propia: pomposa, vivaz, hiperbólica en las expresiones, rebuscada y cuidadosamente trabajada en sus giros.
j). El estilo se divide en sentencioso, figurado y sublime
     Sentencioso: Tiene un carácter didáctico y se recurre a preceptos graves, concisos y rápidos que quitan toda lentitud al discurso.
     Figurado: Emplean numerosas imágenes poéticas o figuras retóricas que dan mayor belleza a la expresión de las ideas.
     Sublime: Los poetas hebreos cantan la inmensidad, la magnificencia, el poder y la sabiduría infinita de Yavé; y aunque el poeta utilice a veces imágenes muy comunes alcanza lo sublime en las ideas.
La trascendencia de la literatura hebrea no se limita a la influencia religiosa que implica; numerosos tópicos bíblicos han sido tema de otras obras literarias e, incluso, de muchas otras obras de arte.
LO QUE HAS APRENDIDO
1. En un mapa, señala con verde la región mesopotámica, con rojo la región egipcia y con amarillo el pueblo hebreo, en los momentos históricos que aquí han sido referidos.
2. Elabora un mapa conceptual en el que expreses las características de la literatura mesopotámica.
3. Realiza un cuadro sinóptico relativo a la literatura egipcia; deberá incluir por lo menos períodos y obras literarias, así como cualquier otro elemento que consideres necesario.
4. Desarrolla un esquema en el que expreses la conformación de la Biblia.
LITERATURA DEL PUEBLO ÁRABE
RECUERDA LO QUE SABES
¿Qué es el Islam?
¿Conoces algo sobre el Corán?
¿Qué región actual es considerada árabe?
Comentario
Así como la literatura hebrea tiene como figura central la Biblia, puede decirse que la literatura árabe comienza con el Corán (que significa "lectura" o "proclamación"), que reúne la predicación de Mahoma y preceptos del Islam; es el texto sagrado de los musulmanes; consta de ciento catorce capítulos.
De este texto sagrado se distingue la poesía, distribuida en dos vertientes: en una predominan los temas amorosos, con un tono generalmente ligero y desenvuelto, incluso desvergonzado; en la otra vertiente se cuidan más, tanto la forma como los temas.
Quizá el género en que más sobresalieron los árabes es en el narrativo; son abundantes los relatos breves, en ocasiones con intención moralizadora; los cuentos suelen estar relacionados con los relatos de otras culturas. La obra característica de esta época es la Manama, serie de cuentos cortos sobre un mismo protagonista; sin embargo, Las mil y una noches es el texto más conocido de este pueblo; está conformado por diversos relatos procedentes de la India, Persia, y otros países islámicos, enmarcados en una historia mayor (la de Scherezada y el rey). La trascendencia de esta obra árabe persiste hasta nuestros días, no sólo por su difusión, sino porque los relatos son conocidos individualmente, convirtiéndose muchos de ellos en clásicos infantiles.
Veamos un texto:
Las mil y una noches (fragmento 1).
Estos actos de barbarie sembraron la consternación en todo el reino y, en vez de las alabanzas y bendiciones que hasta entonces habían tributado al sultán, todos los vasallos le maldecían y le deseaban la muerte. El gran visir que, contra su voluntad, era ministro de esa cruel injusticia, tenía dos hijas. La mayor se llamaba Scherezada y Diznarda la más joven. Ésta, no menos bella que su hermana, no poseía, sin embargo, el valor superior a su sexo y el ingenio y la perspicacia de que aquélla estaba dotada. Scherezada había leído mucho y poseía una memoria prodigiosa. Había estudiado filosofía, medicina, historia y bellas artes y componía versos mucho mejor que los más célebres poetas de su tiempo. Además, su belleza era perfecta y su corazón sólo albergaba los sentimientos más nobles y generosos. El visir amaba entrañablemente a esta hija, que era, en verdad, digna de su amor.
Un día en que ambos se hallaban reunidos, Scherezada dijo al visir:
     Padre mío, quiero pediros una gracia.
     Que yo te concederé gustosísimo, si, como espero, es razonable.
     He ideado un plan —repuso la joven— para poner coto a las barbaridades que comete el sultán con las hijas de familia.
     Digna de alabanza es tu intención —contestó el visir—, pero me parece que no tiene cura lo que tú piensas reparar.
     Padre mío – replicó Scherezada-, puesto que sois vos el que cada noche habéis de procurar una nueva esposa al sultán, os ruego que le propongáis que me conceda ese honor.
     ¡Ah! —exclamó el visir, aterrado—, ¿has perdido el juicio, hija mía? ¿Cómo te atreves a hacerme semejante juego? ¿Sabes a lo que te expone tu indiscreto celo?
     Sí, padre mío  —contestó Scherezada—, sé a qué peligro me expongo. Si perezco, mi muerte será gloriosa, pero si logro llevar a cabo mi empresa, hará a mi patria un servicio inmenso.
     No, no —replicó el visir—. Es inútil que insistas, pues no puedo acceder a lo que me pides.
     Concedédmelo, padre mío, será la última gracia que os pida.
     Tu obstinación —repuso el visir— hará que me enoje. ¿Por qué te empeñas en ir al encuentro de una muerte segura? El que no prevé el fin de una empresa peligrosa, no puede realizarla como es debido. Cuidado no te suceda lo que al asno, que estaba bien y no supo contentarse con su suerte.[26]
Comentario
En el ágil relato que acabas de leer el narrador presenta a dos jóvenes mujeres, hijas del visir; una de ellas le pide que le permita ser la esposa siguiente del sultán porque ella ha ideado la forma de vencer los temores del poderoso rey. El sultán había decidido casarse cada noche con una nueva doncella a quien irremediablemente asesinaba al amanecer del nuevo día; lo hacía para vengarse de una mujer que lo había traicionado. Scherezada se encargará de contarle historias interminables y atractivas hasta el extremo de captar la atención del monarca y conseguir de él —después de mucho tiempo— su perdón y el matrimonio definitivo.
Veamos también un ejemplo de esos relatos:
Historia de Simbad, el marino
En el reinado del mismo califa de quien acabo de hablar –dijo Scherezada- vivía en Bagdad un pobre mandadero que se llamaba Himbad. Fatigado un día de gran calor con el peso de su carga, se paró en una calle estrecha donde reinaba un fresco agradable y perfumado que convidaba a tomar algunos momentos de descanso. Se sentó junto a un gran edificio, en el que se celebraba sin duda algún festín, a juzgar por los instrumentos músicos que se oían en unión de ese ruido especial que produce siempre la alegría de los convidados. Quiso el buen mandadero averiguar lo que hubiese, y dirigiéndose a uno de los criados que estaban en el pórtico le preguntó el nombre del dueño de la casa:
     ¿Es posible —exclamó el criado— que vos, vecino de Bagdad, ignoréis que vive en este palacio el célebre Simbad el marino, ese famoso viajero que ha recorrido todos los mares que alumbra el sol?

El mandadero había oído, en efecto, hablar de la opulencia del señor Simbad, y no pudo prescindir de comparar las riquezas y el bienestar de éste con la miseria a que él se veía reducido y los afanes que le costaba el mantener a su numerosa familia. Nuestro hombre, entregado a un acceso de desesperación, vio salir del palacio a un criado que le dijo:
     Seguidme. Mi amo, el señor Simbad, quiere hablaros al momento. —Y condujo al asombrado Himbad a una gran sala donde estaban varias personas alrededor de la mesa del banquete, compuesto de exquisitos manjares.
Veíase en el sitio de honor a un hombre grave, de aspecto respetable y de larga barba blanca. Era Simbad el marino, que, al notar la turbación natural del mandadero, se acercó a él, le sirvió de comer y de beber con el mayor agrado, tratándole de hermano, según la costumbre de los árabes. Concluida la comida, dijo Simbad al mandadero que había escuchado sus exclamaciones desde la ventana, y que iba a sacarle del error en que se encontraba, al creer, sin duda, que había adquirido sus riquezas sin trabajos ni penalidades de ninguna especie.
     Sí, señores —continuó Simbad dirigiéndose a los convidados, después que el pobre mandadero murmurase algunas palabras de excusa—, he sufrido mucho durante una larga serie de años, y los peligros de mis aventuras en los siete viajes que he hecho exceden a cuanto pueda concebir la imaginación. Voy a relataros mi historia para que sirva de recreo y de enseñanza al hermano Himbad, que hace poco se lamentaba de su triste suerte.[27]
Actividades
1.   Lectura complementaria. Lee con atención en Las mil y una noches el relato de por lo menos dos de los siete viajes que lleva a cabo Simbad, el marino.
2.   Redacta un resumen en una cuartilla de uno de esos viajes.
3.   Comenta por escrito uno de esos viajes observando en él los personajes que participan y los elementos fantasiosos a los cuales el narrador recurre.
Características de la literatura árabe
La literatura árabe se caracteriza por:
a) Tres formas literarias: la sagrada, la narración y la poesía.
b) En la narración sobresalen los cuentos o relatos breves.
c) En estos relatos, existe un lenguaje ceremonioso que refiere las costumbres de la época.
d) La intervención de seres fantásticos (como genios o hechiceros) es recurrente.
e) La temática suele versar sobre la debilidad humana y el castigo que ello amerita.
f) Con frecuencia está presente la divinidad, por lo menos en la invocación de algún personaje.
LO QUE HAS APRENDIDO
Explica cómo está estructurado el texto Las mil y una noches; utiliza dibujos.
Elabora un mapa conceptual en el que plasmes algunas características de la literatura árabe.
LITERATURA CHINA
RECUERDA LO QUE SABES
Panorama cultural



Literatura







LO QUE HAS APRENDIDO

LITERATURA HINDÚ
RECUERDA LO QUE SABES
Panorama cultural



Literatura
Las más antiguas manifestaciones escritas en alguna lengua de la India son las compuestas en sánscrita; si bien existieron textos en otras lenguas, éstos no se pusieron por escrito sino hasta nuestra era.
En la literatura sánscrita se establecen dos períodos:
a) Período védico (1500-200 a. C.)
Predomina el contenido religioso; aglutina algunas de las obras que sientan las bases del hinduismo, entre las que destacan los Libros védicos, formado por cuatro libros de sentencias e himnos religiosos compuestos a lo largo de varios siglos: el Sama-Veda o Veda de las melodías (destinadas a ser cantadas), el Rig-Veda (de donde se toman las estrofas del libro predio), el Yajur-Veda o Veda de las fórmulas de los sacrificios (con dos versiones: texto “blanco”, que contiene las fórmulas, y texto “negro”, que incluye fórmulas y los respectivos comentarios en prosa), y el Atharva Veda, que incluye textos heterogéneos, con el predominio de plegarias mágicas.
Alrededor de estos libros surgen otras obras que se encargan de interpretarlos o explicarlos; por ejemplo los Brahmanas contienen descripciones de ritos, explicaciones lingüísticas, desarrollo de la tradición y especulaciones filosóficas; los Upanishads contienen la filosofía hindú.
b) Período sánscrito clásico (200 a. C. a 1100 d. C.)
Las obras de este período, en contraste al védico, son de contenido esencialmente profano y pueden agruparse en tres géneros principales:
1. La epopeya. A este género pertenecen dos de los principales textos de la literatura sánscrita: Mahabharata (poema narrativo compuesto en torno al 300 a. C., cuya autoría se atribuye a Vasa; relata la lucha entre dos ramas —príncipes— de una misma familia por el control de un reino) y Ramayana (poema que comenzó a componerse, probablemente, durante el siglo III a. C.; atribuido a Valmiki, narra las peripecias del príncipe Rama y su familia).
2. El cuento. Abundan colecciones de relatos de temática y estructura variada; algunos adoptan forma de fábula, otros de cuentos de hadas y otros tienen un tono más realista, pero todas las colecciones cuentan con un hilo conductor que unifica las distintas historias; la más influyente de estas colecciones es el Panchatantra (setenta fábulas ordenadas en torno a cinco temas: la separación de los amigos, la forma de entablar amistades, la batalla entre cuervos y búhos, la pérdida de lo que se ha ido adquiriendo y los actos realizados sin reflexionar; el hilo conductor es la educación de un joven príncipe).

FRAGMENTOS RAMAYANA-MAHABARATA Y ANÁLISIS
EL RAMAYANA

El Ramayana es el más antiguo e importante poema épico de la literatura hindú. Narra las hazañas de Rama, que es la encarnación del dios Vishnú. Escrito originalmente en sánscrito, y atribuido a Valmiki, nos presenta lo divino y lo humano entremezclado en una colorida descripción de héroes, semidioses, gigantes y animales alucinantes. Además de resultar una aventura, aporta elementos que ayudan a comprender la sensualidad, el misticismo y la emotividad de la sensibilidad hindú, pueblo sobre el cual ha tenido gran ingerencia y en cuya moral y costumbres ha influido considerablemente. (Valmiki;--:7)

RAMAYANA

Era una vasta y extensa comarca: alegre, abundante en trigo y rebaños, junto a la orilla del Sarayu, llamado también Kasala. Había allí una ciudad, célebre en todo el universo, llamada Ayodya y fundada por Manú, el jefe del género humano.
Cuidad bella y feliz, inexpugnable, provista de puertas bien distribuidas, con calles grandes, amplias, entre las cuales se destaca la calle Real, donde el rocío del agua destruía las volutas de polvo. Numerosos mercaderes frecuentaban sus bazares y numerosos joyeros adornaban los escaparates. Casas enormes cubrían su superficie, embellecida por sotos y jardines públicos. Fosos profundos e infranqueables la circundaban. Arcos ornamentales coronaban sus puertas, constantemente vigiladas por los arqueros.

Un rey magnánimo, Dasarata, que añadía victoria tras victoria al imperio, gobernaba por aquel tiempo la ciudad, como Amaravatila de los Inmortales.
Este monarca, bien instruido en la justicia y para quien la justicia era el fin supremo, carecía de un hijo que prolongase su descendencia, y su corazón se consumía de dolor. Un día que pensaba en su desgracia ocurriósele: “¿Quién me impide celebrar un asvameda para impetrar un hijo?”
Así, fue a buscar a Vasista,y después de ofrecerle un homenaje de salutación, le dirigió estas palabras:
-Es preciso celebrar inmediatamente un sacrificio a manera de los que ordena el Sastra, tan cuidadosamente que ninguno de los genios malos destructores pueda impedirlo. Exijo de ti este sacrificio.
-Haré- dijo el virtuoso- cuanto Tu Majestad desee.
Vasista hizo llamar a Sumatra, el ministro, y le dijo:
-Invita a los reyes de la tierra fieles a la justicia.
Transcurridos algunos días y sus noches, llegaron en gran número los reyes llamados por Dasarata, a quienes éste había enviado regios regalos. Entonces Vasista, con el alma henchida de satisfacción, se presentó ante el monarca y se expresó así:
-Han venido, ¡oh ilustre entre los ilustres!, todos los reyes, conforme a tus deseos. Los he recibido y honrado a todos dignamente.
El rey encantado por estas palabras, dijo:
-Que se celebre hoy mismo el sacrificio, íntegramente, en todas sus partes, con todos los ofrecimientos.
Los sacerdotes, consumados maestros en la ciencia de interpretar las Santas Escrituras, dieron de inmediato inicio a la primera de las ceremonias, la ascensión del fuego, según los ritos del sutra del Kalpa. Las reglas de la expiación también fueron observadas escrupulosamente, y se hicieron todas aquellas libaciones exigidas por las circunstancias.
Kaosalya, una de las esposas de Dasarata, describió un pradaksina alrededor del caballo a ser sacrificado, le adoró con unción, derramó sobre él perfumes, guirnaldas y flores. Después, la casta esposa, en compañía del advaryu, tocó a la víctima, y pasó la noche con ella, para obtener el hijo objeto de sus deseos.
Inmediatamente, el rituidje, después de degollar a la víctima y sacarle el tuétano de los huesos, conforme a las reglas sagradas, lo esparció y derramo sobre el fuego, invitando al sacrificio a cada uno de los Inmortales, con la fórmula acostumbrada en las oraciones. Entonces, movido por el deseo inmenso de obtener progenie, el rey Dasarata, unido en este acto fiel a su esposa, respiró el humo de los tuétanos que el brasero consumía sobre el altar. Los oficiantes cortaron en pedazos los miembros del caballo y ofrecieron en el mismo fuego a los habitantes de los cielos la parte que les asigna el ritual. (Valmiki;--:9 y 10).
FRAGMENTO DEL MAHABARATHA
Algunos autores opinan que el Mahabrata no es propiamente un poema, sino toda una literatura, ya que es tan vasto, que semeja, más bien, un muestrario de la poesía bárdica; y que, a pesar de que se atribuye a Viasa, sabio mítico, no es obra de un solo poeta, sino que tardó varios siglos en formarse e ir engrosando por medio de digresiones y temas tangentes.

El núcleo de la historia parece haber sido favorable originalmente a la familia de los koravas. Sin embargo, sufrió paulatinamente un giro inverso, hasta que se logró que la narración siguiera un curso favorable a los pandavas.

El poema presenta, además de las secciones rimadas sin unidad métrica, largos fragmentos en prosa, muchos de los cuales datan del siglo V a. de C. Aconteció que, desde ese siglo, se difundió un tipo de literatura narrativa que dio por resultado el surgimiento de las dos grandes epopeyas tradicionales, el Mahabarata y el Ramayana. El más extenso es el que ahora nos ocupa, ya que consta de unos 215 mil versos. Es decir, que es unas ocho veces más extenso que la Ilíada y la Odisea juntas.(p.65)

EPISODIO DE NALA
  Y DAMAYANTI
  (VANA-PARVA)

Hubo entre los Nishadenos un rey
vigoroso, Nala, hijo de Virasena. Era
gallardo, reunía las cualidades que
más se desean, y era hábil para ma-
nejar caballos: era un héroe piadoso
que sabía el Veda; era verídico, fuer-
te, y mandaba un numeroso ejército;
era simpático para los hombres y pa-
ra las mujeres; era generoso; como
valiente guerrero, manejaba perfec-
tamente el arco y parecía que era el
mismo Manú, hecho visible en la
Tierra; pero… era aficionado al
juego de dados. (p.76)



LAS ABEJAS

  Un príncipe, después de haber cazado en pleno sol toda una mañana, fue a descansar a un bosque. Allí vio un enjambre de abejas dedicadas al trabajo.
  Quedó sorprendido de la industria maravillosa de aquellos insectos: sus movimientos y la aplicación con que trabajaban, le produjeron una admiración tan grande, que le inspiraron el deseo de preguntar a su ministro cuál era el propósito que había movido a aquellos seres alados a reunirse alrededor de un árbol, y a quién pertenecía aquel ejército numeroso.
  El ministro respondió: Señor, esos animales, a pesar de su pequeñez, son muy útiles por el provecho que puede obtenerse de su trabajo admirable: son moscas de miel y no hacen daño a nadie. Su naturaleza es notable y parecen animados del espíritu de Dios y dedicados a cumplir su voluntad. Tienen un rey que se llama Jasub, más corpulento que ellas: bajo las órdenes de éste, tiemblan como una hoja de sauce, y caen delante de él como las hojas secas en otoño al soplo impetuoso del aquilón.
  Ese rey tiene un consejero, varios ujieres, lugartenientes, porteros y guardias. Sus favoritos y sus súbditos están dotados de un espíritu maravilloso: ellos mismos construyen el palacio del rey, con tanto arte, que sorprendería a Singar, si éste viese un edificio tan admirable hecho por un pueblo de insectos.
  Cuando está terminado el palacio, el rey recibe de las moscas de miel un juramento, por el cual se comprometen a no posarse nunca en ninguna basura. De las rosas, de los jacintos, de la albahaca, extraen jugos delicados, de los cuales, en su estómago, se forma una substancia admirable, que conocemos con el nombre de miel y que sirve para componer una bebida muy útil para la salud.
  Cuando las abejas regresan de hacer su recolección, los porteros las examinan para comprobar con cuidado si vienen o no limpias. Si observan que estan manchadas de basura, las matan en el acto con su aguijón. Cuando, por negligencia, dejan pasar algunas impuras, el rey en persona lo averigua, y , después de ordenar que se le presenten los culpables y los porteros, condena a muerte a estos últimos y en seguida a las abejas, por haber contravenido la disciplina del Estado.
  Las historias cuentan que, imitando a las abejas, el famoso emperador Gemschid fue el primero que estableció porteros, ujieres y guardias en su cámara, y oficiales en su palacio, y que después de él, los demás reyes supieron llevar a la perfección el buen orden que actualmente se observa en sus respectivas cortes y en sus ejércitos.
  El príncipe preguntó a su ministro : Me sorprende que las abejas, aunque salvajes, no tengan animosidad las unas contra las otras, que no se sirvan de su aguijón más que para tomar su alimento, y que muestren tanta dulzura…
   El ministro volvió a hacer uso de la palabra: Esos animales, señor, no se gobiernan más que por un común instinto: pero no sucede así con los hombres, ya que cada uno de éstos tiene diferente condición natural. Como el hombre se compone de alma y de cuerpo, que son cosas muy desemejantes, porque la una es sutil y la otra grosera, la una representa la luz y la otra las tinieblas, constituye un ser elevado y al mismo tiempo un ser vil y bajo, y cada uno de estos seres quiere sobreponerse al otro: de ahí surgen las diferencias que entre ellos se observan. Por ese motivo se entregan a la codicia, a la envidia, al odio, a las crueldades, a las imposturas y a todas las pasiones desordenadas. (pp.159y160)




























Varios autores. La India Literaria. Porrúa. México, 1992.
                                      






LO QUE HAS APRENDIDO



PARA RECAPITULAR





[1] Guías visuales océano. Mamíferos, Barcelona, Océano, 2004, p. 240.
[2] Diccionario de la lengua española, 22a ed., Madrid, Espasa, 2001, p. 871.
[3] Juan José Arreola. Bestiario, México, Planeta/CONACULTA, 2002, col. Ronda de clásicos mexicanos, p. 30.
[4] Por ejemplo, Franz Kafka escribió a su padre varias cartas que nunca pensó enviar (era sólo un medio para expresar sus pensamientos y emociones) y que, incluso, pidió a un amigo que las destruyera al morir el escritor. Afortunadamente, ese amigo no cumplió con la petición de Kafka y hoy contamos con esas epístolas reunidas en Carta al padre.
[5] Cfr. Kurt Spang. Géneros literarios, Madrid, Síntesis, 1993, col. Teoría de la literatura y literatura comparada No. 14.
[6] Cfr. María Moliner. Diccionario de uso del español, tomo I, 2ª ed., Madrid, Gredos, 2002, p.1301.
[7] Pablo Neruda. “Soneto iii”, en Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Cien sonetos de amor, Barcelona, Altaya, 1995, col. Biblioteca de premios Nobel No. 2, p. 117.
[8] Villiers de L’Isle-Adam. “El convidado de las últimas fiestas”, en Cuentos crueles, trad. Manuel Granell, Madrid, Espasa, 2003, col. Grandes clásicos universales, pp. 100-101.
[9] Carlos Fuentes. Gringo viejo, Barcelona, RBA, 1993, col. Narrativa actual No. 8, p. 45.
[10] Isak Dinesen. Memorias de África, trad. Barbara McShane y Javier Alfaya, Barcelona, RBA, 1993, col. Narrativa actual No. 11, p. 43.
[11] Horacio Quiroga. “El almohadón de plumas”, en Cuentos de amor, de locura y de muerte, México, EMU, 1995, pp. 62-65.
[12] Michael Ende. Jojo. Historia de un saltimbanqu, trad. Analis Gruber y flora Casas, 3ª ed., Barcelona, Plaza & Janés, 1998, pp. 11-12.
[13] Francisco Montes de Oca. Literatura universal, 29 ed., México, Porrúa, 1990, p. 13.
[14] José Luis Santos Fernández (ed.) Terrae Antiqvae Revista de Arqueología e Historia Antigua online [en línea], SMO Sistemas, España, 2005 <http://terraeantiqvae.blogia.com> [Consultada el 16 de diciembre de 2005].
[15] Idem.
[16] Ello alude a la caracterización de la región: islotes en medio de pantanos, cubiertos de cañaverales.
[17] Félix Guirand (dir.) Mitología general, trad. Pedro Pericay, Barcelona, Labor, 1965, pp. 62-63.
[18] Félix Guirand.  Op cit., pp. 64-65.
[19] Francisco Montes de Oca, Teoría y técnica de la literatura, 8ª ed., México, Porrúa, 1983, p.148.
[20] José María González-Serna Sánchez. “Literaturas mesopotámicas”, en Aula de letras [en  línea] <http://www.auladeletras.net/> [Consultado el 17 de diciembre de 2005].
[21] “Epopeya de Gilgamesh” (fragmento), en Félix Guirand. Op. cit., p. 90.
[22] José María González-Serna Sánchez. “Literatura egipcia”, en Aula de letras [en  línea] <http://www.auladeletras.net/> [Consultado el 17 de diciembre de 2005].
[23] Francisco Montes de Oca. Literatura universal, p. 12.
[24] Hontanar. Biblia y épocas literarias, Montevideo, Mosca Hnos., 1961, pp. 7—30.
[25] Biblia. Madrid / Navarra, San Pablo / Editorial Verbo Divino, 1999, Antiguo Testamento, Salmo 59, p. 1245.
[26] Anónimo. Las mil y una noches, trad. de editorial Ramón Sopena, Madrid, Óptima, 2003, p. 13.
[27] Ibidem, p. 100-101.I
Literatura en el mundo antiguo
INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA
Recuerda lo que sabes
¿Cómo reconoces una obra literaria?
¿Cualquier texto que encuentres en una biblioteca es una obra literaria?
¿Recuerdas alguna clasificación de las obras literarias por su forma?
¿Qué es literatura?
Lee atentamente los siguientes textos:
Texto 1.
Los más corpulentos de todos los animales terrestres son los elefantes, pertenecientes al orden proboscídeos, así llamados por su nariz prolongada en una larga trompa o probóscide muscular, flexible y prensil, en cuyo extremo se abren los orificios nasales. Sus extremidades poseen cinco dedos, sostenidos por una especie de almohadilla elástica común; las pezuñas son anchas y planas. La piel está casi desnuda y desprovista de glándulas sebáceas, razón por la cual el baño periódico constituye una necesidad a la vez que un placer.
El nombre de colmillos que suele darse a las defensas de los elefantes no es muy apropiado, porque carecen de caninos; son en realidad incisivos, de los cuales tienen sólo un par en la mandíbula superior. Las enormes defensas carecen de raíz, crecen continuamente y están compuestas de dentina, o marfil, ya que el esmalte, que sólo existe en la punta, se desgasta con rapidez y desaparece.[1]
Texto 2.
Elefante. […] Mamífero del orden de los Proboscidios, el mayor de los animales terrestres que viven ahora, pues llega a tres metros de alto y cinco de largo. Tiene el cuerpo de color ceniciento oscuro, la cabeza pequeña, los ojos chicos, las orejas grandes y colgantes, la nariz y el labio superior unidos y muy prolongados en forma de trompa, que extiende y recoge a su arbitrio y le sirve de mano. Carece de caninos y tiene dos dientes incisivos, vulgarmente llamados colmillos, macizos y muy grandes.[2]
Texto 3.
El elefante (fragmento)[3]
Viene desde el fondo de las edades y es el último modelo terrestre de maquinaria pesada, envuelto en su funda de lona. Parece colosal, porque está construido con puras células vivientes y dotado de inteligencia y memoria. Dentro de la acumulación material de su cuerpo, los cinco sentidos funcionan como aparatos de precisión y nada se les escapa. Aunque de pura vejez hereditaria son ahora calvos de nacimiento, la congelación siberiana nos ha devuelto algunos ejemplares lanudos. ¿Cuántos años hace que los elefantes perdieron el pelo? En vez de calcular, vámonos todos al circo y juguemos a ser los nietos del elefante, ese abuelo pueril que ahora se bambolea al compás de una polka…
No. Mejor hablemos del marfil. Esa noble sustancia, dura y uniforme, que los paquidermos empujan secretamente con todo el peso de su cuerpo, como una material expresión de pensamiento. El marfil, que sale de la cabeza y que desarrolla en el vacío dos curvas y despejadas estalactitas. En ellas, la paciente fantasía de los chinos ha labrado todos los sueños formales del elefante.
Comentario
Como te habrás dado cuenta, cada uno de estos textos hace referencia al elefante, sin embargo, la manera en que se habla de él es diferente en cada caso. En el 1, se proporciona una descripción de este animal a partir de características anatómicas; en el texto 2, de manera similar, se define al elefante en función de su físico; ambos pasajes (1 y 2) resultan similares; sin embargo, existen importantes diferencias entre ellos y el tercero. Este último alude a diversas características del elefante, pero emplea un estilo que difiere en mucho a los anteriores: por ejemplo, para indicar la antigüedad de la especie dice “viene desde el fondo de las edades.” El texto 3 es literario, los otros dos no lo son.
Actividades
Lee nuevamente los textos anteriores; detecta con qué palabras presenta cada uno de ellos ciertas características del elefante y transcríbelas en el siguiente cuadro:
Característica
Texto 1
Texto 2
Texto 3
Tamaño



Piel



Colmillos



Marfil




Con el ejercicio previo te has percatado de que la utilización del lenguaje en un texto literario es diferente a otros, como los escritos técnicos; el contenido de los textos anteriores es el mismo (descripción de un elefante), pero la forma en que se manifiesta cambia. En literatura, entonces, la diferencia del texto radica en la forma.
Has conocido ya qué es y qué no es literatura a través de la forma del lenguaje; ahora, se trata de definirla.
Quizá en alguna ocasión habrás escuchado este término aplicado al conjunto de textos propios de una disciplina o una ciencia (por ejemplo, “literatura jurídica”); algunas personas suelen considerar literatura todo material impreso de cierto número de hojas, de tal forma que aquí engloban cualquier libro, independientemente de su temática, la forma de utilización del lenguaje o, lo que es más, su calidad. En ninguno de los casos anteriores se trata de literatura.
La literatura se concibe como una de las bellas artes, junto con la danza, la música, la escultura, la pintura, la arquitectura y, recientemente incluido, el cine. Su materia prima es el lenguaje, a través del cual encuentran expresión las ideas del artista, manifiestas en la obra literaria.
Si bien el autor de un texto de esta naturaleza no siempre tiene en mente un lector[4] (es decir, un receptor de su creación), la obra literaria no se realiza plenamente si no existe alguien que la lea, alguien que reciba el efecto estético que transmite.
Definir literatura no es un trabajo fácil, y ha sido tarea de numerosos pensadores y estudiosos desde los tiempos de Aristóteles; por supuesto, aquí no te brindaremos una definición contundente, sólo dejamos establecida una aproximación que tú, según tu experiencia y los conocimientos que vayas adquiriendo, podrás complementar y enriquecer.
Literatura, por lo tanto, es el arte de la expresión mediante la utilización del lenguaje, con el objetivo de provocar un efecto estético en el lector.
La literatura surge como producto de una necesidad humana por expresar sus emociones, sus ideas, su forma de ver el mundo; por ello, se trata de un arte ligado intrínsecamente con el hombre.

LO QUE HAS APRENDIDO
En seguida se presentan algunas oraciones que implican lectura; señala con una L si consideras que alude a un hecho literario, de lo contrario anota NL.
a. Fui a la biblioteca a consultar una enciclopedia.       (  )
b. Debo leer Gringo viejo, de Carlos Fuentes.              (  )
c. “Beso: Acción y efecto de besar”                        (  )
d. Mi maestro comentó que era necesario estudiar toda la literatura referente a este problema químico.                                     (  )
e. Leí Las mil y una noches el mes pasado.                 (  )
f. “¿Qué es, señora, un beso? Un juramento hecho de cerca; un subrayado de color de rosa que al verbo amar añaden…”                            (  )
g. “Hijo: tuve que salir. Dejé tu comida en la mesa. Cuídate. Mamá.”     (  )
Ahora, deberás registrar tu propio concepto de literatura; por supuesto, debes basarte en lo comentado con antelación.
Formas de clasificación de la literatura
A lo largo de la historia, en distintos pueblos y en diferentes momentos se ha estudiado la obra literaria, también a partir de diversas perspectivas. Se habla, entonces, de “literatura medieval” o “literatura romántica” para hacer referencia a un conjunto de obras de una época determinada, o de “literatura inglesa” para aludir a los textos literarios producidos en una nación, independientemente de la época. Estas categorizaciones de la literatura tienen un enfoque historicista.
Existe otra forma de clasificar obras literarias: a través de su estructura, de tal modo que se crean los géneros literarios. Aun en este ámbito no existe universalidad sobre el establecimiento de géneros y sus características. Para este curso, no profundizaremos demasiado, así que únicamente referiremos la existencia de cuatro géneros básicos: lírico, narrativo y dramático.[5] El siguiente cuadro explica brevemente en qué consiste cada uno de ellos:

Género
Características
Ejemplos
Lírico
No contiene una historia, se presenta de forma breve, generalmente en verso, con ritmo, profundiza sobre un solo tema y la importancia de la forma es mayor que en los otros dos géneros (de ahí la trascendencia de las figuras retóricas que suele contener).
Érase un hombre a una nariz pegado;
éase una nariz superlativa;
érase una nariz sayón y escriba;
érase un pez espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado;
érase una alquitara pensativa;
érase un elefante boca arriba;
era Ovidio Nasón más naridado.

(Francisco de Quevedo, A una nariz, fragmento)
Narrativo
Comprende una historia contada por alguien, por lo tanto, implica la existencia de un narrador; se distinguen, básicamente, el cuento (narración corta) y la novela (narración extensa).
La Serenísima Reina de Irlanda había muerto de parto, y el infante fue entregado a una nodriza de casa de una mujer que vivía en una cabaña junto a la orilla del bosque. Una noche esta mujer estaba sentada meciendo la cuna y ensimismada en la contemplación de la belleza del niño… (W. B. Yeats, La rosa secreta)
Dramático
Involucra una historia y su representación, por lo tanto, no existe un narrador; es un texto hecho para ser representado, y ello se refleja en su estructura con el dominio del diálogo.
Ulises. ¿Qué estás haciendo, Atena? No, no le llames, que no salga.
Atena. Silencio, ¿o es que no sabes contenerte y vas a acarrear con una fama de cobardía?
Ulises. No, por los dioses, pero que quede dentro: ya hay bastante.
Atena. ¿Por qué? Pero, ¿qué temes? Él, antes, ¿no era un hombre?
(Sófocles, Áyax)

Cada uno de estos géneros posee características propias; no siempre son identificables a primera vista, puesto que determinadas obras literarias contienen rasgos que pertenecen a uno y otro. Al mismo tiempo, cada uno cuenta con recursos propios de análisis; a continuación se presentan sólo algunos de ellos.
Texto lírico
El texto lírico generalmente se expresa en verso; cada uno de éstos está conformado por sílabas; a su vez, los versos se agrupan en estrofas. Cuando se trata de un poema con estructura clásica, las estrofas son fácilmente identificables, pero en poemas contemporáneos en ocasiones ni siquiera está presente el verso. El seccionamiento de éste en sílabas suele obedecer al ritmo que ofrece.
La característica relevante del texto lírico consiste en la utilización del lenguaje figurado, es decir, aquel que emplea formas que lo alejan del modo directo y cotidiano de expresión; para ello, suele recurrirse a las figuras literarias; básicamente, éstas se agrupan en figuras de pensamiento, figuras de lenguaje y tropos; referimos aquí solamente algunas.[6]
1. Figuras de pensamiento.
a) Antítesis: Implica contraste entre términos o expresiones.
Ve, suspiro caliente, al pecho frío
de aquella viva piedra por quien muero.
(Luis Barahona de Soto, “Ve, suspiro caliente”)
b) Apóstrofe: vocativo o invocación dirigido a alguien.
—Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
(García Lorca, “Muerte de Antoñito el Camborio”)
c) Eufemismo: Expresión que sustituye a una que no desea decirse; en ocasiones ello obedece a que resulta violenta, desagradable o prohibida.
Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.
(San Juan de la Cruz, Cántico espiritual)
d) Hipérbole: Implica una exageración; expresa una idea que traspasa lo verosímil.
Sobre el corazón la mano
me he puesto, porque no suene
su latido, y de la noche
turbe la calma solemne.
(Bécquer, Rima xxvii)
e) Oxímoron: Unión de dos palabras de significado opuesto para crear uno nuevo.
Dulce soñar y dulce congojarme,
Cuando estaba soñando que soñaba…
(Juan Boscán)
f) Personificación: Atribución de cualidades humanas a cosas inanimadas o abstractas.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría…
(García Lorca, “Preciosa y el aire”)
g) Prosopopeya: Similar a la personificación, consiste en atribuir discurso a entidades no humanas.
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron
(Bécquer, Rima lxxiii)
2. Figuras de lenguaje.
a) Aliteración: Repetición de un sonido a fin de intensificar la idea expresada.
Y al cuello el lazo atado
con que desenlazó de la cadena
el corazón cuitado
(Garcilaso de la Vega, “A la flor de Gnido”)
b) Anáfora: Repetición de una o varias palabras al inicio de una oración, verso o periodo sintáctico para destacar cierta idea.
¿Cómo eres rey sin estado?
¿Cómo Dios y estás desnudo?
¿Cómo elocuente, si mudo?
¿Cómo cobarde, si osado?
(Tirso de Molina, “Chispas”)
c) Onomatopeya: Imitación del sonido de algo con el vocablo creado para aludirlo.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
(García Lorca, “Preciosa y el aire”)
3. Tropos.
a) Alegoría: Representación de elementos abstractos mediante objetos concretos.
Me sentí de un ardiente
deseo llena el alma:
¡como atrae un abismo, aquel misterio
hacia sí me arrastraba!
(Bécquer, Rima lxxiv)
b) Comparación: Relación entre elementos a través de nexos.
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
(Neruda, Poema 16 de Veinte poemas de amor y una canción desesperada)
c) Metáfora: Comparación carente de nexos; traslado de sentidos.
El rubí de tu boca me rindiera (Francisco Medrano, “El rubí de tu boca”)
d) Sinestesia: Vinculación de uno o más registros sensoriales con un sentido que no les corresponde.
Cobre amarillo su carne,
huele a caballo y a sombra.
(García Lorca, “Romance de la pena negra”)
Actividades
Lee el siguiente poema; localiza todas las figuras literarias que te sea posible, señalando cada una.
Áspero amor, violeta coronada de espinas,
matorral entre tantas pasiones erizado,
lanza de dolores, corola de la cólera,
por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma?
Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
de pronto, entre las hojas frías de mi camino?
Quién te enseñó los pasos que hasta mí te llevaron?
Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi morada.
Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,
el alba llenó todas las copas con su vino
y el sol estableció su presencia celeste,
mientras que el cruel me cercaba sin tregua
hasta que lacerándome con espadas y espinas
abrió en mi corazón un camino quemante.[7]
Texto narrativo
El texto narrativo implica una historia que se cuenta; ese relato es realizado por una entidad distinta al autor: por el narrador. Otros elementos importantes son los personajes, el tiempo y el espacio.
El narrador
El narrador ha sido objeto de diferentes estudios que han arrojado tipologías que dependen de la persona que narra, su participación en lo narrado y cómo refiere la enunciación de los personajes.
Si se considera que el narrador es un mediador que expresa los hechos relatados, se tienen que establecer tres relaciones diferentes con los personajes, según su conocimiento de la historia:
a) Narrador omnisciente: sabe más que los personajes, incluso percibe lo que éstos piensan y sienten, posee el conocimiento de lo que ha pasado antes de lo narrado y lo que pasará después.
b) Narrador equisciente: sabe lo mismo que los personajes, sea o no uno de ellos, por lo tanto, no tiene posibilidad de conocer qué piensan otros ni puede predecir lo que ocurrirá o expresar lo que desconoce.
c) Narrador deficiente: sabe menos que los personajes, así que va enterándose de los hechos cuando van ocurriendo, desconoce la conciencia de cualquier personaje.
En lo que se refiere a la participación del narrador, debe considerarse que existen dos maneras en que se presenta la historia: si es una sola o si engloba otra (u otras) dentro de ella. Cuando el narrador pertenece a una historia sin dependientes, es decir, cuando no incluye otras, puede ser:
a) Heterodiegético: no participa en la historia. Ejemplo: La Ilíada de Homero en donde el narrador no forma parte de la historia que narra.
b) Homodiegético: interviene en lo relatado; por lo tanto, es un personaje. Ejemplo: En numerosos cuentos de Jorge Luis Borges se observa la presencia del narrador que adopta la condición y características de un personaje.
c) Autodiegético: no sólo interviene en la diégesis, sino que lo contado es su propia historia, en consecuencia, es el protagonista de lo que narra. Ejemplo: Lazarillo de Tormes de autor anónimo en donde el personaje cuenta en primera persona su vida.
En los casos en que se trata de una historia que incluye otras o que se circunscribe dentro de alguna, el narrador puede ser:
a) Extradiegético: corresponde al relato principal, es decir, al que enmarca otras diéresis.
b) Intradiegético: pertenece a una historia incluida en otra.
En la novela Abel Sánchez del escritor español Miguel de Unamuno, el narrador extradiegético abre —con el subtítulo tanto como con el fragmento al “Prólogo a la segunda edición”— y cierra —“¡Queda escrito!— la novela; la subtitula, cede paso después al escritor  —en el prólogo—, y constantemente intercala su relato con el de Joaquín Monegro —personaje de la novela—, este último de nivel intradiegético.
Estilo directo e indirecto
En lo que respecta a la manera en que el narrador manifiesta el discurso de los personajes, existen el estilo directo, el indirecto y el indirecto libre.
El estilo directo implica que el narrador reproduzca las palabras de los personajes como fueron emitidas; para ello recurre a la utilización de marcas como las comillas o el guión largo:
Llamamos. José apareció. Mientras terminábamos con él, la escocesa murmuró tranquilamente junto a Antonia:
—¿No tienes nada que decir a José, pequeña?
—Ciertamente —respondió la bonita y pálida criatura—. Me has adivinado.[8]
El narrador utiliza el estilo indirecto cuando da a conocer que el personaje se ha expresado, pero sin reproducir exactamente sus palabras: “untó otro pensamiento sobre éste, como mantequilla sobre pan tostado: ¿se había mirado Harriet Winslow en los espejos al entrar aquí?…”[9]
Finalmente, el estilo indirecto libre significa que el narrador deje asentado que el personaje realizó un acto de habla, aunque no expresa lo dicho: “Había contado alguno de aquellos cuentos a un amigo cuando venía a visitar la granja.”[10]
Los personajes
El narrador relata acciones que, evidentemente, son realizadas por alguien: los personajes. La clasificación de éstos depende de tres factores: su importancia para la historia, su postura en ella y su composición.
En cuanto a la importancia del personaje para la historia, éste puede ser principal, secundario u ocasional. El principal es aquél en torno al cual giran los hechos narrados; su presencia resulta imprescindible. El personaje secundario posee importancia sólo en función del principal, puede aparecer o desaparecer en cualquier momento de la narración. Finalmente, el personaje ocasional (llamado también incidental) surge de manera esporádica en la narración, generalmente para cumplir una función específica dentro de la historia, y luego desaparece.
En lo que se refiere a la postura adoptada por el personaje, éste puede ser protagonista o antagonista; el primero realiza las principales acciones narradas, mientras que el segundo es el encargado de obstaculizarlo.
En cuando a su composición, los personajes se dividen en individuales y en colectivos; el primer caso es el más común en los textos narrativos, se refiere a un solo individuo; el segundo, en cambio, aglutina dos o más entidades que se comportan como una sola (por ejemplo, el pueblo en alguna novela histórica).
Los personajes no solamente son humanos, sino que pueden ser animales (como en algunas fábulas) e, incluso, entidades inanimadas.
Otro aspecto importante de los personajes es su descripción; ésta permite que el lector sepa cómo son los personajes tanto externa como internamente; cuando se realiza una descripción externa, el narrador proporciona un retrato físico (edad, estatura, género, color de piel y ojos, etcétera), mientras que si refiere una descripción interna, ha elaborado un retrato psicológico (temperamento, humor, personalidad).
Espacio
En el texto narrativo, los personajes requieren de un espacio que los contenga; así, lo espacial es transmitido por el narrador a través de descripciones que explican cómo es el lugar en que se realizan las acciones; de manera general, se tiene que el espacio se divide en dos tipos: abierto o cerrado. El espacio abierto se presenta cuando el lugar se encuentra en los exteriores, como las calles, la campiña, una plaza, el mar, etcétera. En oposición, el espacio cerrado se establece en los interiores: dormitorios, casas, escuelas, oficinas, entre otros.
Tiempo
Finalmente, se halla el tiempo; por supuesto, las acciones relatadas se desarrollan en una dimensión temporal, y no siempre son contadas conforme ocurren, es decir, el orden. Existen básicamente dos alteraciones de orden: las retrospecciones (analepsis) y las prospecciones (prolepsis); las analepsis significan un salto hacia atrás en el tiempo, generalmente útil para explicar hechos previos a lo que se narra; por su parte, las prolepsis predicen algo que va a ocurrir en el relato.
Con los elementos proporcionados, es posible realizar un breve análisis de la estructura de un texto narrativo, sin importar que se trate de una novela o un cuento.
Actividades
Lee el texto que se ofrece a continuación. Se trata de un cuento. En seguida completa el cuadro presentado.
El almohadón de plumas
Horacio Quiroga.
Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses —se habían casado en abril— vivieron una dicha especial.
Sin duda ella hubiera deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.
La casa en que vivían influía no poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso —frisos, columnas y estatuas de mármol— producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de su marido. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le pasó muy lento la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni pronunciar una palabra.
Fue ése el último día en que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole cama y descanso absolutos.
—No sé —le dijo a Jordán en la puerta de calle con la voz todavía baja—. Tiene una gran debilidad que no me explico. Y sin vómitos, nada… Si mañana se despierta como hoy, llámeme en seguida.
Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasábanse horas sin que se oyera el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pasos. A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, deteniéndose un instante en cada extremo a mirar a su mujer.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.
—¡Jordán! ¡Jordán! —clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia lanzó un alarido de horror.
—¡Soy yo, Alicia, soy yo!
Alicia lo miró con extravío, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó.
Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola por media hora, temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella sus ojos.
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor, mientras ellos pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio, y siguieron al comedor.
—Pst… —se encogió de hombros desalentado su médico—. Es un caso serio… Poco hay que hacer.
—¡Sólo eso me faltaba! —resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.
Alicia fue extinguiéndose en subdelirio de anemia, agravado de tarde, pero remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas oleadas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó jamás. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aun que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaban ahora en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama, y trepaban dificultosamente por la colcha.
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el sordo retumbo de los eternos pasos de Jordán.
Alicia murió, por fin. La sirvienta, cuando entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
—¡Señor! —llamó a Jordán en voz baja—. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.
Jordán se acercó rápidamente y se dobló sobre aquél. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.
—Parecen picaduras —murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.
—Levántelo a la luz —le dijo Jordán.
La sirvienta lo levantó, pero en seguida lo dejó caer y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.
—¿Qué hay? —murmuró con voz ronca.
—Pesa mucho —articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca —su trompa, mejor dicho— a las sienes de aquélla chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón sin duda había impedido al principio su desarrollo; pero desde que la joven no pudo moverse la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.[11]

Narrador
Según su conocimiento de la historia

Según su participación

Estilos presentes
(un ejemplo para cada uno)

Personajes
Nombre
Tipos
Retrato físico
Retrato psicológico
1.



2.



3.



4.



5.



Espacio
Cerrado

Abierto

Tiempo
Analepsis

Prolepsis


Texto dramático
El texto dramático se crea para ser representado; por lo tanto, aquí la importancia reside en los personajes; dado que no existe un narrador, ellos se encargan de presentar los hechos contenidos en la historia representada.
La estructura de las obras dramáticas es variable, si bien suelen dividirse en actos y éstos, a su vez, en escenas. Se distinguen básicamente dos elementos en el texto dramático: las intervenciones de los personajes y las acotaciones; las primeras pueden darse en forma de diálogo (cuando dos o más personajes se comunican) o de monólogo (cuando uno solo es el que habla); las acotaciones, por su parte, incluyen todo tipo de información útil para la representación, como nombres de personajes, escenarios, actitudes, etcétera, suelen distinguirse por cambios de tipografía.
Actividades
Del siguiente fragmento de texto dramático, subraya la participación de los personajes y tacha las acotaciones:
Jojo. Historia de un saltimbanqui
(fragmento)
Michael Ende
Pippo
Empieza a oscurecer.
Lola
Y a hacer frío. (Pippo la rodea con un brazo para darle calor.)
Wilma
(Se acerca a los otros para calentarse.)
Más vale que nos olvidemos de él.
Yussuf
Sí, seguro que ya no viene.
Bux
No me lo esperaba. Esta vez no.
Muñeco
Pues yo sí. Es una de las suyas.
Bux
Tú te callas, Ottokar.
Eli
Jojo viene. Eli está segura. Jojo es bueno.
Wilma
Con que Jojo es bueno, ¿eh? ¿Cuántas veces habremos tenido que hacer la función sin él porque desaparecía de repente? Ese pobre diablo siempre encuentra una tabernucha con entrada, pero sin salida, o al menos eso dice.
Muñeco
Hoy es imposible que pase eso.
Wilma
¿Por qué?
Muñeco
Porque hoy no hay función. Je, je, je.
Bux
Déjate de bromas, Ottokar. No estamos para tonterías.
Pippo
Tal vez no haya conseguido nada con ésos.
Estará avergonzado y no nos lo querrá decir.
Lola
(Irónica.)
Sí, a veces es muy sensible.
Yussuf
Pero que tarde tanto en volver también puede significar que todavía no lo ha dado todo por perdido. Quizá tiene alguna esperanza.
Pippo
Yo te apuesto lo que quieras a que nos ha dejado en la estacada.
Muñeco
¡Bux! ¿Has oído lo que dice?
(Suelta una risotada.)
Bux
¡Cierra el pico de una vez o te vas a la maleta![12]

Lo que has aprendido
Contesta a las siguientes preguntas:
1. ¿A partir de qué perspectivas puede ser estudiada la literatura?
2. Menciona los géneros literarios.
3. ¿Cuál es la diferencia básica entre el género lírico y el narrativo?
4. ¿En qué se basa la principal distinción entre un texto narrativo y uno dramático, si ambos implican una historia?
5. Explica qué es la metáfora; anota un ejemplo.
6. Explica por lo menos tres figuras retóricas además de la metáfora y proporciona ejemplos de cada una de ellas.
7. Elabora un mapa mental en el que expreses las diferentes tipologías del narrador.
LITERATURA DE LOS PUEBLOS DE ASIA MENOR
RECUERDA LO QUE SABES
¿A qué se refiere la expresión “Asia Menor”?
¿Dónde se ubicó Mesopotamia?
¿Qué es el Código de Hammurabi y cuál es su trascendencia?
¿Por qué la egipcia es considerada una de las antiguas civilizaciones más importantes?
Explica brevemente la historia antigua del pueblo hebreo.
Mesopotamia
La región mesopotámica (hoy Irak y Siria) era una de las mejor comunicadas de su época, gracias a la cercanía de los ríos Tigris y Éufrates; ello había impulsado a los sumerios a dedicarse al comercio, de ahí la importancia que poseían como civilización. Prácticamente los vestigios más antiguos de la escritura primaria (cuneiforme) fueron encontrados en esa zona, que data alrededor de 3000 años a. C., plasmada en tablillas de barro. De hecho, el código legal (social y administrativo) más antiguo conocido por el hombre es el emitido por Hammurabi, encontrado en ese lugar.
Pero no solamente ese código se constituye como una de las más arcaicas pruebas de la expresión escrita, sino que se le añade un limitado número de textos literarios, que básicamente giran en torno a la creación del hombre por una divinidad poderosa; en esta concepción aparecen elementos que habrían de rescatarse posteriormente por otras culturas para explicar el origen el mundo y el hombre. Los textos mencionados se encontraron en las ruinas de una biblioteca en Nínive, en el palacio de Asurbanipal.[13]
Destacan aquí tres obras: Poema de la creación, Poema de Ishtar  y Epopeya de Gilgamesh. Probablemente más antiguos que estos textos son los proverbios (literatura didáctica, con alrededor de 4000 años de antigüedad). Veamos algunos ejemplos:
«Si muere un hombre pobre, no trates de volverlo a la vida. Cuando tiene pan, le falta la sal. Cuando tiene sal, le falta el pan. Cuando tiene carne, le falta el condimento. Cuando tiene condimento, le falta la carne» […]
«En boca abierta, entran moscas» […]
«Quien tiene mucho dinero puede ser feliz. Quien tiene mucho grano puede estar contento. Pero quien nada tiene puede dormir».[14]
Seguramente has reconocido algunas ideas contemporáneas en estos proverbios, ello obedece a que “«los seres humanos tenemos un universo común, independientemente de la época», dice Juan-Luis Montero Fenollós, el único español que trabaja sobre el terreno en la antigua Mesopotamia.”[15]
Actividad
Lee nuevamente los proverbios arriba citados; relaciona cada uno de ellos con un refrán moderno.
El Poema de la creación
El Poema de la creación se compone de siete tablillas que datan del siglo VII a. C., si bien se considera que es una nueva versión de textos más antiguos, desaparecidos. Aquí el elemento principal es el agua: de la mezcla del agua salada (Tiamat) y la dulce (Apsu) se originan los demás seres, incluyendo a los dioses; el personaje principal es Marduk, que con la ayuda de los vientos vence a Tiamat y organiza el Universo; después de la victoria, forma la tierra con barro y cañas[16]; luego  amasa con su sangre el cuerpo del primer hombre, hecho a su imagen.[17] Presentamos en seguida un fragmento del Poema de la creación (tablilla IV), en el que se expresa la derrota de Tiamat:
Marchan al combate, se aproximan para la batalla.
El Señor tendió su red y la aprisionó en sus mallas,
soltó el viento malo que se encontraba a su espalda,
y ella, Tiamat, abrió la boca, la abrió tan ampliamente como le
[fue posible.
Entonces, el Señor hizo penetrar el viento malo de forma que no pudiera cerrar los labios:
Los terribles vientos llenaban su vientre.
Sobrecogióse su corazón. Su grande boca seguía abierta;
lanzó él una flecha, que penetró su vientre;
rasgó luego su interior, hendió su corazón,
redújola a la impotencia, y aniquiló su vida.
Dejó que su cadáver se desplomara, y se irguió sobre él.[18]



Comentario
Esta composición se trata de un poema épico, caracterizado por narrar las hazañas de grandes personajes; contiene detenidas descripciones; el protagonista es un ser idealizado en extremo que se enfrenta al antagonista; ocasionalmente intervienen elementos sobrenaturales o religiosos. Se propone destacar sentimientos colectivos, patrióticos y religiosos.[19]
La epopeya de Gilgamesh
Igualmente es un poema épico La epopeya de Gilgamesh, el texto literario emblemático de la literatura mesopotámica; se trata de doce tablillas que refieren la historia del legendario rey de Uruk, Gilgamesh, que emprende la búsqueda de la inmortalidad; incluye una narración del diluvio, del que sobreviven Utnapishtim y su familia gracias a un arca (como ocurrirá con el Noé bíblico). En este poema se distinguen dos etapas:
Primera etapa
1. Gilgamesh se presenta como el tirano de Uruk.
2. Los dioses envían a Enkidu para que se enfrente a Gilgamesh.
3. Enkidu, creado de arcilla y con apariencia casi animal, se vuelve humano, aunque es salvaje en su comportamiento.
4. Enkidu y Gilgamesh se enfrentan; de ahí nace una amistad.
5. Ambos héroes asumen la misión de acabar con el mal.
6. La diosa Ishtar trata de seducir a Gilgamesh, pero éste la rechaza.
7. Enfermedad y muerte de Enkidu.
Segunda etapa
1. Gilgamesh inicia una travesía en busca de la inmortalidad.
2. Encuentro de Gilgamesh con  Utnapishtim, superviviente del diluvio.
3. Gilgamesh encuentra la inmortalidad, pero luego la pierde.
4. Gilgamesh vuelve a Uruk y acepta su mortalidad; asume que la eternidad es sólo para dioses.
Comentario
La primera parte de la epopeya (centrada en el dúo Gilgamesh-Enkidu) gira en torno al contraste y la lucha permanente entre el bien y el mal, mientras que la segunda (con el protagonismo casi único de Gilgamesh) se centra en la búsqueda de la inmortalidad y del sentido de la vida humana.[20]
Presentamos un fragmento de esta obra.
Gilgamesh huye del palacio ante
la muerte de Enkidu; la gente que
lo ve lo interroga.
¿Por qué tu fuerza ha quedado en nada? ¿Por qué vas con la cara
[baja?
Tu corazón está enfermo, tus facciones son cadavéricas,
Y la melancolía te come las entrañas;
Luto y tristeza consumen tu rostro.[…]
¿Por qué no he de huir a través del campo?
Mi amigo Enkidu, mi hermano, pantera del desierto,
Mi amigo que mató leones conmigo,
Mi amigo que afrontó peligros conmigo,
Su destino lo tomó para sí;
Seis días y seis noches lo lloré,
Después, la muerte me dio miedo y huí a través del campo.
Mi amigo querido no se distingue ya del fango.
¿También yo me acostaré como él, para no levantarme más?[21]
Actividad
Revisa las figuras literarias expuestas anteriormente; señala en el fragmento previo las que localices (por lo menos cinco).
Comentario
Si bien los textos literarios mesopotámicos que han llegado a nuestros días son escasos, es posible establecer características generales:
a) Los textos literarios se dividen en dos: épicos y didácticos.
b) Los textos épicos contienen la cosmovisión mesopotámica.
c) En estos textos se hace referencia a los orígenes del universo, del mundo y del hombre.
d) Existe una estrecha relación entre los hombres y los dioses.
e) Se presentan elementos maravillosos o sobrenaturales (generalmente provocados por las divinidades).
f) El tema recurrente es la lucha entre el bien y el mal.
Egipto
Egipto se ubicó en las riberas del Nilo, en lo que hoy es el conteniente africano. La egipcia es quizá la civilización más avanzada de su época; poseía grandes conocimientos sobre la astronomía, la medicina, las matemáticas, la arquitectura, entre otros. El arte, por supuesto, no era la excepción. Así como los sumerios utilizaban tablillas de barro para plasmar su escritura cuneiforme, los egipcios empleaban papiros para registrar su escritura jeroglífica (derivada de un sistema de representación pictórica previa).
La antigua literatura egipcia arranca aproximadamente en el 2700 a. C. y se ha conservado en inscripciones y en papiros. Los textos egipcios que hoy conocemos son de muy diversa índole; los hay jurídicos, privados, científicos y, por supuesto, literarios; éstos incluyen los religiosos y los didácticos.
Es posible distinguir diversas etapas en la literatura egipcia:[22]
a) Imperio Antiguo (2300 a 2256 a. C)
Incluye las inscripciones aparecidas en el interior de las pirámides de los últimos faraones de este período; la mayoría son himnos religiosos y rituales de ofrendas religiosas. Destaca Máximas de Ptahotep, “obra conocida como el libro más viejo del mundo”,[23] integrada por aforismos y consejos; similar es Instrucción a Merikere, que proporciona información sobre la vida religiosa, política y social de aquel tiempo.
b) Primer período intermedio (2255-2035 a. C.)
Son los textos de las pirámides complementados con sortilegios nuevos, pintados en ataúdes, por lo que se les ha llamado textos de los sarcófagos. A este ciclo se atribuyen varias lamentaciones como Diálogo del misántropo con su alma, Canto del arpista.
c) Imperio Medio (2100 a 1600 a. C.)
En esta etapa se produce un auge en la literatura egipcia, los géneros más característicos de esta fase son:
1. Los textos de sarcófagos que incluían oraciones y determinados sortilegios y hechizos de carácter mágico-religioso.
2. Literatura religiosa, compuesta por himnos al faraón y a diversas divinidades.
3. Textos autobiográficos y de carácter épico, en los que se relatan determinadas hazañas de personajes históricos.
4. Textos de instrucción, escritos en nombre del faraón gobernante que narra a su sucesor determinados hechos que sucedieron en su reinado.
5. Textos satíricos, tipo al que pertenece La Sátira de los Oficios, que subraya los aspectos negativos de todas las posibles ocupaciones en contraste con la vida fácil del escriba.
6. Textos narrativos de ficción, género muy desarrollado en este período. Entre la narrativa que es compuesta durante el Imperio Medio destacan: Aventuras de Sinuhé, que cuenta la historia de un oficial de palacio que huyó a Siria a la muerte del faraón Amenemhet I convirtiéndose en un hombre rico e importante; El relato del campesino elocuente, un hombre que hacía ruegos tan floridos para que le devolvieran sus asnos robados que fue encarcelado durante un tiempo para que los funcionarios pudieran disfrutar de sus discursos; Historia del náufrago, que narra un encuentro fabuloso con una serpiente gigantesca en una isla exuberante; El viaje de Unamón (se discute su carácter histórico o ficcional) relata las peripecias del personaje en Siria, adonde es enviado para adquirir madera con la que se elaborará la barca sagrada de Amón.
d) Imperio Nuevo (1600 a 1000 a. C.)
Empieza a utilizarse el papiro, sobre todo en el caso de los textos funerarios o de sarcófago. Destaca El libro de los muertos, una amplia colección de textos funerarios de varias épocas; contiene fórmulas mágicas, himnos y oraciones que, según los antiguos egipcios, guiaban y protegían el alma (Ka) durante su viaje a la región de los muertos (Amenti). Este texto explicaba al alma cómo protegerse de los demonios que intentaban impedirle su ascenso y cómo pasar las pruebas establecidas por 42 jueces en la antesala de Osiris, dios de los muertos; también se incluye Los dos hermanos, que contiene abundantes elementos de magia y encantamientos; al mismo tiempo, se producen importantes himnos a las divinidades.
e) Último período (1000 a 300 a. C.)
Existen ejemplos de las diversas formas literarias egipcias de los siglos siguientes, dentro de la era grecorromana: incluyen nuevas composiciones religiosas, relatos históricos privados y reales, instrucciones. Se producen Las enseñanzas de Anjsesongy, una colección de máximas prácticas, y Las enseñanzas del papiro insinger, que retrata a la persona sabia como moral y piadosa. En esta fase se escribieron también historias sobre las aventuras de varios magos, textos proféticos y mágicos.
En seguida presentamos Canto del arpista, esculpido en la sala de la tumba del rey Antef; establece, primero, el dolor por la pérdida de los muertos que nunca volverán y, después, el gozo de vivir y disfrutar aún.
Canto del arpista
Ninguno de ellos regresa de donde están.
¿Quién puede decirnos su aspecto y su estado,
quién puede describirnos sus moradas,
quién puede dar consuelo a nuestros corazones
sirviéndonos de guía hacia los lugares
para donde partieron?
Consuela tu corazón,
haz que olvide estas cosas;
no te queda nada mejor que seguir
sus deseos mientras estés vivo.
Unge tu cabeza con aromados ungüentos,
ponte vestidos de seda
impregnados de perfumes preciosos,
verdaderas obras de los dioses.
Goza más de cuanto has gozado hasta ahora,
no hagas sufrir tu corazón por falta de placeres.
Piénsalo a nadie le es permitido
llevar consigo sus bienes.
Piénsalo, jamás ninguno de los que partieron
ha podido regresar.
Comentario
Considera que los temas más relevantes de esta composición tienen que ver con el inmenso contraste que existe entre la vida y la muerte. Por eso hay una exhortación del poeta para gozar lo que la vida nos ofrece, debido a que cuando estemos muertos ya no lo podremos hacer. Una dolorosa reflexión cierra el poema cuando se alude a la imposibilidad del regreso después de la muerte.
Actividad
1. Dado que se trata de un texto lírico, localiza las figuras retóricas contenidas en Canto del arpista; después, explica por qué se dice que expresa el dolor por la muerte y el gozo por la vida (de ser necesario, cita partes del texto).
2. Redacta breves comentarios sobre los siguientes temas inspirados en el fragmento anterior:
     A. La fugacidad de la vida y los placeres.
     B. El reino de la muerte y sus misterios.
     C. Lleva a cabo reflexiones personales sobre los dos temas anteriores y compártelas con tus compañeros.
3.  Busca en Internet “literatura egipcia” y escoge de la información que encuentres un pasaje —no mayor de una cuartilla— que hable de alguna manifestación de esta literatura que no esté considerada en este libro. Cópialo en tu cuaderno y coteja con tus compañeros que información han encontrado ellos.
Otro ejemplo de literatura egipcia es el siguiente himno:
Himno a Atón
Hermosamente te elevas en el horizonte del Cielo, oh Atón viviente,
Señor de la eternidad.
Resplandeces en oriente, llenas con tu belleza la tierra.
Eres hermoso, grande, brillante; te elevas sobre todos los países.
Tus rayos abarcan la tierra hasta los confines de tu creación.
Eres Ra, que sometes a todos los pueblos a través de tu hijo amado.
Estás por encima de las miradas de los hombres y no se conocen tus venidas.
Cuando reposas en occidente, sobre el horizonte.
La tierra permanece en una sombra, que semeja la de la muerte;
Duérmese bien cubierto en la recámara, sin que un ojo vea a otro ojo.
Podríanse robar sus bienes a los que están dormidos.
Sin que ellos se dieran cuenta, aunque los tenga bajo su cabeza.
El que ha hecho a los seres reposa en su horizonte.
A la aurora resplandece en el horizonte y lo ilumina todo
Durante el día expulsas a la noche, cuando derramas tus rayos.
Los Dos Países se despiertan de fiesta y se ponen en pie los hombres.
Trabaja la tierra entera; todo rebaño se siente contento con su alimento.
Está abierto todo camino, porque tú has aparecido.
Saltan los peces en el río delante de tu faz; tus rayos van hasta el fondo del mar.
¡Cuán numerosas son tus obras, misteriosas a nuestros ojos!
Dios único, a nadie semejante, tú has creado la tierras según tu corazón,
Cuanto estado solo: los hombres, los animales domésticos y los salvajes,
Todo lo que existe sobre la Tierra y camina por tus pies.
Todo lo que está en el cielo y vuela por sus alas...
Tus rayos alimentan los campos; resplandecen y viven.
Has creado las estaciones para mantener vivo todo cuanto has creado.
Has hecho el cielo lejano para allí resplandecer y contemplar lo creado…
Los seres de la tierra fórmanse bajo tu mano tú los has querido.
Tú, sólo tú eres la duración de la vida. Se vive de ti.
Resplandeces y viven, te acuestas y mueren.
Fijos están los ojos en tu hermosura hasta que te pones
Y toda labor termina cuando desapareces por occidente…
Comentario
En el texto anterior prevalecen los elementos religiosos y el lenguaje se caracteriza por ser particularmente hiperbólico. El poeta se siente dominado por la fe en ese dios.
Actividad
1. Nuevamente, localiza las figuras retóricas en el texto anterior. Ahora que lo has leído atentamente, ¿qué divinidad crees que es Atón? ¿A qué elemento pertenece? ¿En qué te basas para suponerlo? (Menciona algunas citas).
2.   Busca en el diccionario el significado de los términos: panegírico, exaltación, laudatoria, hipérbole.
3.   Redacta un canto de amor a un ideal que tú poseas, a una causa, a algo que haga que la vida sea más hermosa para ti.
Comentario
De manera general, las características de la literatura egipcia son:
a) Reflejan la profunda religiosidad de los egipcios, particularmente con la invocación o alusión a los dioses.
b) El tema de la vida y la muerte es recurrente.
c) Tienen gran importancia la idea de divinidad y la noción del Más Allá.
d) En prácticamente todos los textos literarios (independientemente de la temática central o características peculiares) suele estar presente lo sagrado.
Pueblo hebreo
El pueblo hebreo, a pesar de que no contó con gran densidad poblacional, ni con consolidados territorios durante mucho tiempo, sí posee una historia muy agitada, quizá más que otros. La literatura hebrea se desarrolló básicamente en Palestina, pero debido a la dinámica de los hebreos no puede circunscribirse únicamente a este territorio, particularmente si se considera que este pueblo se mantuvo errante durante mucho tiempo.
La literatura hebrea gira en torno a la Biblia; este término proviene del griego biblión (colección de libros). La Biblia contiene los orígenes de tres de las principales religiones del mundo: judaísmo, cristianismo e islamismo. Se compone de 72 libros, agrupados en dos partes: el Antiguo y el Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento agrupa los libros previos a la llegada de Jesucristo; contiene la historia del pueblo hebreo y su alianza con Yavé. La mayoría de los 45 libros que componen el A. T. fueron escritos en hebreo (entre los siglos XV y II a. C.), y se clasifican en:
a) Históricos. Se incluye el Pentateuco (los primeros cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), concebido como la ley (Tora) para los judíos. Agrupa también Josué, Jueces, Rut, Reyes (cuatro libros), Paralipómenos (dos libros), Esdras, Nehemías, Tobías, Judith, Ester y Macabeos (dos libros). De modo general, incluyen la relación de los hechos vividos por los hebreos (incluyendo la creación del mundo y el hombre), así como sus genealogías y leyes.
b) Proféticos. Dada la estrecha vinculación entre el pueblo hebreo y las nociones religiosas encarnadas en la espera del Mesías, resultó indispensable la existencia de los profetas, cuya misión era precisamente preparar y anunciar al pueblo la llegada de El Salvador; es una suerte de mediador entre Dios y los hombres. Suele dividirse a los profetas en dos categorías, en función de la extensión de sus vaticinios: mayores y menores. Los mayores son Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel; los menores son Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. De ellos es la autoría de los 17 libros proféticos del A. T.
c) Poéticos y sapienciales. Hasta ahora no ha podido comprenderse por completo la naturaleza del verso hebreo; sin embargo, existen ciertos libros cuya forma se acerca más a lo poético que otros: Salmos, Cantar de los cantares, Job, Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría y Eclesiástico. Tanto Job como Cantar de los cantares son considerados poemas dramáticos, cuya forma literaria posee un valor artístico importante. Sin embargo, Salmos es el libro que constituye la más alta expresión de la poesía religiosa. Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría y Eclesiástico son los libros sapienciales, con tintes didácticos y filosófico-morales.
El Nuevo Testamento se integra por 27 libros, que arrancan con la llegada de Cristo (de ahí que sean los primeros textos cristianos); fueron escritos en griego, excepto el Evangelio de Mateo (su primera versión fue en arameo); se agrupan en históricos, didácticos y uno profético.
a) Históricos. Incluye los cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) y Hechos de los apóstoles.
b) Didácticos. Agrupa 21 epístolas: dos de Pedro, tres de Juan, una de Santiago, una de Judas y catorce de Pablo; su función era propagar el cristianismo; comparten una estructura similar: saludo inicial, introducción a modo de alabanza o acción de gracias, exposición doctrinal, exhortación y saludos o recomendaciones particulares.[24]
c) Profético. Es Apocalipsis (o Revelaciones) del apóstol Juan; con forma literaria inspirada en el A.T., contiene numerosas alegorías que aluden a la segunda venida del Mesías, esta vez, para el fin de los tiempos, de ahí que ahora el término apocalíptico aluda a un género profético desligado del presente pero que hace referencia al futuro.
Carácterísticas de la literatura hebrea
De modo general, las características de la literatura hebrea son:
a) Profunda asociación del hombre con Dios.
b) Temática extensa (abarca no sólo lo religioso, sino lo histórico, lo político, lo moral, lo filosófico, lo económico, lo jurídico, etcétera).
c) Uso persistente de figuras literarias (particularmente alegorías, repeticiones, metáforas, etcétera) y parábolas.
d) Profusas descripciones, especialmente cuando se trata de ejemplificar un castigo o una recompensa (en el primer caso, el dramatismo es exacerbado).
e) Presencia escasa de diálogos; cuando los hay, son simples y directos.
f) Incidencia de elementos sobrenaturales (realizados por Dios) en hechos terrenos.
g). Periodicidad del texto que consiste en la división métrica de lo escrito en períodos, frases o cláusulas, no siempre de igual extensión, y que a su vez se subdividen en miembros o líneas poéticas, es decir, los incisos en que se divide la frase.
h) El paralelismo es el procedimiento literario que más resalta en la poesía bíblica. Consiste en la correspondencia esencial que, en cuanto a las ideas, mantienen entre sí los miembros que integran un período sintáctico. Por ejemplo:
“Líbrame de mis enemigos, ¡Dios mío!
Defiéndeme de los que se alzan contra mí.
Líbrame de los que obran la iniquidad,
Sálvame de los hombres sanguinarios.”[25] He aquí un ejemplo de paralelismo sinonímico, es decir, las ideas que se enlistan además de estar ordenadas en forma paralela, son sinónimas. Existe también el paralelismo antitético cuando las nociones trabajadas son opuestas, y sintético en donde se establece una relación o correspondencia más amplia que la de semejanza u oposición.
i). Elocución poética. La poesía hebrea se distingue de la prosa por una elocución que le es propia: pomposa, vivaz, hiperbólica en las expresiones, rebuscada y cuidadosamente trabajada en sus giros.
j). El estilo se divide en sentencioso, figurado y sublime
     Sentencioso: Tiene un carácter didáctico y se recurre a preceptos graves, concisos y rápidos que quitan toda lentitud al discurso.
     Figurado: Emplean numerosas imágenes poéticas o figuras retóricas que dan mayor belleza a la expresión de las ideas.
     Sublime: Los poetas hebreos cantan la inmensidad, la magnificencia, el poder y la sabiduría infinita de Yavé; y aunque el poeta utilice a veces imágenes muy comunes alcanza lo sublime en las ideas.
La trascendencia de la literatura hebrea no se limita a la influencia religiosa que implica; numerosos tópicos bíblicos han sido tema de otras obras literarias e, incluso, de muchas otras obras de arte.
LO QUE HAS APRENDIDO
1. En un mapa, señala con verde la región mesopotámica, con rojo la región egipcia y con amarillo el pueblo hebreo, en los momentos históricos que aquí han sido referidos.
2. Elabora un mapa conceptual en el que expreses las características de la literatura mesopotámica.
3. Realiza un cuadro sinóptico relativo a la literatura egipcia; deberá incluir por lo menos períodos y obras literarias, así como cualquier otro elemento que consideres necesario.
4. Desarrolla un esquema en el que expreses la conformación de la Biblia.
LITERATURA DEL PUEBLO ÁRABE
RECUERDA LO QUE SABES
¿Qué es el Islam?
¿Conoces algo sobre el Corán?
¿Qué región actual es considerada árabe?
Comentario
Así como la literatura hebrea tiene como figura central la Biblia, puede decirse que la literatura árabe comienza con el Corán (que significa "lectura" o "proclamación"), que reúne la predicación de Mahoma y preceptos del Islam; es el texto sagrado de los musulmanes; consta de ciento catorce capítulos.
De este texto sagrado se distingue la poesía, distribuida en dos vertientes: en una predominan los temas amorosos, con un tono generalmente ligero y desenvuelto, incluso desvergonzado; en la otra vertiente se cuidan más, tanto la forma como los temas.
Quizá el género en que más sobresalieron los árabes es en el narrativo; son abundantes los relatos breves, en ocasiones con intención moralizadora; los cuentos suelen estar relacionados con los relatos de otras culturas. La obra característica de esta época es la Manama, serie de cuentos cortos sobre un mismo protagonista; sin embargo, Las mil y una noches es el texto más conocido de este pueblo; está conformado por diversos relatos procedentes de la India, Persia, y otros países islámicos, enmarcados en una historia mayor (la de Scherezada y el rey). La trascendencia de esta obra árabe persiste hasta nuestros días, no sólo por su difusión, sino porque los relatos son conocidos individualmente, convirtiéndose muchos de ellos en clásicos infantiles.
Veamos un texto:
Las mil y una noches (fragmento 1).
Estos actos de barbarie sembraron la consternación en todo el reino y, en vez de las alabanzas y bendiciones que hasta entonces habían tributado al sultán, todos los vasallos le maldecían y le deseaban la muerte. El gran visir que, contra su voluntad, era ministro de esa cruel injusticia, tenía dos hijas. La mayor se llamaba Scherezada y Diznarda la más joven. Ésta, no menos bella que su hermana, no poseía, sin embargo, el valor superior a su sexo y el ingenio y la perspicacia de que aquélla estaba dotada. Scherezada había leído mucho y poseía una memoria prodigiosa. Había estudiado filosofía, medicina, historia y bellas artes y componía versos mucho mejor que los más célebres poetas de su tiempo. Además, su belleza era perfecta y su corazón sólo albergaba los sentimientos más nobles y generosos. El visir amaba entrañablemente a esta hija, que era, en verdad, digna de su amor.
Un día en que ambos se hallaban reunidos, Scherezada dijo al visir:
     Padre mío, quiero pediros una gracia.
     Que yo te concederé gustosísimo, si, como espero, es razonable.
     He ideado un plan —repuso la joven— para poner coto a las barbaridades que comete el sultán con las hijas de familia.
     Digna de alabanza es tu intención —contestó el visir—, pero me parece que no tiene cura lo que tú piensas reparar.
     Padre mío – replicó Scherezada-, puesto que sois vos el que cada noche habéis de procurar una nueva esposa al sultán, os ruego que le propongáis que me conceda ese honor.
     ¡Ah! —exclamó el visir, aterrado—, ¿has perdido el juicio, hija mía? ¿Cómo te atreves a hacerme semejante juego? ¿Sabes a lo que te expone tu indiscreto celo?
     Sí, padre mío  —contestó Scherezada—, sé a qué peligro me expongo. Si perezco, mi muerte será gloriosa, pero si logro llevar a cabo mi empresa, hará a mi patria un servicio inmenso.
     No, no —replicó el visir—. Es inútil que insistas, pues no puedo acceder a lo que me pides.
     Concedédmelo, padre mío, será la última gracia que os pida.
     Tu obstinación —repuso el visir— hará que me enoje. ¿Por qué te empeñas en ir al encuentro de una muerte segura? El que no prevé el fin de una empresa peligrosa, no puede realizarla como es debido. Cuidado no te suceda lo que al asno, que estaba bien y no supo contentarse con su suerte.[26]
Comentario
En el ágil relato que acabas de leer el narrador presenta a dos jóvenes mujeres, hijas del visir; una de ellas le pide que le permita ser la esposa siguiente del sultán porque ella ha ideado la forma de vencer los temores del poderoso rey. El sultán había decidido casarse cada noche con una nueva doncella a quien irremediablemente asesinaba al amanecer del nuevo día; lo hacía para vengarse de una mujer que lo había traicionado. Scherezada se encargará de contarle historias interminables y atractivas hasta el extremo de captar la atención del monarca y conseguir de él —después de mucho tiempo— su perdón y el matrimonio definitivo.
Veamos también un ejemplo de esos relatos:
Historia de Simbad, el marino
En el reinado del mismo califa de quien acabo de hablar –dijo Scherezada- vivía en Bagdad un pobre mandadero que se llamaba Himbad. Fatigado un día de gran calor con el peso de su carga, se paró en una calle estrecha donde reinaba un fresco agradable y perfumado que convidaba a tomar algunos momentos de descanso. Se sentó junto a un gran edificio, en el que se celebraba sin duda algún festín, a juzgar por los instrumentos músicos que se oían en unión de ese ruido especial que produce siempre la alegría de los convidados. Quiso el buen mandadero averiguar lo que hubiese, y dirigiéndose a uno de los criados que estaban en el pórtico le preguntó el nombre del dueño de la casa:
     ¿Es posible —exclamó el criado— que vos, vecino de Bagdad, ignoréis que vive en este palacio el célebre Simbad el marino, ese famoso viajero que ha recorrido todos los mares que alumbra el sol?

El mandadero había oído, en efecto, hablar de la opulencia del señor Simbad, y no pudo prescindir de comparar las riquezas y el bienestar de éste con la miseria a que él se veía reducido y los afanes que le costaba el mantener a su numerosa familia. Nuestro hombre, entregado a un acceso de desesperación, vio salir del palacio a un criado que le dijo:
     Seguidme. Mi amo, el señor Simbad, quiere hablaros al momento. —Y condujo al asombrado Himbad a una gran sala donde estaban varias personas alrededor de la mesa del banquete, compuesto de exquisitos manjares.
Veíase en el sitio de honor a un hombre grave, de aspecto respetable y de larga barba blanca. Era Simbad el marino, que, al notar la turbación natural del mandadero, se acercó a él, le sirvió de comer y de beber con el mayor agrado, tratándole de hermano, según la costumbre de los árabes. Concluida la comida, dijo Simbad al mandadero que había escuchado sus exclamaciones desde la ventana, y que iba a sacarle del error en que se encontraba, al creer, sin duda, que había adquirido sus riquezas sin trabajos ni penalidades de ninguna especie.
     Sí, señores —continuó Simbad dirigiéndose a los convidados, después que el pobre mandadero murmurase algunas palabras de excusa—, he sufrido mucho durante una larga serie de años, y los peligros de mis aventuras en los siete viajes que he hecho exceden a cuanto pueda concebir la imaginación. Voy a relataros mi historia para que sirva de recreo y de enseñanza al hermano Himbad, que hace poco se lamentaba de su triste suerte.[27]
Actividades
1.   Lectura complementaria. Lee con atención en Las mil y una noches el relato de por lo menos dos de los siete viajes que lleva a cabo Simbad, el marino.
2.   Redacta un resumen en una cuartilla de uno de esos viajes.
3.   Comenta por escrito uno de esos viajes observando en él los personajes que participan y los elementos fantasiosos a los cuales el narrador recurre.
Características de la literatura árabe
La literatura árabe se caracteriza por:
a) Tres formas literarias: la sagrada, la narración y la poesía.
b) En la narración sobresalen los cuentos o relatos breves.
c) En estos relatos, existe un lenguaje ceremonioso que refiere las costumbres de la época.
d) La intervención de seres fantásticos (como genios o hechiceros) es recurrente.
e) La temática suele versar sobre la debilidad humana y el castigo que ello amerita.
f) Con frecuencia está presente la divinidad, por lo menos en la invocación de algún personaje.
LO QUE HAS APRENDIDO
Explica cómo está estructurado el texto Las mil y una noches; utiliza dibujos.
Elabora un mapa conceptual en el que plasmes algunas características de la literatura árabe.
LITERATURA CHINA
RECUERDA LO QUE SABES
Panorama cultural



Literatura







LO QUE HAS APRENDIDO

LITERATURA HINDÚ
RECUERDA LO QUE SABES
Panorama cultural



Literatura
Las más antiguas manifestaciones escritas en alguna lengua de la India son las compuestas en sánscrita; si bien existieron textos en otras lenguas, éstos no se pusieron por escrito sino hasta nuestra era.
En la literatura sánscrita se establecen dos períodos:
a) Período védico (1500-200 a. C.)
Predomina el contenido religioso; aglutina algunas de las obras que sientan las bases del hinduismo, entre las que destacan los Libros védicos, formado por cuatro libros de sentencias e himnos religiosos compuestos a lo largo de varios siglos: el Sama-Veda o Veda de las melodías (destinadas a ser cantadas), el Rig-Veda (de donde se toman las estrofas del libro predio), el Yajur-Veda o Veda de las fórmulas de los sacrificios (con dos versiones: texto “blanco”, que contiene las fórmulas, y texto “negro”, que incluye fórmulas y los respectivos comentarios en prosa), y el Atharva Veda, que incluye textos heterogéneos, con el predominio de plegarias mágicas.
Alrededor de estos libros surgen otras obras que se encargan de interpretarlos o explicarlos; por ejemplo los Brahmanas contienen descripciones de ritos, explicaciones lingüísticas, desarrollo de la tradición y especulaciones filosóficas; los Upanishads contienen la filosofía hindú.
b) Período sánscrito clásico (200 a. C. a 1100 d. C.)
Las obras de este período, en contraste al védico, son de contenido esencialmente profano y pueden agruparse en tres géneros principales:
1. La epopeya. A este género pertenecen dos de los principales textos de la literatura sánscrita: Mahabharata (poema narrativo compuesto en torno al 300 a. C., cuya autoría se atribuye a Vasa; relata la lucha entre dos ramas —príncipes— de una misma familia por el control de un reino) y Ramayana (poema que comenzó a componerse, probablemente, durante el siglo III a. C.; atribuido a Valmiki, narra las peripecias del príncipe Rama y su familia).
2. El cuento. Abundan colecciones de relatos de temática y estructura variada; algunos adoptan forma de fábula, otros de cuentos de hadas y otros tienen un tono más realista, pero todas las colecciones cuentan con un hilo conductor que unifica las distintas historias; la más influyente de estas colecciones es el Panchatantra (setenta fábulas ordenadas en torno a cinco temas: la separación de los amigos, la forma de entablar amistades, la batalla entre cuervos y búhos, la pérdida de lo que se ha ido adquiriendo y los actos realizados sin reflexionar; el hilo conductor es la educación de un joven príncipe).

FRAGMENTOS RAMAYANA-MAHABARATA Y ANÁLISIS
EL RAMAYANA

El Ramayana es el más antiguo e importante poema épico de la literatura hindú. Narra las hazañas de Rama, que es la encarnación del dios Vishnú. Escrito originalmente en sánscrito, y atribuido a Valmiki, nos presenta lo divino y lo humano entremezclado en una colorida descripción de héroes, semidioses, gigantes y animales alucinantes. Además de resultar una aventura, aporta elementos que ayudan a comprender la sensualidad, el misticismo y la emotividad de la sensibilidad hindú, pueblo sobre el cual ha tenido gran ingerencia y en cuya moral y costumbres ha influido considerablemente. (Valmiki;--:7)

RAMAYANA

Era una vasta y extensa comarca: alegre, abundante en trigo y rebaños, junto a la orilla del Sarayu, llamado también Kasala. Había allí una ciudad, célebre en todo el universo, llamada Ayodya y fundada por Manú, el jefe del género humano.
Cuidad bella y feliz, inexpugnable, provista de puertas bien distribuidas, con calles grandes, amplias, entre las cuales se destaca la calle Real, donde el rocío del agua destruía las volutas de polvo. Numerosos mercaderes frecuentaban sus bazares y numerosos joyeros adornaban los escaparates. Casas enormes cubrían su superficie, embellecida por sotos y jardines públicos. Fosos profundos e infranqueables la circundaban. Arcos ornamentales coronaban sus puertas, constantemente vigiladas por los arqueros.

Un rey magnánimo, Dasarata, que añadía victoria tras victoria al imperio, gobernaba por aquel tiempo la ciudad, como Amaravatila de los Inmortales.
Este monarca, bien instruido en la justicia y para quien la justicia era el fin supremo, carecía de un hijo que prolongase su descendencia, y su corazón se consumía de dolor. Un día que pensaba en su desgracia ocurriósele: “¿Quién me impide celebrar un asvameda para impetrar un hijo?”
Así, fue a buscar a Vasista,y después de ofrecerle un homenaje de salutación, le dirigió estas palabras:
-Es preciso celebrar inmediatamente un sacrificio a manera de los que ordena el Sastra, tan cuidadosamente que ninguno de los genios malos destructores pueda impedirlo. Exijo de ti este sacrificio.
-Haré- dijo el virtuoso- cuanto Tu Majestad desee.
Vasista hizo llamar a Sumatra, el ministro, y le dijo:
-Invita a los reyes de la tierra fieles a la justicia.
Transcurridos algunos días y sus noches, llegaron en gran número los reyes llamados por Dasarata, a quienes éste había enviado regios regalos. Entonces Vasista, con el alma henchida de satisfacción, se presentó ante el monarca y se expresó así:
-Han venido, ¡oh ilustre entre los ilustres!, todos los reyes, conforme a tus deseos. Los he recibido y honrado a todos dignamente.
El rey encantado por estas palabras, dijo:
-Que se celebre hoy mismo el sacrificio, íntegramente, en todas sus partes, con todos los ofrecimientos.
Los sacerdotes, consumados maestros en la ciencia de interpretar las Santas Escrituras, dieron de inmediato inicio a la primera de las ceremonias, la ascensión del fuego, según los ritos del sutra del Kalpa. Las reglas de la expiación también fueron observadas escrupulosamente, y se hicieron todas aquellas libaciones exigidas por las circunstancias.
Kaosalya, una de las esposas de Dasarata, describió un pradaksina alrededor del caballo a ser sacrificado, le adoró con unción, derramó sobre él perfumes, guirnaldas y flores. Después, la casta esposa, en compañía del advaryu, tocó a la víctima, y pasó la noche con ella, para obtener el hijo objeto de sus deseos.
Inmediatamente, el rituidje, después de degollar a la víctima y sacarle el tuétano de los huesos, conforme a las reglas sagradas, lo esparció y derramo sobre el fuego, invitando al sacrificio a cada uno de los Inmortales, con la fórmula acostumbrada en las oraciones. Entonces, movido por el deseo inmenso de obtener progenie, el rey Dasarata, unido en este acto fiel a su esposa, respiró el humo de los tuétanos que el brasero consumía sobre el altar. Los oficiantes cortaron en pedazos los miembros del caballo y ofrecieron en el mismo fuego a los habitantes de los cielos la parte que les asigna el ritual. (Valmiki;--:9 y 10).
FRAGMENTO DEL MAHABARATHA
Algunos autores opinan que el Mahabrata no es propiamente un poema, sino toda una literatura, ya que es tan vasto, que semeja, más bien, un muestrario de la poesía bárdica; y que, a pesar de que se atribuye a Viasa, sabio mítico, no es obra de un solo poeta, sino que tardó varios siglos en formarse e ir engrosando por medio de digresiones y temas tangentes.

El núcleo de la historia parece haber sido favorable originalmente a la familia de los koravas. Sin embargo, sufrió paulatinamente un giro inverso, hasta que se logró que la narración siguiera un curso favorable a los pandavas.

El poema presenta, además de las secciones rimadas sin unidad métrica, largos fragmentos en prosa, muchos de los cuales datan del siglo V a. de C. Aconteció que, desde ese siglo, se difundió un tipo de literatura narrativa que dio por resultado el surgimiento de las dos grandes epopeyas tradicionales, el Mahabarata y el Ramayana. El más extenso es el que ahora nos ocupa, ya que consta de unos 215 mil versos. Es decir, que es unas ocho veces más extenso que la Ilíada y la Odisea juntas.(p.65)

EPISODIO DE NALA
  Y DAMAYANTI
  (VANA-PARVA)

Hubo entre los Nishadenos un rey
vigoroso, Nala, hijo de Virasena. Era
gallardo, reunía las cualidades que
más se desean, y era hábil para ma-
nejar caballos: era un héroe piadoso
que sabía el Veda; era verídico, fuer-
te, y mandaba un numeroso ejército;
era simpático para los hombres y pa-
ra las mujeres; era generoso; como
valiente guerrero, manejaba perfec-
tamente el arco y parecía que era el
mismo Manú, hecho visible en la
Tierra; pero… era aficionado al
juego de dados. (p.76)



LAS ABEJAS

  Un príncipe, después de haber cazado en pleno sol toda una mañana, fue a descansar a un bosque. Allí vio un enjambre de abejas dedicadas al trabajo.
  Quedó sorprendido de la industria maravillosa de aquellos insectos: sus movimientos y la aplicación con que trabajaban, le produjeron una admiración tan grande, que le inspiraron el deseo de preguntar a su ministro cuál era el propósito que había movido a aquellos seres alados a reunirse alrededor de un árbol, y a quién pertenecía aquel ejército numeroso.
  El ministro respondió: Señor, esos animales, a pesar de su pequeñez, son muy útiles por el provecho que puede obtenerse de su trabajo admirable: son moscas de miel y no hacen daño a nadie. Su naturaleza es notable y parecen animados del espíritu de Dios y dedicados a cumplir su voluntad. Tienen un rey que se llama Jasub, más corpulento que ellas: bajo las órdenes de éste, tiemblan como una hoja de sauce, y caen delante de él como las hojas secas en otoño al soplo impetuoso del aquilón.
  Ese rey tiene un consejero, varios ujieres, lugartenientes, porteros y guardias. Sus favoritos y sus súbditos están dotados de un espíritu maravilloso: ellos mismos construyen el palacio del rey, con tanto arte, que sorprendería a Singar, si éste viese un edificio tan admirable hecho por un pueblo de insectos.
  Cuando está terminado el palacio, el rey recibe de las moscas de miel un juramento, por el cual se comprometen a no posarse nunca en ninguna basura. De las rosas, de los jacintos, de la albahaca, extraen jugos delicados, de los cuales, en su estómago, se forma una substancia admirable, que conocemos con el nombre de miel y que sirve para componer una bebida muy útil para la salud.
  Cuando las abejas regresan de hacer su recolección, los porteros las examinan para comprobar con cuidado si vienen o no limpias. Si observan que estan manchadas de basura, las matan en el acto con su aguijón. Cuando, por negligencia, dejan pasar algunas impuras, el rey en persona lo averigua, y , después de ordenar que se le presenten los culpables y los porteros, condena a muerte a estos últimos y en seguida a las abejas, por haber contravenido la disciplina del Estado.
  Las historias cuentan que, imitando a las abejas, el famoso emperador Gemschid fue el primero que estableció porteros, ujieres y guardias en su cámara, y oficiales en su palacio, y que después de él, los demás reyes supieron llevar a la perfección el buen orden que actualmente se observa en sus respectivas cortes y en sus ejércitos.
  El príncipe preguntó a su ministro : Me sorprende que las abejas, aunque salvajes, no tengan animosidad las unas contra las otras, que no se sirvan de su aguijón más que para tomar su alimento, y que muestren tanta dulzura…
   El ministro volvió a hacer uso de la palabra: Esos animales, señor, no se gobiernan más que por un común instinto: pero no sucede así con los hombres, ya que cada uno de éstos tiene diferente condición natural. Como el hombre se compone de alma y de cuerpo, que son cosas muy desemejantes, porque la una es sutil y la otra grosera, la una representa la luz y la otra las tinieblas, constituye un ser elevado y al mismo tiempo un ser vil y bajo, y cada uno de estos seres quiere sobreponerse al otro: de ahí surgen las diferencias que entre ellos se observan. Por ese motivo se entregan a la codicia, a la envidia, al odio, a las crueldades, a las imposturas y a todas las pasiones desordenadas. (pp.159y160)




























Varios autores. La India Literaria. Porrúa. México, 1992.
                                      






LO QUE HAS APRENDIDO



PARA RECAPITULAR




[1] Guías visuales océano. Mamíferos, Barcelona, Océano, 2004, p. 240.
[2] Diccionario de la lengua española, 22a ed., Madrid, Espasa, 2001, p. 871.
[3] Juan José Arreola. Bestiario, México, Planeta/CONACULTA, 2002, col. Ronda de clásicos mexicanos, p. 30.
[4] Por ejemplo, Franz Kafka escribió a su padre varias cartas que nunca pensó enviar (era sólo un medio para expresar sus pensamientos y emociones) y que, incluso, pidió a un amigo que las destruyera al morir el escritor. Afortunadamente, ese amigo no cumplió con la petición de Kafka y hoy contamos con esas epístolas reunidas en Carta al padre.
[5] Cfr. Kurt Spang. Géneros literarios, Madrid, Síntesis, 1993, col. Teoría de la literatura y literatura comparada No. 14.
[6] Cfr. María Moliner. Diccionario de uso del español, tomo I, 2ª ed., Madrid, Gredos, 2002, p.1301.
[7] Pablo Neruda. “Soneto iii”, en Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Cien sonetos de amor, Barcelona, Altaya, 1995, col. Biblioteca de premios Nobel No. 2, p. 117.
[8] Villiers de L’Isle-Adam. “El convidado de las últimas fiestas”, en Cuentos crueles, trad. Manuel Granell, Madrid, Espasa, 2003, col. Grandes clásicos universales, pp. 100-101.
[9] Carlos Fuentes. Gringo viejo, Barcelona, RBA, 1993, col. Narrativa actual No. 8, p. 45.
[10] Isak Dinesen. Memorias de África, trad. Barbara McShane y Javier Alfaya, Barcelona, RBA, 1993, col. Narrativa actual No. 11, p. 43.
[11] Horacio Quiroga. “El almohadón de plumas”, en Cuentos de amor, de locura y de muerte, México, EMU, 1995, pp. 62-65.
[12] Michael Ende. Jojo. Historia de un saltimbanqu, trad. Analis Gruber y flora Casas, 3ª ed., Barcelona, Plaza & Janés, 1998, pp. 11-12.
[13] Francisco Montes de Oca. Literatura universal, 29 ed., México, Porrúa, 1990, p. 13.
[14] José Luis Santos Fernández (ed.) Terrae Antiqvae Revista de Arqueología e Historia Antigua online [en línea], SMO Sistemas, España, 2005 <http://terraeantiqvae.blogia.com> [Consultada el 16 de diciembre de 2005].
[15] Idem.
[16] Ello alude a la caracterización de la región: islotes en medio de pantanos, cubiertos de cañaverales.
[17] Félix Guirand (dir.) Mitología general, trad. Pedro Pericay, Barcelona, Labor, 1965, pp. 62-63.
[18] Félix Guirand.  Op cit., pp. 64-65.
[19] Francisco Montes de Oca, Teoría y técnica de la literatura, 8ª ed., México, Porrúa, 1983, p.148.
[20] José María González-Serna Sánchez. “Literaturas mesopotámicas”, en Aula de letras [en  línea] <http://www.auladeletras.net/> [Consultado el 17 de diciembre de 2005].
[21] “Epopeya de Gilgamesh” (fragmento), en Félix Guirand. Op. cit., p. 90.
[22] José María González-Serna Sánchez. “Literatura egipcia”, en Aula de letras [en  línea] <http://www.auladeletras.net/> [Consultado el 17 de diciembre de 2005].
[23] Francisco Montes de Oca. Literatura universal, p. 12.
[24] Hontanar. Biblia y épocas literarias, Montevideo, Mosca Hnos., 1961, pp. 7—30.
[25] Biblia. Madrid / Navarra, San Pablo / Editorial Verbo Divino, 1999, Antiguo Testamento, Salmo 59, p. 1245.
[26] Anónimo. Las mil y una noches, trad. de editorial Ramón Sopena, Madrid, Óptima, 2003, p. 13.
[27] Ibidem, p. 100-101.I
Literatura en el mundo antiguo
INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA
Recuerda lo que sabes
¿Cómo reconoces una obra literaria?
¿Cualquier texto que encuentres en una biblioteca es una obra literaria?
¿Recuerdas alguna clasificación de las obras literarias por su forma?
¿Qué es literatura?
Lee atentamente los siguientes textos:
Texto 1.
Los más corpulentos de todos los animales terrestres son los elefantes, pertenecientes al orden proboscídeos, así llamados por su nariz prolongada en una larga trompa o probóscide muscular, flexible y prensil, en cuyo extremo se abren los orificios nasales. Sus extremidades poseen cinco dedos, sostenidos por una especie de almohadilla elástica común; las pezuñas son anchas y planas. La piel está casi desnuda y desprovista de glándulas sebáceas, razón por la cual el baño periódico constituye una necesidad a la vez que un placer.
El nombre de colmillos que suele darse a las defensas de los elefantes no es muy apropiado, porque carecen de caninos; son en realidad incisivos, de los cuales tienen sólo un par en la mandíbula superior. Las enormes defensas carecen de raíz, crecen continuamente y están compuestas de dentina, o marfil, ya que el esmalte, que sólo existe en la punta, se desgasta con rapidez y desaparece.[1]
Texto 2.
Elefante. […] Mamífero del orden de los Proboscidios, el mayor de los animales terrestres que viven ahora, pues llega a tres metros de alto y cinco de largo. Tiene el cuerpo de color ceniciento oscuro, la cabeza pequeña, los ojos chicos, las orejas grandes y colgantes, la nariz y el labio superior unidos y muy prolongados en forma de trompa, que extiende y recoge a su arbitrio y le sirve de mano. Carece de caninos y tiene dos dientes incisivos, vulgarmente llamados colmillos, macizos y muy grandes.[2]
Texto 3.
El elefante (fragmento)[3]
Viene desde el fondo de las edades y es el último modelo terrestre de maquinaria pesada, envuelto en su funda de lona. Parece colosal, porque está construido con puras células vivientes y dotado de inteligencia y memoria. Dentro de la acumulación material de su cuerpo, los cinco sentidos funcionan como aparatos de precisión y nada se les escapa. Aunque de pura vejez hereditaria son ahora calvos de nacimiento, la congelación siberiana nos ha devuelto algunos ejemplares lanudos. ¿Cuántos años hace que los elefantes perdieron el pelo? En vez de calcular, vámonos todos al circo y juguemos a ser los nietos del elefante, ese abuelo pueril que ahora se bambolea al compás de una polka…
No. Mejor hablemos del marfil. Esa noble sustancia, dura y uniforme, que los paquidermos empujan secretamente con todo el peso de su cuerpo, como una material expresión de pensamiento. El marfil, que sale de la cabeza y que desarrolla en el vacío dos curvas y despejadas estalactitas. En ellas, la paciente fantasía de los chinos ha labrado todos los sueños formales del elefante.
Comentario
Como te habrás dado cuenta, cada uno de estos textos hace referencia al elefante, sin embargo, la manera en que se habla de él es diferente en cada caso. En el 1, se proporciona una descripción de este animal a partir de características anatómicas; en el texto 2, de manera similar, se define al elefante en función de su físico; ambos pasajes (1 y 2) resultan similares; sin embargo, existen importantes diferencias entre ellos y el tercero. Este último alude a diversas características del elefante, pero emplea un estilo que difiere en mucho a los anteriores: por ejemplo, para indicar la antigüedad de la especie dice “viene desde el fondo de las edades.” El texto 3 es literario, los otros dos no lo son.
Actividades
Lee nuevamente los textos anteriores; detecta con qué palabras presenta cada uno de ellos ciertas características del elefante y transcríbelas en el siguiente cuadro:
Característica
Texto 1
Texto 2
Texto 3
Tamaño



Piel



Colmillos



Marfil




Con el ejercicio previo te has percatado de que la utilización del lenguaje en un texto literario es diferente a otros, como los escritos técnicos; el contenido de los textos anteriores es el mismo (descripción de un elefante), pero la forma en que se manifiesta cambia. En literatura, entonces, la diferencia del texto radica en la forma.
Has conocido ya qué es y qué no es literatura a través de la forma del lenguaje; ahora, se trata de definirla.
Quizá en alguna ocasión habrás escuchado este término aplicado al conjunto de textos propios de una disciplina o una ciencia (por ejemplo, “literatura jurídica”); algunas personas suelen considerar literatura todo material impreso de cierto número de hojas, de tal forma que aquí engloban cualquier libro, independientemente de su temática, la forma de utilización del lenguaje o, lo que es más, su calidad. En ninguno de los casos anteriores se trata de literatura.
La literatura se concibe como una de las bellas artes, junto con la danza, la música, la escultura, la pintura, la arquitectura y, recientemente incluido, el cine. Su materia prima es el lenguaje, a través del cual encuentran expresión las ideas del artista, manifiestas en la obra literaria.
Si bien el autor de un texto de esta naturaleza no siempre tiene en mente un lector[4] (es decir, un receptor de su creación), la obra literaria no se realiza plenamente si no existe alguien que la lea, alguien que reciba el efecto estético que transmite.
Definir literatura no es un trabajo fácil, y ha sido tarea de numerosos pensadores y estudiosos desde los tiempos de Aristóteles; por supuesto, aquí no te brindaremos una definición contundente, sólo dejamos establecida una aproximación que tú, según tu experiencia y los conocimientos que vayas adquiriendo, podrás complementar y enriquecer.
Literatura, por lo tanto, es el arte de la expresión mediante la utilización del lenguaje, con el objetivo de provocar un efecto estético en el lector.
La literatura surge como producto de una necesidad humana por expresar sus emociones, sus ideas, su forma de ver el mundo; por ello, se trata de un arte ligado intrínsecamente con el hombre.

LO QUE HAS APRENDIDO
En seguida se presentan algunas oraciones que implican lectura; señala con una L si consideras que alude a un hecho literario, de lo contrario anota NL.
a. Fui a la biblioteca a consultar una enciclopedia.       (  )
b. Debo leer Gringo viejo, de Carlos Fuentes.              (  )
c. “Beso: Acción y efecto de besar”                        (  )
d. Mi maestro comentó que era necesario estudiar toda la literatura referente a este problema químico.                                     (  )
e. Leí Las mil y una noches el mes pasado.                 (  )
f. “¿Qué es, señora, un beso? Un juramento hecho de cerca; un subrayado de color de rosa que al verbo amar añaden…”                            (  )
g. “Hijo: tuve que salir. Dejé tu comida en la mesa. Cuídate. Mamá.”     (  )
Ahora, deberás registrar tu propio concepto de literatura; por supuesto, debes basarte en lo comentado con antelación.
Formas de clasificación de la literatura
A lo largo de la historia, en distintos pueblos y en diferentes momentos se ha estudiado la obra literaria, también a partir de diversas perspectivas. Se habla, entonces, de “literatura medieval” o “literatura romántica” para hacer referencia a un conjunto de obras de una época determinada, o de “literatura inglesa” para aludir a los textos literarios producidos en una nación, independientemente de la época. Estas categorizaciones de la literatura tienen un enfoque historicista.
Existe otra forma de clasificar obras literarias: a través de su estructura, de tal modo que se crean los géneros literarios. Aun en este ámbito no existe universalidad sobre el establecimiento de géneros y sus características. Para este curso, no profundizaremos demasiado, así que únicamente referiremos la existencia de cuatro géneros básicos: lírico, narrativo y dramático.[5] El siguiente cuadro explica brevemente en qué consiste cada uno de ellos:

Género
Características
Ejemplos
Lírico
No contiene una historia, se presenta de forma breve, generalmente en verso, con ritmo, profundiza sobre un solo tema y la importancia de la forma es mayor que en los otros dos géneros (de ahí la trascendencia de las figuras retóricas que suele contener).
Érase un hombre a una nariz pegado;
éase una nariz superlativa;
érase una nariz sayón y escriba;
érase un pez espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado;
érase una alquitara pensativa;
érase un elefante boca arriba;
era Ovidio Nasón más naridado.

(Francisco de Quevedo, A una nariz, fragmento)
Narrativo
Comprende una historia contada por alguien, por lo tanto, implica la existencia de un narrador; se distinguen, básicamente, el cuento (narración corta) y la novela (narración extensa).
La Serenísima Reina de Irlanda había muerto de parto, y el infante fue entregado a una nodriza de casa de una mujer que vivía en una cabaña junto a la orilla del bosque. Una noche esta mujer estaba sentada meciendo la cuna y ensimismada en la contemplación de la belleza del niño… (W. B. Yeats, La rosa secreta)
Dramático
Involucra una historia y su representación, por lo tanto, no existe un narrador; es un texto hecho para ser representado, y ello se refleja en su estructura con el dominio del diálogo.
Ulises. ¿Qué estás haciendo, Atena? No, no le llames, que no salga.
Atena. Silencio, ¿o es que no sabes contenerte y vas a acarrear con una fama de cobardía?
Ulises. No, por los dioses, pero que quede dentro: ya hay bastante.
Atena. ¿Por qué? Pero, ¿qué temes? Él, antes, ¿no era un hombre?
(Sófocles, Áyax)

Cada uno de estos géneros posee características propias; no siempre son identificables a primera vista, puesto que determinadas obras literarias contienen rasgos que pertenecen a uno y otro. Al mismo tiempo, cada uno cuenta con recursos propios de análisis; a continuación se presentan sólo algunos de ellos.
Texto lírico
El texto lírico generalmente se expresa en verso; cada uno de éstos está conformado por sílabas; a su vez, los versos se agrupan en estrofas. Cuando se trata de un poema con estructura clásica, las estrofas son fácilmente identificables, pero en poemas contemporáneos en ocasiones ni siquiera está presente el verso. El seccionamiento de éste en sílabas suele obedecer al ritmo que ofrece.
La característica relevante del texto lírico consiste en la utilización del lenguaje figurado, es decir, aquel que emplea formas que lo alejan del modo directo y cotidiano de expresión; para ello, suele recurrirse a las figuras literarias; básicamente, éstas se agrupan en figuras de pensamiento, figuras de lenguaje y tropos; referimos aquí solamente algunas.[6]
1. Figuras de pensamiento.
a) Antítesis: Implica contraste entre términos o expresiones.
Ve, suspiro caliente, al pecho frío
de aquella viva piedra por quien muero.
(Luis Barahona de Soto, “Ve, suspiro caliente”)
b) Apóstrofe: vocativo o invocación dirigido a alguien.
—Antonio Torres Heredia,
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
(García Lorca, “Muerte de Antoñito el Camborio”)
c) Eufemismo: Expresión que sustituye a una que no desea decirse; en ocasiones ello obedece a que resulta violenta, desagradable o prohibida.
Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.
(San Juan de la Cruz, Cántico espiritual)
d) Hipérbole: Implica una exageración; expresa una idea que traspasa lo verosímil.
Sobre el corazón la mano
me he puesto, porque no suene
su latido, y de la noche
turbe la calma solemne.
(Bécquer, Rima xxvii)
e) Oxímoron: Unión de dos palabras de significado opuesto para crear uno nuevo.
Dulce soñar y dulce congojarme,
Cuando estaba soñando que soñaba…
(Juan Boscán)
f) Personificación: Atribución de cualidades humanas a cosas inanimadas o abstractas.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría…
(García Lorca, “Preciosa y el aire”)
g) Prosopopeya: Similar a la personificación, consiste en atribuir discurso a entidades no humanas.
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron
(Bécquer, Rima lxxiii)
2. Figuras de lenguaje.
a) Aliteración: Repetición de un sonido a fin de intensificar la idea expresada.
Y al cuello el lazo atado
con que desenlazó de la cadena
el corazón cuitado
(Garcilaso de la Vega, “A la flor de Gnido”)
b) Anáfora: Repetición de una o varias palabras al inicio de una oración, verso o periodo sintáctico para destacar cierta idea.
¿Cómo eres rey sin estado?
¿Cómo Dios y estás desnudo?
¿Cómo elocuente, si mudo?
¿Cómo cobarde, si osado?
(Tirso de Molina, “Chispas”)
c) Onomatopeya: Imitación del sonido de algo con el vocablo creado para aludirlo.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
(García Lorca, “Preciosa y el aire”)
3. Tropos.
a) Alegoría: Representación de elementos abstractos mediante objetos concretos.
Me sentí de un ardiente
deseo llena el alma:
¡como atrae un abismo, aquel misterio
hacia sí me arrastraba!
(Bécquer, Rima lxxiv)
b) Comparación: Relación entre elementos a través de nexos.
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
(Neruda, Poema 16 de Veinte poemas de amor y una canción desesperada)
c) Metáfora: Comparación carente de nexos; traslado de sentidos.
El rubí de tu boca me rindiera (Francisco Medrano, “El rubí de tu boca”)
d) Sinestesia: Vinculación de uno o más registros sensoriales con un sentido que no les corresponde.
Cobre amarillo su carne,
huele a caballo y a sombra.
(García Lorca, “Romance de la pena negra”)
Actividades
Lee el siguiente poema; localiza todas las figuras literarias que te sea posible, señalando cada una.
Áspero amor, violeta coronada de espinas,
matorral entre tantas pasiones erizado,
lanza de dolores, corola de la cólera,
por qué caminos y cómo te dirigiste a mi alma?
Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
de pronto, entre las hojas frías de mi camino?
Quién te enseñó los pasos que hasta mí te llevaron?
Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi morada.
Lo cierto es que tembló la noche pavorosa,
el alba llenó todas las copas con su vino
y el sol estableció su presencia celeste,
mientras que el cruel me cercaba sin tregua
hasta que lacerándome con espadas y espinas
abrió en mi corazón un camino quemante.[7]
Texto narrativo
El texto narrativo implica una historia que se cuenta; ese relato es realizado por una entidad distinta al autor: por el narrador. Otros elementos importantes son los personajes, el tiempo y el espacio.
El narrador
El narrador ha sido objeto de diferentes estudios que han arrojado tipologías que dependen de la persona que narra, su participación en lo narrado y cómo refiere la enunciación de los personajes.
Si se considera que el narrador es un mediador que expresa los hechos relatados, se tienen que establecer tres relaciones diferentes con los personajes, según su conocimiento de la historia:
a) Narrador omnisciente: sabe más que los personajes, incluso percibe lo que éstos piensan y sienten, posee el conocimiento de lo que ha pasado antes de lo narrado y lo que pasará después.
b) Narrador equisciente: sabe lo mismo que los personajes, sea o no uno de ellos, por lo tanto, no tiene posibilidad de conocer qué piensan otros ni puede predecir lo que ocurrirá o expresar lo que desconoce.
c) Narrador deficiente: sabe menos que los personajes, así que va enterándose de los hechos cuando van ocurriendo, desconoce la conciencia de cualquier personaje.
En lo que se refiere a la participación del narrador, debe considerarse que existen dos maneras en que se presenta la historia: si es una sola o si engloba otra (u otras) dentro de ella. Cuando el narrador pertenece a una historia sin dependientes, es decir, cuando no incluye otras, puede ser:
a) Heterodiegético: no participa en la historia. Ejemplo: La Ilíada de Homero en donde el narrador no forma parte de la historia que narra.
b) Homodiegético: interviene en lo relatado; por lo tanto, es un personaje. Ejemplo: En numerosos cuentos de Jorge Luis Borges se observa la presencia del narrador que adopta la condición y características de un personaje.
c) Autodiegético: no sólo interviene en la diégesis, sino que lo contado es su propia historia, en consecuencia, es el protagonista de lo que narra. Ejemplo: Lazarillo de Tormes de autor anónimo en donde el personaje cuenta en primera persona su vida.
En los casos en que se trata de una historia que incluye otras o que se circunscribe dentro de alguna, el narrador puede ser:
a) Extradiegético: corresponde al relato principal, es decir, al que enmarca otras diéresis.
b) Intradiegético: pertenece a una historia incluida en otra.
En la novela Abel Sánchez del escritor español Miguel de Unamuno, el narrador extradiegético abre —con el subtítulo tanto como con el fragmento al “Prólogo a la segunda edición”— y cierra —“¡Queda escrito!— la novela; la subtitula, cede paso después al escritor  —en el prólogo—, y constantemente intercala su relato con el de Joaquín Monegro —personaje de la novela—, este último de nivel intradiegético.
Estilo directo e indirecto
En lo que respecta a la manera en que el narrador manifiesta el discurso de los personajes, existen el estilo directo, el indirecto y el indirecto libre.
El estilo directo implica que el narrador reproduzca las palabras de los personajes como fueron emitidas; para ello recurre a la utilización de marcas como las comillas o el guión largo:
Llamamos. José apareció. Mientras terminábamos con él, la escocesa murmuró tranquilamente junto a Antonia:
—¿No tienes nada que decir a José, pequeña?
—Ciertamente —respondió la bonita y pálida criatura—. Me has adivinado.[8]
El narrador utiliza el estilo indirecto cuando da a conocer que el personaje se ha expresado, pero sin reproducir exactamente sus palabras: “untó otro pensamiento sobre éste, como mantequilla sobre pan tostado: ¿se había mirado Harriet Winslow en los espejos al entrar aquí?…”[9]
Finalmente, el estilo indirecto libre significa que el narrador deje asentado que el personaje realizó un acto de habla, aunque no expresa lo dicho: “Había contado alguno de aquellos cuentos a un amigo cuando venía a visitar la granja.”[10]
Los personajes
El narrador relata acciones que, evidentemente, son realizadas por alguien: los personajes. La clasificación de éstos depende de tres factores: su importancia para la historia, su postura en ella y su composición.
En cuanto a la importancia del personaje para la historia, éste puede ser principal, secundario u ocasional. El principal es aquél en torno al cual giran los hechos narrados; su presencia resulta imprescindible. El personaje secundario posee importancia sólo en función del principal, puede aparecer o desaparecer en cualquier momento de la narración. Finalmente, el personaje ocasional (llamado también incidental) surge de manera esporádica en la narración, generalmente para cumplir una función específica dentro de la historia, y luego desaparece.
En lo que se refiere a la postura adoptada por el personaje, éste puede ser protagonista o antagonista; el primero realiza las principales acciones narradas, mientras que el segundo es el encargado de obstaculizarlo.
En cuando a su composición, los personajes se dividen en individuales y en colectivos; el primer caso es el más común en los textos narrativos, se refiere a un solo individuo; el segundo, en cambio, aglutina dos o más entidades que se comportan como una sola (por ejemplo, el pueblo en alguna novela histórica).
Los personajes no solamente son humanos, sino que pueden ser animales (como en algunas fábulas) e, incluso, entidades inanimadas.
Otro aspecto importante de los personajes es su descripción; ésta permite que el lector sepa cómo son los personajes tanto externa como internamente; cuando se realiza una descripción externa, el narrador proporciona un retrato físico (edad, estatura, género, color de piel y ojos, etcétera), mientras que si refiere una descripción interna, ha elaborado un retrato psicológico (temperamento, humor, personalidad).
Espacio
En el texto narrativo, los personajes requieren de un espacio que los contenga; así, lo espacial es transmitido por el narrador a través de descripciones que explican cómo es el lugar en que se realizan las acciones; de manera general, se tiene que el espacio se divide en dos tipos: abierto o cerrado. El espacio abierto se presenta cuando el lugar se encuentra en los exteriores, como las calles, la campiña, una plaza, el mar, etcétera. En oposición, el espacio cerrado se establece en los interiores: dormitorios, casas, escuelas, oficinas, entre otros.
Tiempo
Finalmente, se halla el tiempo; por supuesto, las acciones relatadas se desarrollan en una dimensión temporal, y no siempre son contadas conforme ocurren, es decir, el orden. Existen básicamente dos alteraciones de orden: las retrospecciones (analepsis) y las prospecciones (prolepsis); las analepsis significan un salto hacia atrás en el tiempo, generalmente útil para explicar hechos previos a lo que se narra; por su parte, las prolepsis predicen algo que va a ocurrir en el relato.
Con los elementos proporcionados, es posible realizar un breve análisis de la estructura de un texto narrativo, sin importar que se trate de una novela o un cuento.
Actividades
Lee el texto que se ofrece a continuación. Se trata de un cuento. En seguida completa el cuadro presentado.
El almohadón de plumas
Horacio Quiroga.
Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses —se habían casado en abril— vivieron una dicha especial.
Sin duda ella hubiera deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.
La casa en que vivían influía no poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso —frisos, columnas y estatuas de mármol— producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de su marido. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le pasó muy lento la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni pronunciar una palabra.
Fue ése el último día en que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole cama y descanso absolutos.
—No sé —le dijo a Jordán en la puerta de calle con la voz todavía baja—. Tiene una gran debilidad que no me explico. Y sin vómitos, nada… Si mañana se despierta como hoy, llámeme en seguida.
Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasábanse horas sin que se oyera el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pasos. A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, deteniéndose un instante en cada extremo a mirar a su mujer.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.
—¡Jordán! ¡Jordán! —clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia lanzó un alarido de horror.
—¡Soy yo, Alicia, soy yo!
Alicia lo miró con extravío, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó.
Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola por media hora, temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella sus ojos.
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor, mientras ellos pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio, y siguieron al comedor.
—Pst… —se encogió de hombros desalentado su médico—. Es un caso serio… Poco hay que hacer.
—¡Sólo eso me faltaba! —resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.
Alicia fue extinguiéndose en subdelirio de anemia, agravado de tarde, pero remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas oleadas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó jamás. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aun que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaban ahora en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama, y trepaban dificultosamente por la colcha.
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el sordo retumbo de los eternos pasos de Jordán.
Alicia murió, por fin. La sirvienta, cuando entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
—¡Señor! —llamó a Jordán en voz baja—. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.
Jordán se acercó rápidamente y se dobló sobre aquél. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.
—Parecen picaduras —murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.
—Levántelo a la luz —le dijo Jordán.
La sirvienta lo levantó, pero en seguida lo dejó caer y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.
—¿Qué hay? —murmuró con voz ronca.
—Pesa mucho —articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca —su trompa, mejor dicho— a las sienes de aquélla chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón sin duda había impedido al principio su desarrollo; pero desde que la joven no pudo moverse la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.[11]

Narrador
Según su conocimiento de la historia

Según su participación

Estilos presentes
(un ejemplo para cada uno)

Personajes
Nombre
Tipos
Retrato físico
Retrato psicológico
1.



2.



3.



4.



5.



Espacio
Cerrado

Abierto

Tiempo
Analepsis

Prolepsis


Texto dramático
El texto dramático se crea para ser representado; por lo tanto, aquí la importancia reside en los personajes; dado que no existe un narrador, ellos se encargan de presentar los hechos contenidos en la historia representada.
La estructura de las obras dramáticas es variable, si bien suelen dividirse en actos y éstos, a su vez, en escenas. Se distinguen básicamente dos elementos en el texto dramático: las intervenciones de los personajes y las acotaciones; las primeras pueden darse en forma de diálogo (cuando dos o más personajes se comunican) o de monólogo (cuando uno solo es el que habla); las acotaciones, por su parte, incluyen todo tipo de información útil para la representación, como nombres de personajes, escenarios, actitudes, etcétera, suelen distinguirse por cambios de tipografía.
Actividades
Del siguiente fragmento de texto dramático, subraya la participación de los personajes y tacha las acotaciones:
Jojo. Historia de un saltimbanqui
(fragmento)
Michael Ende
Pippo
Empieza a oscurecer.
Lola
Y a hacer frío. (Pippo la rodea con un brazo para darle calor.)
Wilma
(Se acerca a los otros para calentarse.)
Más vale que nos olvidemos de él.
Yussuf
Sí, seguro que ya no viene.
Bux
No me lo esperaba. Esta vez no.
Muñeco
Pues yo sí. Es una de las suyas.
Bux
Tú te callas, Ottokar.
Eli
Jojo viene. Eli está segura. Jojo es bueno.
Wilma
Con que Jojo es bueno, ¿eh? ¿Cuántas veces habremos tenido que hacer la función sin él porque desaparecía de repente? Ese pobre diablo siempre encuentra una tabernucha con entrada, pero sin salida, o al menos eso dice.
Muñeco
Hoy es imposible que pase eso.
Wilma
¿Por qué?
Muñeco
Porque hoy no hay función. Je, je, je.
Bux
Déjate de bromas, Ottokar. No estamos para tonterías.
Pippo
Tal vez no haya conseguido nada con ésos.
Estará avergonzado y no nos lo querrá decir.
Lola
(Irónica.)
Sí, a veces es muy sensible.
Yussuf
Pero que tarde tanto en volver también puede significar que todavía no lo ha dado todo por perdido. Quizá tiene alguna esperanza.
Pippo
Yo te apuesto lo que quieras a que nos ha dejado en la estacada.
Muñeco
¡Bux! ¿Has oído lo que dice?
(Suelta una risotada.)
Bux
¡Cierra el pico de una vez o te vas a la maleta![12]

Lo que has aprendido
Contesta a las siguientes preguntas:
1. ¿A partir de qué perspectivas puede ser estudiada la literatura?
2. Menciona los géneros literarios.
3. ¿Cuál es la diferencia básica entre el género lírico y el narrativo?
4. ¿En qué se basa la principal distinción entre un texto narrativo y uno dramático, si ambos implican una historia?
5. Explica qué es la metáfora; anota un ejemplo.
6. Explica por lo menos tres figuras retóricas además de la metáfora y proporciona ejemplos de cada una de ellas.
7. Elabora un mapa mental en el que expreses las diferentes tipologías del narrador.
LITERATURA DE LOS PUEBLOS DE ASIA MENOR
RECUERDA LO QUE SABES
¿A qué se refiere la expresión “Asia Menor”?
¿Dónde se ubicó Mesopotamia?
¿Qué es el Código de Hammurabi y cuál es su trascendencia?
¿Por qué la egipcia es considerada una de las antiguas civilizaciones más importantes?
Explica brevemente la historia antigua del pueblo hebreo.




[1] Guías visuales océano. Mamíferos, Barcelona, Océano, 2004, p. 240.
[2] Diccionario de la lengua española, 22a ed., Madrid, Espasa, 2001, p. 871.
[3] Juan José Arreola. Bestiario, México, Planeta/CONACULTA, 2002, col. Ronda de clásicos mexicanos, p. 30.
[4] Por ejemplo, Franz Kafka escribió a su padre varias cartas que nunca pensó enviar (era sólo un medio para expresar sus pensamientos y emociones) y que, incluso, pidió a un amigo que las destruyera al morir el escritor. Afortunadamente, ese amigo no cumplió con la petición de Kafka y hoy contamos con esas epístolas reunidas en Carta al padre.
[5] Cfr. Kurt Spang. Géneros literarios, Madrid, Síntesis, 1993, col. Teoría de la literatura y literatura comparada No. 14.
[6] Cfr. María Moliner. Diccionario de uso del español, tomo I, 2ª ed., Madrid, Gredos, 2002, p.1301.
[7] Pablo Neruda. “Soneto iii”, en Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Cien sonetos de amor, Barcelona, Altaya, 1995, col. Biblioteca de premios Nobel No. 2, p. 117.
[8] Villiers de L’Isle-Adam. “El convidado de las últimas fiestas”, en Cuentos crueles, trad. Manuel Granell, Madrid, Espasa, 2003, col. Grandes clásicos universales, pp. 100-101.
[9] Carlos Fuentes. Gringo viejo, Barcelona, RBA, 1993, col. Narrativa actual No. 8, p. 45.
[10] Isak Dinesen. Memorias de África, trad. Barbara McShane y Javier Alfaya, Barcelona, RBA, 1993, col. Narrativa actual No. 11, p. 43.
[11] Horacio Quiroga. “El almohadón de plumas”, en Cuentos de amor, de locura y de muerte, México, EMU, 1995, pp. 62-65.
[12] Michael Ende. Jojo. Historia de un saltimbanqu, trad. Analis Gruber y flora Casas, 3ª ed., Barcelona, Plaza & Janés, 1998, pp. 11-12.
[13] Francisco Montes de Oca. Literatura universal, 29 ed., México, Porrúa, 1990, p. 13.
[14] José Luis Santos Fernández (ed.) Terrae Antiqvae Revista de Arqueología e Historia Antigua online [en línea], SMO Sistemas, España, 2005 <http://terraeantiqvae.blogia.com> [Consultada el 16 de diciembre de 2005].
[15] Idem.
[16] Ello alude a la caracterización de la región: islotes en medio de pantanos, cubiertos de cañaverales.
[17] Félix Guirand (dir.) Mitología general, trad. Pedro Pericay, Barcelona, Labor, 1965, pp. 62-63.
[18] Félix Guirand.  Op cit., pp. 64-65.
[19] Francisco Montes de Oca, Teoría y técnica de la literatura, 8ª ed., México, Porrúa, 1983, p.148.
[20] José María González-Serna Sánchez. “Literaturas mesopotámicas”, en Aula de letras [en  línea] <http://www.auladeletras.net/> [Consultado el 17 de diciembre de 2005].
[21] “Epopeya de Gilgamesh” (fragmento), en Félix Guirand. Op. cit., p. 90.
[22] José María González-Serna Sánchez. “Literatura egipcia”, en Aula de letras [en  línea] <http://www.auladeletras.net/> [Consultado el 17 de diciembre de 2005].
[23] Francisco Montes de Oca. Literatura universal, p. 12.
[24] Hontanar. Biblia y épocas literarias, Montevideo, Mosca Hnos., 1961, pp. 7—30.
[25] Biblia. Madrid / Navarra, San Pablo / Editorial Verbo Divino, 1999, Antiguo Testamento, Salmo 59, p. 1245.
[26] Anónimo. Las mil y una noches, trad. de editorial Ramón Sopena, Madrid, Óptima, 2003, p. 13.
[27] Ibidem, p. 100-101.