miércoles, 13 de diciembre de 2023

 

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

 

FACULTAD DE HUMANIDADES

 

NARRATIVAS BREVES

ANÁLISIS

El gato negro de Edgar Allan Poe

La metamorfosis de Franz Kafka

 

PROF. LUIS QUINTANA TEJERA

 

XIMENA VIDAL MONTES DE OCA

 

1° SEMESTRE                     GRUPO:13

 

EL GATO NEGRO DE EDGAR ALLAN POE

En este cuento, se presenta una narración in medias res, ya que nos narra la historia de un hombre desde un punto un tanto avanzado, en cuanto a los hechos trágicos y misteriosos que han ocurrido en su vida; antes de dar más profundidad a lo que ha pasado, expone cómo era antes de llegar a ese momento de constantes arrebatos que desencadenan oscuros pensamientos y, además, declaraciones de conductas que lo llevarán a un final inesperado. 

Asimismo, el relato comienza con una forma dramática de envolver al lector, al iniciar con las siguientes palabras: “Mañana puedo morir y quisiera aliviar hoy mi espíritu”, esta prolepsis, además de darnos una anticipación de los sucesos, refiere al hombre, el primer personaje conocido en la historia, que tiene la función de un narrador en focalización interna fija, que, si bien no se conoce su nombre, se da una amplia descripción psicológica en todo el relato hablando, explícitamente de sus aflicciones, e implícitamente al demostrar hábitos como el alcoholismo que sufría, claro que esta etopeya se mantiene constante durante todo el desarrollo del cuento, para poder entender lo que pasa en la mente del hombre, en cuanto a su frenético comportamiento.

Igualmente se enfatiza la época en la que tenía un innegable afecto por los animales y que en la historia que transcurre en el presente, ya no existía más que por su mascota favorita, Plutón, un gato totalmente negro, que le mostraba un distinguido cariño; si tenemos en cuenta el aspecto del animal, en la obra se hace referencia a una alegoría, es decir, la esposa menciona creencias de que los gatos eran considerados brujas camufladas, sin embargo, aunque no se menciona dentro de la historia, el significado de Plutón concierne, en la mitología griega, al dios y regente del inframundo, que nos podría dar mucha más significación que la expuesta en el texto.

De la misma manera, es interesante la descripción de los contrastes entre el antiguo y actual temperamento del hombre, que si bien, no es capaz de resolver sus conflictos internos, el hecho de que los reconozca y tenga conciencia de ellos, nos lleva a una persistente anagnórisis. Por lo que esa misma incapacidad de reivindicarse fue lo que lo condujo a ahorcar a su gato, sin importarle qué tanto lo amó y qué tanto lo apreciaba todavía. 

Después de cometer tal acto y de que dada la casualidad posterior al suceso se incendiara su casa, al parecer lo único que le quedaba era su esposa, quien representó un papel en cierta medida, secundario, hasta ese momento, puesto que no hubo una gran presencia de ella, más la de ser una apacible víctima de la furia de su marido, sin embargo, fiel ya que como menciona el hombre ella era su “paño de lágrimas”.

Es en esta parte del cuento cuando aparece el otro gato, el cual tenía similitud con Plutón, debido a que también le hacía falta un ojo, además de ostentar un pelaje totalmente negro, excepto por la mancha blanca en el cuello. Cumplía, de este modo, con el papel de remplazar a la primera mascota, ante la necesidad del narrador de desvanecer el remordimiento de su ausencia por culpa suya. De ahí que el nuevo gato y la mujer se hicieran tan unidos y el hombre lo soportara cada vez menos, podríamos haber pensado lógicamente que el final del cuento sería el exterminio del otro gato, sin embargo, la historia da un giro inesperado y el narrador termina por matar a su esposa, lo cual es un claro reflejo de la incontrolable ira de este ya que nunca se nos comenta algún tipo de odio hacia ella, o al menos no en primer plano. El momento en el que ésta es encontrada por los policías y el gato también, se hace evidente una elipsis ya que no hace falta aclarar que, seguramente, sobrevivió a base de alimentarse de su cadáver en descomposición, tal vez después de contar la historia el hombre pudo aliviar su espíritu y es así como tuvo el propósito de alcanzar su propia catarsis.

LA METAMORFOSIS DE FRANZ KAKFA

La transformación es el tema principal para esta nouvelle que nos lleva a través de la vida de Gregorio Samsa, el protagonista de la historia. El primer factor importante a considerar, es que el narrador puede introducirse en los pensamientos de los personajes y tener un panorama completo del contexto familiar y social de Gregorio, por lo que se considera un narrador omnisciente, es tal focalizador cero por el que podemos hacer una mayor introspección a cada ámbito social que se nos presenta; sin embargo, el narrador comparte su participación con el protagonista, lo que hace aún mucho más profunda la descripción de pensamientos, al mismo tiempo que ayuda a comprender exactamente cómo es que sobrelleva Gregorio, su familia y la sociedad  estos acontecimientos de revelación.

El relato es una narración in medias res, pero para entender el punto al que se ha llegado, es necesario que se narre en primer lugar la vida de Gregorio antes de tal transición, es así que la declaración de que era y es un hombre infeliz se hace presente, esto debido a su trabajo y el yugo al que estaba sometido totalmente por la necesidad, esa tormentosa explotación no podía ser eludida por el protagonista, ya que no sólo él era responsable de sí mismo, sino que su familia también subsistía con base en él, como si se tratara de un objeto y no de un sujeto, por ende, su transformación sirve como una catarsis al haber vivido una gran parte de su vida explotado por su propia familia.

Ahora bien, cuando Gregorio despierta y se da cuenta de que no es un humano sino un escarabajo, puede manifestarse una idea superficial en cuanto a que él es literalmente un insecto, sin embargo, la alegoría moderna es un recurso que explica este pensamiento mucho más allá, debido a que el insecto corresponde a dos grados de significación, uno evidente que sería el de ser simplemente un escarabajo y el segundo que representa el sentimiento de creer que es un insecto, hablando figurativamente, claro que el segundo significado es el más completo.

Por lo tanto, podemos sugerir una metáfora surrealista en la obra, debido a que Gregorio puede identificarse y compararse durante todo el relato con las características de un insecto, como por ejemplo la inutilidad que sentía con su cuerpo que bien pudo haber sido una consecuencia de su estado anímico, al no poder levantarse de la cama, o esa incapacidad para comunicarse eficazmente con su alrededor, es así como el protagonista no sólo reconoce  el estado sin retorno en el cual está sumergido, lo cual nos deja clara la anagnórisis que desencadenó estas expresiones de transformación, sino que su familia también puede vivirlo, al sentir el cambio, en la historia se nos deja más claro con las acciones de sus familiares en donde queda implícitamente que ellos se contraponen al despertar de Gregorio, dándonos así una metadiégesis.

Por último, es desoladora la descripción de esta historia referida al hombre contemporáneo, puesto que a pesar de los intentos de Gregorio de seguir siendo visto como un ente funcional, se ve rotundamente rechazado en primera instancia, por su núcleo familiar, posteriormente por él mismo, que está representado por el vacío de su habitación; por último, en una sociedad que no soportaba estar cerca de él, como lo fueron los inquilinos del lugar donde vivía, es lógico que no haya soportado toda está presión hasta que murió y, aunque  en la nouvelle se nos da la idea de que fue por la corta vida a la que puede estimarse por ser un escarabajo, la elipsis de que realmente el final de Gregorio fue trágico y que optó por el suicidio es una gran posibilidad.

 

Ray Mauricio Martínez Evangelista

Análisis de “La Metamorfosis”.

 

Chuang-Tzu soñó que era una mariposa

y no sabía al despertar si era un hombre

que había soñado ser una mariposa

o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre;

(Herbert Allen Giles, en Chuang-Tzu, 1889)

 

“La Metamorfosis” de Franz Kafka es una representación simbólica del autor, cuyo narrador omnisciente se sujeta a una narrativa lineal en el tiempo para expresar la deshumanización del hombre, en el mundo contemporáneo. Asimismo, Gregorio Samsa es una manifestación simbólica del insecto de cómo se ve y cómo se desenvuelve en el mundo, sea personal, sea familiar, sea laboral. Esto me remite a que el insecto es un elemento literario ampliamente usado que personifica el protagonista en turno, con esto no descarto que el insecto es quien despierta siendo Gregorio Samsa o es Gregorio Samsa quien despierta, siendo insecto, es decir: Chuang-Tzu soñó que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre”; (Herbert Allen Giles). Esta última cita va acorde con el  comienzo de la narración de “La Metamorfosis”: “Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”. Reitero que ¿es el insecto quien despierta siendo Gregorio Samsa o es Gregorio Samsa quien despierta siendo insecto? Por otro lado, el insecto juega este papel alegórico en un mundo atestado por las relaciones extra personales; aunado a esto, dicha alegoría va en concordancia con estas criaturas invertebradas, haciendo así, un paralelismo distópico de ambas especies, el hombre, y el artrópodo. Distópico porque en ambas especies hay mucho más en común de lo que se podría pensar, especialmente con las hormigas.

Ubicamos dos características que tienen ambos: el trabajo extenuante, y la guerra.

Ambos conceptos son sinónimo de distopía, claro, las hormigas no son conscientes que viven en una distopía, no las culpo, el hombre, ajetreado con el día a día tampoco se da cuenta, pero éste es la piedra angular del relato: El artrópodo o el hombre toma conciencia de que vive inmerso en una distopía, es decir, un mundo moderno que lo oprime y deprime, abrumado por lo laboral, familiar y

personal, dicho de otro modo, Gregorio Samsa despierta.

Para comprender la narración es imperativo un atisbo al contexto histórico, ya que esta obra fue publicada a inicios del siglo XX coincidiendo así con la primera guerra mundial, época que es bien sabido por los conflictos sociales, políticos y económicos, dando un cambio radical de la vida de las personas. Es por este contexto que hago referencia a que Gregorio Samsa está inmerso en un mundo distópico. Gregorio Samsa que es un artrópodo, a mi punto de ver, una hormiga, al Gregorio perder su identidad y al sumergirse en la soledad deja de ser esta hormiga obrera que llevaba el pan a sus familiares, éstos al darse cuenta de la inutilidad de él, deciden darle la espalda, porque ya no sirve al hormiguero, perdió su identidad como hormiga obrera para su familia, porque así fue como siempre lo vieron (en acciones, no en apariencia), como una hormiga, y pierde su identidad él mismo como hombre, y se ve ahora como lo que su familia siempre relacionó: un insecto, artrópodo, es este caso, hormiga.

También podemos encontrar en el relato un atisbo de autoridad, respecto a la figura paterna, pues como se sabe, Franz Kafka no sostuvo una buena relación con su padre, y aquí la figura de autoridad es interpretada por el jefe del trabajo y también por el padre mismo, ya que ambos osan humillarlo, amedrentarlo. Gregorio, al ver en las circunstancias en las que se encuentra dada a la responsabilidad que tiene que manejar empieza a sentirse culpable de todo y es cuando ocurre se metamorfosis, o como lo llamaría: el despertar. A partir de la metamorfosis, y, en consecuencia, la pérdida de su trabajo, Gregorio comienza a sentirse frustrado por las dificultades económicas que empiezan a acaecer en su familia, entonces se da cuenta que se ha convertido en una carga, y donde

también comprende que siempre fue una hormiga obrera para su familia, que antes de la metamorfosis lo veía como un héroe, alguien a quien respetar, pero cuando realmente se convirtió

en esta hormiga, a quien ovacionaban por sus acciones no vieron en él más que aversión, Es en este punto, donde Gregorio, en un estado de estupefacción decide arrojarse a su suerte, es este punto existencial donde decide abandonarse a sí mismo. También encontramos elementos absurdos como el surrealismo, y la sorpresa que denuncia situaciones sociales y nos da paso a la reflexión que nos

cuestiona la existencia en sí misma. Ya que Franz Kafka es precursor del género del absurdo.

El relato, como mencionamos al principio es una suerte de alegoría, porque el hombre y el artrópodo pertenecen a la vez a dos planos de significación, donde uno es evidente, y el otro oculto. Por otro lado, el hombre y el artrópodo se emparentan y se hacen uno solo, esto es, una anagnórisis porque descubren su identidad en el mundo donde se desenvuelven, donde despierta ya siendo un

artrópodo, aquí encontramos la personificación, y una suerte de intertexto dado que el inicio del relato parece inspirado en el sueño de Chang-Tzu. El relato se halla la tragedia, pues Gregorio fue un héroe para su familia, pero al final es el destino fatal quien sella su suerte en la desgracia, poco después, en la muerte.

Entretanto también encontramos otros elementos retóricos como la hipérbole, la metáfora, el símil. La hipérbole cuando se menciona: mil veces intentó esta operación en vano; respecto a la metáfora: Gregorio volvía nuevamente a sumergirse en las tinieblas. Un símil: hasta la noche no despertó Gregorio de un sueño pesado, semejante a un desvanecimiento.

Son algunos de los elementos que me he permitido señalar en el marco de un acercamiento analítico a este relato canónico.

 

“El Gato Negro”

De Edgar Alan Poe

Comentario por Leonel García

Resumen

Es la historia que cuenta un hombre, espantado, anonadado por los momentos que tuvo que enfrentar; vivía muy bien, se había casado joven, y poseía casi un albergue de muchas mascotas, aunque este hombre tenía un problema: no podía controlar los demonios internos que lo poseían y más de una vez se ha desquitado con varios animales de su posesión; cuando se encuentra a un gato negro, este gato le toma tanto cariño que en sus momentos diabólicos él no quiere hacerle daño alguno, ya que este hombre estimaba mucho a tal gato negro, cuyo nombre es Plutón; pero llega un momento el cual este hombre para imponer respeto al gato (porque este estaba huyendo de él) lo atrapa de manera brusca, el gato, por instinto, le suelta la mordida a su mano, es entonces cuando los demonios de nuestro protagonista se apoderan de él y es donde, él, con un cortaplumas, le quita un ojo al pobre gato; después de tal acto, nuestro personaje se da cuenta que quiere al animalito; por lo tanto, le invade ese “remordimiento” (aunque no lo sienta verdaderamente como remordimiento), y se queda con esa pena de tal acto, seguidamente vuelve al alcohol y ahí es donde sucede, el hombre, decide acabar con la vida del gato ahorcándolo, sin compasión ni titubeos; este ha sido el primer pecado que ha cometido, y las consecuencias son graves, ya que su hogar ha sido quemado, se ha quemado hasta las cenizas, y, con un poco de suerte, llegan a salvar a algunos de

sus animales; como consecuencia de estos hechos  se tienen que mudar. Sin dinero y con un poco de fe, nuestro protagonista vuelve a su anterior y quemada casa, quedó un pedazo de vivienda intacto, sus aposentos, pero aquí había una sorpresa, Plutón, el gato negro ahorcado sin la soga, en su cama, quizá un vecino lo vio y lo puso ahí; pasó el tiempo y al ahogar sus penas en alcohol una vez más, éste se encuentra a otro gato, igual negro, pero la diferencia es que éste tenía blanco el pecho, a diferencia de Plutón, que no mostraba ningún pelo blanco o de otro color; el hombre, al recordar su pecado, se lo lleva y lo adopta, pero al instante se da cuenta que este gato tenía la misma maldición que Plutón, era tuerto y no tenía ojo, este felino fue distinto a Plutón, nuestro protagonista esperando a que haya sido lo mismo que Plutón se da cuenta que no, no es lo mismo y además este gato nuevo se encariña con la mujer; el hombre, celoso, quiere darle a bocajarro con todo lo que tiene, pero no puede, ese fantasma de Plutón le impide hacerle algo, no quiere volver a cometer ese pecado; poco después, para realizar un pequeño quehacer doméstico, el hombre y su mujer junto con el gato, bajan al sótano viejo del edificio, pero este gato lo hace tropezar, el hombre, con la ira que se había apoderado de él,  le intenta dar un hachazo para acabar con esa carga pero sucede algo inolvidable, su mujer protege al gato y recibe el hacha en su cráneo, asustado de tal asesinato, este intenta buscar un escondite para su mujer muerta, finalmente lo halla, y al terminar la tarea de su mujer, es hora de acabar con la misión principal, acabar con el gato, pero no lo encuentra. Finalmente, llega la policía, después de unos momentos de tranquilidad absoluta para nuestro protagonista, éste, calmado, les da todo el recorrido por toda su casa, desligándose de toda culpa del caso de su mujer, después de la investigación, y sin nada qué contar, nuestro protagonista comete uno de sus peores errores de toda la vida, ya que con un bastón que él tenía lo golpea con tanta fuerza, que la pared en donde escondió el cuerpo de su mujer cae, y al momento, se escucha un quejido, ahí buscan los oficiales, y es entonces cuando descubren el cuerpo de su mujer, y ahí estaba el pequeño monstruo. El personaje había enterrado al monstruo en la tumba.

Sobre el comienzo.

Poe nos encamina a un mundo en el que tenemos a un hombre, consumido por sus propias maldiciones y demonios y malas decisiones, las cuales nos llevarán a un final que este se podría considerar, malo (Sad Ending); este cuento comienza a contarse con una prolepsis, ya que nuestro narrador lo menciona en el mismo comienzo:

“-Ni espero ni quiero que se dé crédito a la historia más extraordinaria, y, sin embargo, más familiar, que voy a referir. Tratándose de un caso en el que mis sentidos se niegan a aceptar su propio testimonio, yo habría de estar realmente loco si así lo creyera. No obstante, no estoy loco, y, con toda seguridad, no sueño. Pero mañana puedo morir y quisiera aliviar hoy mi espíritu”. (Poe, 1843)

A partir del momento en el que éste nos menciona que puede morir, su existencia misma se hace de alguna manera justificable. Pues ya conoce sus pecados, sus acciones, sus demonios, y de alguna manera ya sabía cuál era el destino que le aguardaba. A pesar de todo, aún anonadado por los sucesos que acontecieron, aún con ganas, espera a contar toda la historia que acaba de pasar.

Etopeya de los personajes.

Reconocemos grandes facetas de los personajes como nuestro narrador nos lo describe, el hombre, una persona dócil y humana desde el nacimiento, con un extremo cariño y afecto hacia los animales; pero de un momento a otro todas estas cualidades llegan a desaparecer gracias al demonio de la perversidad, al que éste le entra por culpa del alcohol; esa violenta actitud será la que llevará a nuestro protagonista y narrador a su tumba.

En cambio, a la mujer del protagonista, se le nota un carácter bastante dulce, amable y comprensible, hacia el hombre y a los animales que éstos tienen; aunque no se nos menciona este personaje por mucho, se hace notoria una dualidad entre las personalidades de estos dos; de un lado tenemos a uno bastante agresivo, mientras que, por otro lado, tenemos a un sujeto pasivo, esta dualidad creará un conflicto en el que ninguno sale vencedor.

Sobre el tiempo y espacio.

En el cuento el tiempo nunca se hace presente, pero lo temporal se asocia inevitablemente con lo espacial, esto de acuerdo con las maneras de comportamiento y con los edificios u hogares en los que éste les hace mención. La taberna a la que va el protagonista o hasta su misma casa, conociendo toda a la escenografía que nos deja el narrador en su descripción, podemos imaginar un mundo de un tiempo muy alejado al que estamos ahora en el presente.

La analepsis y prolepsis: El pasado y futuro temporal del texto.

Justamente al comienzo del relato, nos dan una cálida bienvenida hablándonos de su futuro y de su pasado al mismo tiempo; la más corta será la prolepsis, donde nuestro protagonista narrador nos contará lo que le va a pasar no en mucho tiempo. Conociendo ya su futuro y aceptando lo que hizo, confiesa al lector su pecado:

“-Pero mañana puedo morir y quisiera aliviar hoy mi espíritu”. (Poe, 1843)

Justamente después de la prolepsis, comenzamos con la analepsis, éstas aparecen igual al principio de la obra, ya que nuestro narrador nos quiere poner dentro de sus zapatos con el contexto que tiene para contar, esto lo hace para adentrarnos a su más horrible y espantoso suceso que le pudo pasar jamás:

“-Mi inmediato deseo es mostrar al mundo, clara, concretamente y sin comentarios, una serie de simples acontecimientos domésticos que, por sus consecuencias, me han aterrorizado, torturado y anonadado. A pesar de todo, no trataré de esclarecerlos. A mí casi no me han producido otro sentimiento que el de horror; pero a muchas personas les parecerán menos terribles que insólitos”. (Poe, 1843)

Catábasis: El descenso al infierno.

En el cuento del “gato negro”, nos podríamos referir al momento en el que los personajes bajan al sótano de la nueva casa.

“-Para un quehacer doméstico, me acompañó un día al sótano de un viejo edificio en el que nos obligara a vivir nuestra pobreza”. (Poe, 1843)

Con una tremenda catábasis, ya que ahí es donde comete uno de los pecados más imperdonables de toda la vida, tomando en cuenta que ahí mismo es donde él cava su propia tumba:

“-Una rabia más que diabólica me produjo esta intervención. Liberé mi brazo del obstáculo que lo detenía y le hundí a ella el hacha en el cráneo. Mi mujer cayó muerta instantáneamente, sin exhalar siquiera un gemido”. (Poe, 1843)

Conclusión.

El gato negro, una obra de unos de los autores reconocidos del terror, Poe, por medio de este cuento, nos muestra el monstruo y demonio humano de una persona, cuyas intenciones son indefinidas, no se tiene alguna razón para liberar los demonios internos de manera agresiva hacia sus propias mascotas; el cronotopos de este relato es un tanto desconocido, ya que nunca se nos menciona algún tiempo o algún lugar en específico, pero por los lugares se nos puede dar a entender el tiempo en el que transcurre el relato; solo se nos mencionan las casas del protagonista (cuyo nombre es desconocido), aunque al inicio de la historia nos la cuenta con una breve prolepsis, ya que nos menciona su futuro, y éste continúa con una analepsis, mencionando su vida y lo que transcurrió para llegar a tal destino; respecto a la etopeya de los personajes, Poe nos deja una gran dualidad respecto a la mujer del protagonista en relación con éste mismo, uno tiene demonios internos de los cuales no puede afrontar o vencer y por otro lado tenemos a alguien sereno, muy calmado; y gracias a tales demonios, por el pecado del asesinato del gato y el de su mujer se nos da una anagnórisis tremenda hacia el protagonista, darse cuenta que en realidad ha sido un monstruo, un horrible demonio a quien no se arrepiente de tales pecados, aun así conociéndolo puede dormir; El leitmotiv es como el nombre de la obra dice, es El gato Negro, quien carga con todo el peso de la historia, ya que es la parte y la pieza principal del rompecabezas; además que esta obra tiene cierta Catábasis, al momento de bajar al sótano al esconder el cuerpo de su mujer, podría ser representado, como bajar al infierno, donde pertenece nuestro protagonista, además de que el tipo de narrador de este cuento es un Narrador Protagonista, ya que el que nos cuenta la historia es nuestro personaje maléfico.

Referencias:

(Edgar Allan Poe, El Gato Negro, 1843)

https://web.seducoahuila.gob.mx/biblioweb/upload/2%20El%20gato%20negro.pdf

 

EL FANTASMA DE CANTERVILLE

1887

Oscar Wilde

Por Michelle Peña Sámano

 

El fantasma de Canterville es una novela corta escrita por Oscar Wilde, publicada por primera vez en 1887. La historia gira en torno a una familia estadounidense, los Otis, que se mudan a una antigua mansión inglesa conocida por estar embrujada por el fantasma de Sir Simon de Canterville. A través de esta historia, Wilde explora temas como el choque de culturas, la importancia de la empatía y el poder del amor y el perdón. Al inicio de la novela, Wilde establece rápidamente el tono y el estilo de la historia. La novela comienza con una descripción detallada y humorística de la mansión de Canterville y su historia sobrenatural. El narrador, que adopta un tono irónico y satírico, presenta la mansión como un lugar tenebroso y embrujado, pero también resalta la actitud irreverente y desafiante de los nuevos inquilinos, la familia Otis. El inicio es una combinación de elementos góticos y cómicos, estableciendo así el tono satírico que caracteriza toda la obra.

El fantasma de Canterville está narrado en tercera persona omnisciente. El narrador tiene acceso a los pensamientos y emociones de los personajes, lo que le permite proporcionar una visión completa de los acontecimientos y las motivaciones de los personajes. Además, el narrador utiliza un tono irónico y humorístico, comentando de manera sutil y burlona sobre las acciones y actitudes de los personajes. Esta elección narrativa refuerza el tono satírico y cómico de la obra, permitiendo al lector disfrutar de la ironía y el ingenio de Wilde.

La novela sigue una estructura lineal y cronológica. Wilde divide la historia en capítulos que presentan diferentes episodios y situaciones cómicas, relacionadas con los intentos del fantasma de asustar a la familia Otis. Cada capítulo se desarrolla de manera secuencial, avanzando en la trama y mostrando la interacción entre los personajes.

En cuanto al final de la obra, Wilde ofrece un desenlace que combina elementos cómicos y emotivos. Sin revelar demasiado, el final trae una resolución satisfactoria para los personajes principales y cierra los arcos narrativos, de manera adecuada. A través de eventos inesperados y revelaciones sorprendentes, reitero la idea de que Wilde logra transmitir un mensaje sobre la importancia del amor, el perdón y la redención.

Ahora bien, las figuras retóricas utilizadas por Wilde en El fantasma de Canterville, se pueden identificar a lo largo de la obra, predominando las siguientes:

1. Ironía: Wilde utiliza la ironía de manera frecuente a lo largo de la historia. Por ejemplo, el hecho de que la familia Otis, en lugar de asustarse por el fantasma, lo considera una especie de broma y se muestra más preocupada por las manchas de sangre en la alfombra, que por el propio espectro.

2. Sarcasmo: El sarcasmo se emplea como una forma de crítica social. Wilde utiliza el sarcasmo para burlarse de la obsesión victoriana por la tradición y las apariencias externas, representada por personajes como la Sra. Umney y Lady Canterville.

3. Metáfora: Wilde utiliza metáforas para agregar belleza y profundidad a su prosa. Por ejemplo, describe el rostro del fantasma como "pálido y demacrado, pero “extraordinariamente hermoso" y lo compara con el "rostro de un viejo retrato".

4. Sinestesia: Esta figura retórica combina diferentes sentidos en una misma descripción. Wilde utiliza la sinestesia para crear imágenes vívidas y sensoriales. Por ejemplo, describe el sonido del reloj de la mansión como "un susurro lúgubre, como del paso de algo invisible".

5. Quiasmo: Wilde emplea el quiasmo para alterar el orden lógico de las palabras en una oración y crear un efecto poético. Por ejemplo, en la frase "fría sangre y corazón caliente", invierte el orden esperado de los adjetivos.

 

6. Anáfora: Esta figura retórica consiste en repetir una palabra o frase al comienzo de varias oraciones seguidas. Wilde utiliza la anáfora para enfatizar ciertas ideas o crear un ritmo en la narración. Por ejemplo, en la frase "Sabía que no había esperanza, pero no podía evitar sentir", repite la palabra "no" para resaltar la falta de esperanza.

Para finalizar, "El fantasma de Canterville" transmite varios mensajes a lo largo de la historia. Aunque es en gran medida una sátira cómica, la novela también aborda temas más profundos y universales como anteriormente he mencionado. Profundizando estos aspectos, tenemos el siguiente análisis:

1. Redención y perdón: A medida que se desarrolla la trama, el fantasma de Canterville experimenta una evolución emocional y busca la redención a través del amor y el perdón. Esto resalta la idea de que el arrepentimiento y el cambio son posibles, incluso para aquellos considerados "monstruos" o figuras aterradoras.

2. La importancia de la empatía: La novela enfatiza la importancia de la empatía y la compasión hacia los demás. A medida que la familia Otis interactúa con el fantasma, se muestra su falta de miedo y su comprensión hacia su sufrimiento.

Esta actitud empática contrasta con la actitud de los personajes más rígidos y

tradicionales, y destaca la necesidad de comprender y aceptar a los demás.

En resumen, Wilde busca entretener al lector con su humor y sátira, pero también plantea mensajes más profundos sobre la sociedad, desafiando las convenciones sociales y promoviendo valores como la autenticidad, la compasión y la búsqueda de la redención.

 

Manuscrito hallado en una botella.

Comentario de Frida Sofía Vázquez Sotomayor.

 

Es un cuento de terror de Edgar Allan Poe publicado por primera vez en el periódico Baltimore Saturday Visiter, el 19 de octubre de 1833, el relato se centra en la muerte y la espera de ella, con un desenlace abierto.

    Se trata de una historia fatídica sobre el viaje del narrador anónimo, quien está viviendo una experiencia sin duda terrible, una tormenta. La historia da inicio con el ambiente perfectamente detallado. El narrador recurre a una metáfora para representar la naturaleza humana y darle así a la tormenta, un sentido más humanizado, haciendo que el lector experimente sensaciones como suspenso o miedo. El narrador anónimo se ve obligado a experimentar una futura muerte y teniendo conciencia de ello, mediante simbolismos, nos refleja aquellas sensaciones, describiéndolas como una lucha del hombre contra las fuerzas aterradoras de la naturaleza, sobre todo, saber que no podrá salir de allí, su único recurso consistirá en dejar un manuscrito, tomar una botella y lanzarlo en el mar para expresar la certidumbre de su existencia.

    Cuando el protagonista aborda el barco, desde ese instante siente una extraña sensación, el barco era misterioso y la gente era extraña, en el texto se usa el recurso de repetir palabras o sensaciones para así realzar la atención del lector y adentrarnos más al sentir del protagonista, mientras son narrados los acontecimientos parecen ser más aterradores, una progresiva secuencia de sucesos, creando una atmósfera intimidante y, sobre todo, realza la naturaleza humana. Edgar Allan Poe tiene la característica de crear miedo y tensión al lector, en esta ocasión pienso que lo hace perfecto ingresando un tema que para muchos es algo inquietante, un miedo profundo y es el mar, aquella gran masa de agua que pareciera que nunca acaba, el ambiente de un mar tormentoso, oscuro y ruidoso sería un factor muy importante para orillar al miedo al lector, el escritor mediante repeticiones y escenas detalladas crea esa atmósfera intimidante, escandalosa y sobre todo, la conciencia de una muerta inevitable.

    Poe usa una metáfora significativa, demuestra la grandeza de la naturaleza y como el humano no podría cambiar su curso o su destino, las campanas representan un recurso que desespera e inquieta, se escuchan distantes pero repetitivas, lejanas pero imperceptibles, en un contexto se podrían interpretar como un presagio de una fatalidad inminente, la exageración utilizada por Poe hace adentrarnos más al mundo del suspenso y la inminente muerte del narrador anónimo, quien en todo el cuento se esfuerza en crear compasión, aunque su final sea bastante claro.

    Las descripciones detalladas y la cuidadosa elección de palabras crean una imagen vívida y aterradora del mundo, al igual se usan alegorías, ya que al protagonista anónimo se le transmite mediante ideas abstractas el destino inexorable que le espera, el paisaje detallado, aunque surrealista podría llegar a describirse como una hipérbole, creando un sentimiento de asombro y desconcierto. Al llegar al final encontramos elipsis, Poe deja preguntas sin responder, un final abierto, generando intriga al lector.

    El final remarca la verdad sobre el buque, que era fantasma y sin saber las razones por las cuales el protagonista ingresó, se ve perdido entre espectros, sin saber si es una alucinación o realmente sucedió; el final es el mismo, la pérdida de cordura, la muestra de la naturaleza humana y, sobre todo, la conciencia de una muerte inminente. El cuento se encuentra narrado en primera persona; sin embargo, en un fragmento se ve cambiado el narrador, refiriéndose a él mismo en tercera persona, cuando menciona a sus compañeros de tripulación.

    Las figuras retóricas antes señaladas se entrelazan en el relato para potenciar su impacto emocional y enfatizar los temas de horror, fatalidad y lo inexplicable que caracterizan la obra de Poe.

    Me parece un cuento estructurado y muy bien detallado, en mi opinión algo surrealista, lo cual provoca un sentimiento de alerta, inquietud que atrapa y motiva seguir la lectura; el narrador se vale de un final abierto, que hace pensar en diversas teorías o interpretaciones sobre qué pasó con el protagonista anónimo, pero, aun cuando podemos tener diversas teorías, siempre hay un mismo final, y es la muerte del protagonista.

    En conclusión, la conversación termina abruptamente y se interrumpe, convirtiendo el texto en un ambiente gótico y fantasmagórico, encontramos diferentes interpretaciones del texto, una de ellas podría ser que el protagonista anónimo muere y aquel ambiente escalofriante y tenso es producto del trance entre la vida y la muerte, o sea una ilusión debido a la agonía del personaje, creando así todo lo sucedido. Por último, y debido a que es un cuento de terror y ficción, suponemos que ese acontecimiento haya sucedido y su manuscrito apareciese en la costa.

 

"El gato negro"

Relato de horror publicado el 19 de agosto de 1843, escrito también por Edgar Allan Poe, considerado por la crítica como uno de los cuentos más espeluznantes de la historia de la literatura.

    Mientras la anécdota se desarrolla, el protagonista va transformándose; él inicialmente era un sujeto que encontraba una pasión por los animales, desde pequeño le parecían extraordinarios y los cuidaba con tanta bondad y pasión, se casó con una mujer que tenía su mismo corazón, su casa estaba repleta de animales, pero había uno en especial, un gato negro llamado Plutón, aquel gato amaba con intensidad a su dueño, siempre le pedía caricias y el protagonista parecía gustarle, hasta que un día, todo ese amor se convirtió en odio, desconfianza y en violencia, por alguna razón el gato no le parecía ya más como un animalito tierno, le causaba miedo, desagrado y el protagonista no se sentía tranquilo con Plutón en casa, esto lo podemos interpretar como una ironía, al observar que aquel amor que le tenía se convierte en un profundo odio y después en remordimiento.

    El personaje día con día se convertía en un hombre egoísta, violento y de mal carácter, su gato negro de brillantes ojos, pagaba las consecuencias, en un arranque de enojo le quitó un ojo, el pobre gato ya no se le acercaba, huía de su presencia, pero, sin quedar conforme un día el protagonista lo mata, pensaba que Plutón era un demonio, que le hablaba, lo hacía ser violento, justifica sus actos inhumanos con una supuesta maldad que poseía el gato. Después de aquel acto, pasaron días y el protagonista sentía pena por Plutón, la culpa lo carcomía, así que, planeó buscar otro gato, uno que remplazara a Plutón, aquel hombre volvía a sentir la antigua bondad que parecía había desaparecido, quería cuidar a ese gato con amor y darle la oportunidad que le arrebató a su mascota Plutón; así fue cuando entró a un bar y se sorprendió, en el lugar había un gato, grande, negro y de ojos deslumbrantes, en vez de haber un parecido, era idéntico a Plutón, la única diferencia: tenía una mancha blanca entre todo ese pelaje negro, se lo llevó a casa y el gato era tierno con él, parecía también quererle; sin embargo, el protagonista no tardó en volver a pensar en aquel gato como un ser de maldad, ya no le confiaba su regazo, no le gustaba verlo y sus pensamientos eran cada vez más agresivos, Poe usa el recurso de la personificación para así atribuir conductas humanas a la mascota, causando al lector miedo y desconcierto.

    El protagonista ya no podía con el animal, lo detestaba, así que en un arranque de ira tomó un hacha, y buscó a su mascota, era escurridiza, eso le hacía tenerle más miedo, hasta que lo encontró, el gato se había acercado a su pierna, como gesto de amor, pero el hombre lleno de furia lanzó su hacha hacía él, la esposa logró ver este acto y paró a su pareja, el gato logró escapar, pero el protagonista, lleno de furia, tomó el hacha y la lanzó a su esposa, matándola de inmediato; el sujeto en vez de sentirse preocupado, parece estar aliviado, no escucha al gato y rápidamente esconde a su esposa en una pared de ladrillos, había sellado por completo el lugar y el gato parecía haber desaparecido, fue el mejor momento para el protagonista, se sentía feliz, no veía aquel gato y con ello, pretendía que sus pensamientos de ira se esfumaban.

    La policía buscaba el paradero de su esposa, pero a él no le importaba, sabía que nunca la encontrarían, era imposible; sin embargo, su miedo, su culpa y también su ego lo hicieron cometer un error, enfrente de los policías le da un fuerte golpe a la pared, desde la cual empezaron a escucharse ruidos, los policías lograron ver a su esposa, pero él, él sólo podía ver aquel gato encima de la cabeza de su mujer, ensangrentado y fatídico.

    El narrador recurre a la personificación y la ironía en el cuento, causando intriga y miedo, también deja una pregunta a lector: ¿el gato era la representación del mal? O sólo relató la pérdida de cordura del protagonista y como este signo se incrementaba en el texto; en mi opinión la historia se centra en la inestabilidad mental del personaje, la búsqueda de algo que le hiciera justificar sus actos y lo encontró en sus mascotas y no cualquiera, gatos negros, símbolos del mal, aunque esto es algo equivocado, pienso que Poe usó este recurso también para causar ese miedo y como dije anteriormente, para que el protagonista fundamentara con mayor razón sus actos inhumanos. Plutón es una metáfora, no tenía nada aquel gato, representó el mal, pero del sujeto, ya que, si no hubiera matado a la mujer, el cuento se hubiera convertido en un círculo sin fin de acontecimientos, el hombre por la culpa hubiera buscado otra mascota quien derrocharía de amor, pero en algún punto, lo vería como el mal convertido en animal y de esta manera el mismo final desgarrador que tuvo Plutón.

 

 

Camila Ivonne Romero Arellano.

Análisis del cuento “El Gato Negro”.

 

“El gato negro” de Edgar Allan Poe es un relato oscuro y psicológico, narrado en primera persona, lo que permite una inmersión profunda en la mente del protagonista y comienza con una aparente reflexión, sobre la naturaleza de los animales y la armonía entre los humanos y las mascotas.

El inicio define un tono aparentemente tranquilo y reflexivo que luego se transforma en una narrativa oscura y perturbadora. Comienza con el narrador sin nombre expresando su amor por los animales y su naturaleza afectuosa hacia su esposa. Describe su infancia y su carácter inofensivo, destacando cómo disfrutaba de la compañía de animales domésticos, en particular, de un gato negro llamado Plutón, al que consideraba su favorito.

Este tono inicial crea una sensación de calidez y conexión con el narrador, ya que comparte recuerdos de su juventud y alude a un tiempo en el que su relación con los animales era armoniosa.

A través de estas memorias, Poe presenta al lector a un personaje que, en apariencia, no sugiere ninguna malicia o maldad intrínseca.

Sin embargo, el cambio en el tono se vuelve evidente cuando el narrador menciona que su temperamento cambió después de caer en el vicio del alcohol. La transformación del protagonista de un amante de los animales en un individuo cruel y malévolo se va revelando gradualmente. Aquí, Poe utiliza la técnica de la ironía al contrastar el pasado amable del narrador con su presente siniestro.

También introduce el motivo del gato negro, en este caso, Plutón. Este gato negro se convierte en un símbolo crucial en la narrativa, representando la culpa, la perdición y la influencia corruptora del narrador.

La atmósfera inicial de nostalgia y afecto se desvanece a medida que la historia progresa, y el lector es conducido hacia la inminente oscuridad. El narrador sugiere que su conexión con los animales se ve afectada por su creciente dependencia del alcohol, anticipando una espiral descendente que culmina en actos de violencia y crueldad. La perspectiva subjetiva ofrece una visión escalofriante y personal de su descenso a la locura, involucrando emocionalmente al lector en el tormento del narrador.

El final es impactante y revelador, arrojando luz sobre la verdadera naturaleza de la tragedia que envuelve al narrador. Después de una serie de eventos perturbadores que implican el abuso del alcohol, la violencia hacia los animales y la relación deteriorada con su esposa, el protagonista finalmente comete un acto de brutalidad extrema.

La conclusión llega con la revelación del destino de la esposa del narrador. Durante un intento de asesinato de su gato negro, el narrador termina matando accidentalmente a su esposa, quien interviene para detenerlo. El horror y la realidad de sus acciones se manifiestan en ese momento, llevando al protagonista a un estado de desesperación y locura aún más profunda. Esto resalta la inevitabilidad del castigo por los pecados cometidos y pone de manifiesta la espiral descendente en la que el narrador se encuentra atrapado. La narrativa de Poe deja una impresión duradera al explorar la conexión entre la crueldad hacia los animales, la degradación moral y la perdición final del protagonista.

Figuras Retóricas.

1. Ironía: La ironía está presente cuando el narrador, al principio amante de los animales, se convierte en su cruel verdugo, revelando la fragilidad de la moral humana.

2. Simbolismo: El gato negro es un símbolo poderoso de la culpabilidad y la condena moral del narrador, sirviendo como una representación tangible de sus pecados.

3. Metáfora: La transformación del gato negro, de ser querido a ser temido, sirve como una metáfora de la caída moral del protagonista.

4. Hipérbole: El lenguaje exagerado y extremo utilizado por el narrador al describir sus crímenes, refuerza la intensidad emocional de la narrativa.

5. Paradoja: La relación del narrador con el gato negro es paradójica, ya que, aunque lo maltrata, siente un vínculo inexplicable con él.

6. Anáfora: La repetición de ciertos elementos, como la descripción del gato negro y la insistencia del narrador en su cordura, crea un ritmo que enfatiza la creciente obsesión y locura del protagonista.

lunes, 21 de agosto de 2023

 

Análisis del canto V

El contrapaso como recurso estilístico.

Paolo e Francesca: Culpa y castigo.

 

         Los condenados de este sitio se entregaron a la lujuria en la vida terrena: es el segundo círculo del infierno.

         Comienza con una breve aclaración inicial a cargo del personaje y con la presentación de Minòs, quien cumple con la función de oír a los condenados y arrojarlos al abismo.

Introducción.

Minòs cumpliendo su labor.

Dice el narrador:

Così discesi del cerchio primaio

giu` nel secondo, che men luogo cinghia,

e tanto più dolor, che punge a guaio.

Stavvi Minòs orribilmente, e ringhia:

esamina le colpe ne l'entrata;

giudica e manda, secondo ch'avvinghia.

Dico che quando l'anima mal nata

li vien dinanzi, tutta si confessa;

e quel conoscitor de le peccata

vede qual luego d'inferno è da essa;

cignesi con la coda tante volte

quantunque gradi vuol che giù sia messa.

Sempre dinanzi a lui ne stanno molte;

vanno a vicenda ciascuna al giudizio;

dicono e odono, e poi son giù volte[1]. (43).

         Al analizar esta primera parte, retomo lo dicho en el canto III en relación con la presencia de los elementos paganos en la literatura dantista; esta conexión temática entre la literatura del humanismo y la helénica me permite observar, cómo los conceptos ya trabajados por Homero en sus dos grandes epopeyas, reaparecen en el pensamiento del estilo dantista que representa el poeta florentino. Al mismo tiempo resalto la intertextualidad con el canto VI de la Eneida que, aunque los referentes conceptuales han sido modificados, continúan presentes los elementos creados por Virgilio, a quien el narrador de Dante sigue como fiel discípulo.

         Ya en el canto I comentado supra, Dante confiesa a Virgilio como su maestro y le rinde un tributo muy especial. Tal hecho es completamente cierto porque el florentino, si bien retomará los temas presentados por Virgilio, los desarrollará de manera más extensa, les dará una estructura que en la Eneida no aparecía y recreará todo un universo apoyándose prácticamente en el canto VI de la obra virgiliana.

         En el canto III aparece la figura macabra de Carón que conduce a las almas de una orilla a la otra del Aqueronte. Lo relativo a este río y sus afluentes y la trascendencia que se le daba en la mitología griega fue explicado anteriormente. En seguida comentaré el intertexto que el maestro florentino toma de Virgilio, con el objetivo de señalar los límites entre la fuente y el original dantista.

El intertexto

Para que me entiendan mejor, me permito recordar sólo algunos de los leitmotiv virgilianos que aparecen en el canto ya mencionado, los cuales Dante encara con un toque muy personal.

1.   En primer lugar, la Sibila de Cumas cumple en la Eneida el papel que le tocará desempeñar a Virgilio en la Comedia. Lo guía por el hades y le muestra el camino para llegar al encuentro de su padre Anquises. El motivo poético de la Sibila asienta en la tradición griega y ésta simboliza, en la Eneida, a la sabiduría necesaria para comprender y explicar el misterioso reino escatológico, de aquellos que ya han dejado la tierra. En la Comedia, Virgilio representa al conocimiento que orientará al toscano por los complejos reinos de la muerte, los cuales se manifiestan en su triple papel de: castigo, purificación y redención.

En ambas obras hay una filosofía, una cosmogonía y una mitología.

La filosofía, en los dos poetas, posee una condición ecléctica —reúne y concierta valores, doctrinas y tendencias de sistemas diversos—. En Virgilio[2] (2018: 77-98), es el mito de Orfeo con su propia catábasis, el sistema pitagórico y el aliento platónico. En Dante, prevalecen los aportes de Platón y Aristóteles, seguidos por la interpretación de este último por Averroes, el tomismo escolástico, el mito de Beatriz, el simbolismo de la voluntad como poder que mueve el mundo, y  la sabiduría de Salomón (2011: 207-234)[3]. Todo ello, en un contexto ecléctico, en donde se retoma el esquema numérico pitagórico, para dar ingreso a su concepción escatológica cabalística que comentaremos infra; mediante estas interpretaciones se pretende  explicar el otro universo, el de la muerte y el dejar de ser. Veo a Dante como un respetuoso discípulo histórico de Virgilio, permeado este mecenazgo cultural por las enormes figuras de Pitágoras, Platón y Aristóteles fundamentalmente.

La cosmogonía de la Eneida asienta en el mito fundacional de Roma, en este sentido la obra mencionada es la epopeya del destino. La Comedia representa un recorrido por el mundo interior del ser humano: del pervertido pecador del infierno, del arrepentido habitante momentáneo del purgatorio y del individuo salvado gracias a la omnipotencia de Dios. Por ello, la obra cumbre de Dante es considerada como la epopeya del hombre, en el más amplio sentido del término, en esto radica su propia cosmogonía.

La mitología se encuentra en Virgilio dada a través de las figuras del panteón romano, que él rescata. Es una —valga la aparente redundancia— mitología pagana. La de Dante es una mitología cristiana, en donde las pinturas de la religión griega destacan. 

2.   Carón —Charon en el original latino— será el barquero encargado de trasladar a las almas. Pero su apariencia es desagradable. Dante también le llama “Carón” y no Caronte como aparece en muchas traducciones de esta comedia. Es el barquero que conduce la nave en el viaje postrero del hombre, de acuerdo con la concepción dantista, lo cual representa, además, un desplazamiento lleno de alternativas maravillosas, en donde el individuo humano, que representa Eneas y Dante respectivamente, lucha por sobrevivir.

3.   El río Aqueronte que “vomita todas sus arenas en el Cocito” (1987:108) es el locus terribilis, es decir, el lugar de la muerte en donde el cronos  está representado por la eternidad, en la cual no existe forma de evaluar el instante, a no ser por su carga de horrible sufrimiento.

4.   Los estanques del Cocito y la laguna Estigia representan el fúnebre paisaje recreado por Dante también.

5.   Minos cumple un papel muy breve en el caso del mantuano; en el toscano, el carácter y personalidad de este monstruo, está mucho más desarrollado y su papel como juez infernal es estéticamente genial.

La contradanza vuelve a ser un elemento de estilo importante. En la tierra fue un juez justo y ecuánime. En el infierno es juez también, pero su única misión consiste en organizar los castigos. Además, al obligar a los condenados a confesar sus faltas, los orilla a renovar el dolor que tales errores le provocaron, como lo dirá Francesca en este mismo canto.

6.   En el hades están reunidos culpables e inocentes. No existe ni un purgatorio ni un paraíso.

Minos

En cuanto al tema que representa Minos, el análisis nos obliga a diferenciar entre Minos, el personaje que cumple la función de seudo juez en el presente canto del infierno; y Minos, el personaje de la mitología griega que fuera colocado en el hades como juez infernal también, junto a Eaco y Radamanto.

         En relación con el segundo de los nombrados, dejamos constancia que las leyendas cretenses —entre éstas se encuentra la de Minos—, pasaron muy pronto al Continente y formaron la base de la mitología helénica, aunque padeciendo ciertas transformaciones. En su gran mayoría estas leyendas cristalizaron en torno a la figura del poderoso rey Minos.[4]

         Por su parte, Minos se casó con Pasifae y tuvo con ella varios hijos. En cierta ocasión, el rey de los mares, Poseidón, irritado contra Minos, infligió a éste el terrible castigo de ver cómo su esposa concebía una monstruosa pasión por un toro, al que se unió, y de cuya unión nació el Minotauro.

         Ahora bien, a raíz del asesinato de su hijo Androgeo por los atenienses, Minos asedió Atenas. Con anterioridad había puesto sitio a Mégara y vencido al rey Niso gracias a la traición de Escila, hija del rey, la cual, impulsada por su amor a Minos, arrancó de la cabeza de su padre un cabello de oro, del que dependía la salvación de la ciudad. Aunque beneficiándose de la traición, Minos castigó a la traidora sumergiéndola en el mar Sarónico. Más tarde, los dioses metamorfosearon en alondra a la exaltada amante.

         Con Atenas, Minos tuvo menos suerte. Como la guerra amenazaba eternizarse, imploró la ayuda de Zeus, y éste azotó la ciudad con una epidemia. Para verse libres de tal calamidad, los atenienses estuvieron de acuerdo con enviar anualmente a Minos el oneroso tributo de siete jóvenes y siete doncellas, destinados a ser pasto del Minotauro. Fue Teseo quien liberó a esta ciudad de la odiosa servidumbre.

         El Minotauro, que se alimentaba exclusivamente de carne humana, fue encerrado por Minos en el Laberinto, infranqueable palacio construido por el ingenioso Dédalo.[5] (Guirand, 1965: 265-266)

         Hasta aquí el Minos de la mitología griega.

         El personaje presentado por Dante se inspira naturalmente en el helénico, aunque es necesario plantear diferencias.

         Ambos tienen en común el hecho de ser jueces, pero el Minos dantesco reúne tan sólo la fachada de autoridad que representara su homónimo griego. Si este último constituyó en Creta un ejemplo de la impartición de justicia, el que aparece en el canto V del infierno, es tan sólo una pavorosa caricatura de aquél, puesto que escucha a los condenados sólo para castigarlos, y no cabe la más mínima posibilidad de reconsiderar las situaciones que oye.

         En la horrible perspectiva del infierno, los condenados que se forman para ser escuchados por Minos, sólo lo hacen para aumentar un poco más su sufrimiento, merced a la espantosa espera; además, cumplen con el papel de repetir los errores cometidos en la tierra, para saber qué círculo les corresponde ocupar por toda una eternidad. Insisto en señalar que Minos no puede absolver a nadie. Sólo reconoce a los pecadores por una suerte de alquimia del destino, que le permite hurgar en el pasado de cada uno de ellos, para señalarles el sitio que les corresponde ocupar, mediante los movimientos de la cola. La situación se plantea en el marco de una enajenada acción febril, tanto sea por parte del monstruo infernal, como por parte de los que allí llegan a escuchar su sentencia. Controvertida misión la que el destino le ha encargado al esposo de Pasifae; si hurgamos en el futuro mediante una prolepsis alucinante, podremos ver a Minòs, cuando ya no haya hombres para castigar, de qué manera continuará escuchando pecados inexistentes, enrollándose su cola una y mil veces en un acto de impensable locura y atroz realización. La tierra podrá deshacerse, pero los reinos de ultratumba seguirán por toda una eternidad; pero es una perpetuidad inimaginable que nuestra pobre mente humana no puede abarcar; sólo Dios y los dioses lo saben. En este sitio no puede haber perdón, a pesar del simulacro de confesión con que me encuentro de pronto. Las almas se arrepentirán tardíamente; pero así es el hombre al que alguna vez pertenecieron: si volviera a nacer repetiría las mismas acciones, cual nuevo Sísifo retornaría —empecinadamente— tras la pesada roca fatal. Al mismo tiempo, Minos está lleno de una comprensible furia. Él representa el peso del destino que se yergue implacable sobre el desamparado infractor.

         Complementariamente, no hay que olvidar que existe también, una directa relación entre el lugar en el cual se encuentran los demonios infernales y los hechos que les tocaron vivir; creemos que en Minos esta situación se hace más evidente y que él estuvo cerca de acontecimientos relacionados con la lujuria; sin ir más lejos, recordemos el odioso pecado de Pasifae y la inhumana actitud del rey para con el hijo, mitad toro y mitad hombre, a quien condenó a vivir en un laberinto para no ver así el resultado de los excesos de la reina.

Minos advierte a Dante

y Virgilio responde con la autoridad que le otorga el destino

O tu, che vieni al doloroso ospicio,

disse Minòs a me, quando mi vide,

lasciando l'atto di cotanto offizio,

guarda com’ entri, e di cui tu te fide:

non t’ inganni l’ ampiezza dell’ entrare!”

E il duca mio a lui: Perchè pur gride?.

Non impedir lo suo fatale andare:

vuolsi così cola dove si puote

ciò  che si vuole, e più non dimandare” [6]. (43).

         La actitud de Minos hacia el viajero infernal es semejante a la adoptada por Carón en el canto III. La intervención de Virgilio pone nuevamente las cosas en su lugar. Al igual que en el estilo de los cantares de gesta medievales, la serie de Carón y la de Minos son series gemelas, que enriquecen el estilo mediante la repetición que conduce a una misma conclusión.

         A su vez, la voz de Minos se deja oír sólo para advertir a Dante, insinuando implícitamente, que la compañía de Virgilio no es la más adecuada. El infierno es el reino de la mentira y la simulación, por ello, el hecho de ser guiado por un condenado de este reino es más que suficiente para sospechar. En sus palabras emerge un intertexto implícito, que me hace sonreír irónicamente al oír al horrible monstruo, citando un pasaje del evangelio bíblico, cuando sugiere que, si bien la entrada a este reino es ancha, no será tan sencillo salir de aquí[7]. El narrador permite que interactúen dos tradiciones opuestas, como lo son la griega clásica y la también clásica obra de los hebreos.

 

 

La cábala dantista

En relación con los números cabalísticos de la Comedia, me permito recordar cuáles son y qué papel desempeñan. El número 3 y el 9 representan a  los más conocidos, porque se sabe que la disposición de la Comedia es ternaria. Al respecto les recuerdo lo siguiente: El verso utilizado es el terceto, se trata de tres reinos de ultratumba; además, cada una de estas divisiones llamadas cantigas, están compuestas por 33 cantos, con la excepción del infierno que tiene 34, puesto que debemos incluir el canto introductor a toda la obra, como ya quedó explicado. El total de cantos es de 100, este número se obtiene de sumar 33+33+33= 99, más la unidad (1) que actualiza la imagen del Dios todopoderoso y que da como resultado final 100, el número perfecto por incluir las cifras ternarias ya expuestas. Complementariamente, el 9 es la cifra asociada a Beatriz en La vita nuova.

El 7 y el 22.

Siete son las divisiones del purgatorio y siete son también los pecados capitales. El 22 está ligado al 7 por la relación 22/7= p, que es la expresión aproximada de la relación entre la circunferencia y el diámetro; de manera que el conjunto de estos dos números representa el círculo, que para Dante y los pitagóricos es la figura perfecta: todas las divisiones de cada uno de los tres mundos tienen una forma circular. Considérense los nueve círculos del infierno que descienden desde la selva oscura hasta Lucifer; las 7 terrazas concéntricas del purgatorio que ascienden desde la falda del monte, en donde encuentra a Catón de Útica, hasta el paraíso terrestre y los 9 cielos del paraíso, desde el cielo de la luna hasta llegar a contemplar el inefable arcano de la trinidad.

Por último, el 515 y el 666, los cuales se alternan de modo irregular, al mismo tiempo que se oponen el uno al otro en el simbolismo de Dante. El 666 en el “Apocalipsis” es el número de la bestia, el 515 es la antítesis de éste. 666 es Lucifer y 515 es el poder divino, que simboliza la antítesis del aspecto aterrador que representa Lucifer con sus tres rostros, en los cuales se martiriza a los condenados por antonomasia del Infierno: Judas, Casio y Bruto. Ellos son la imagen del mayor mal que pueda concebirse, sus víctimas son el 515, es decir, lo positivo, lo destacable: Jesús y Julio César. Me sigue pareciendo irreverente poner junto a la figura del Mesías del Nuevo testamento al caudillo romano. Pero Dante no lo piensa de este modo y, por ello, es válido subrayarlo de tal manera (Cfr. Guenon, René (2016), en https://www.thunumerology.com/el-simbolismo-de-los-numeros-en-la-divina-comedia-de-dante/). Consultado el 29 de septiembre de 2022.

El horroroso espectáculo de los condenados

Los estorninos, las grullas

El aporte de ficción y horrenda fantasía que conlleva la poética dantista es considerable; ha elegido los castigos de acuerdo con la condición del castigado, acorde con una gradación decadente, a medida que se avanza de círculo en círculo el horror resulta manifiesto de un modo plásticamente notable. Las sensaciones auditivas destacan: “dolenti note” y “molto pianto mi percuote”.

Esas notas dolientes y el intenso llanto golpean los oídos y el alma del viajero. No puedo negar que hay una manifiesta solidaridad del florentino hacia aquellos a quienes visita, en horripilante recorrido. En algunos de estos condenados se ve reflejado el poeta; en otros, sólo la natural piedad humana y la afligida misericordia, lo conducen a un pensamiento lleno de nostalgia y angustia comprensiva.

Ora incomincian le dolenti note

a farmisi sentire; or son venuto

là dove molto pianto mi percuote.

Io venni in luogo d'ogni luce muto,

che mugghia come fa mar per tempesta,

se da contrari venti è combattuto.

La bufera infernal, che mai non resta,

mena li spirti con la sua rapina;

voltando e percotendo li molesta.

Quando giungon davanti a la ruina,

quivi le strida, il compianto, il lamento;

bestemmian quivi la virtù divina.

Intesi ch'a così fatto tormento

enno dannati i peccator carnali,

che la ragion sommettono al talento.

E come li stornei ne portan l'ali,

nel freddo tempo, a schiera larga e piena,

così quel fiato li spiriti mali:

di qua, di là, di giù, di sù li mena;

nulla speranza li conforta mai,

non che di posa, ma di minor pena.

E come i gru van cantando lor lai,

faccendo in aere di sé lunga riga,

così vidi venir, traendo guai,

ombre portate da la detta briga;[8] (43-44).

Complementariamente con lo ya dicho, no sé si Dante sabría lo suficiente sobre estorninos y grullas, pero su presencia para dibujar los dos grandiosos símiles es acertada. Los estorninos, por ejemplo, vuelan en bandadas como los dibuja el narrador y lo hacen de este modo, para distraer a los depredadores. He aquí la ironía que conlleva esta comparación: las almas de los lujuriosos no pueden evadir al viento furioso que los arrastra y golpea contra la muralla. Además, los estorninos tienen una característica curiosa: son capaces de imitar los sonidos de su entorno. Por ello, la impresión sensorial que prevalece es la visual: compactas bandadas; la auditiva se sugiere implícitamente, porque son capaces de llevar a cabo el acto ecoico ya señalado. Los condenados dejan escapar alaridos y gritos de dolor, si bien no imitan de manera reconocible algún sonido, igual reproducen el sufrimiento, derivado de las acciones que en la vida los llevaron a cometer los errores por los cuales son martirizados. Se trata de los pecadores carnales, que sometieron la razón a sus capacidades para evitar el atractivo de la carne —el original dice: “che la ragion sommettono il talento”—; que no pudieron evitar el atractivo de dos cuerpos excitados que convocaban al placer. Recuerdo las palabras de un lejano maestro freudiano  de Psicología, quien decía que, si no tuviéramos la capacidad de razonar y controlarnos, arremeteríamos contra el otro sexo como animales en celo. Las figuras dantescas no pudieron hacerlo, por ello, deben pagar el precio horrendo que el infierno les reclama. El símil de los estorninos dice así: “E come li stornei ne portan l'ali,//

nel freddo tempo, a schiera larga e piena,” Son, además, aves migratorias; los pervertidos habitantes de este lugar no tienen la opción de trasladarse a otro espacio; sólo vuelan obligados por la implacable corriente de aire que los martiriza, constreñidos en el escaso sitio del segundo círculo. De este modo, el recurso multicitado del contrapaso cumple un papel relevante en el símil.

         Al mismo tiempo, la musicalidad del verso dantista aparece reflejada con una genialidad notable cuando dice: “così quel fiato li spiriti mali: // di qua, di là, di giù, di sù li mena;” Los espíritus son llevados “arriba, abajo, acá y allá”. Observen el movimiento discursivo particularmente lúdico, en donde resaltan lo visual y la ausencia de quietud. A su vez, los deícticos: “di qua, di là”, trasmiten la noción de lo no dicho, pero sugerido.

         En el caso de las grullas, que a diferencia de los estorninos son bastante grandes, ellas dejan escapar sonidos bellamente musicales y entrecortados, en una sucesión sonora que no parece armonizar con los desgarradores aullidos que pueden oírse en este círculo: “E come i gru van cantando lor lai, //faccendo in aere di sé lunga riga”,

 En este caso, las impresiones sensoriales auditivas son las dominantes, sin dejar de lado la visual que ocupa un lugar importante. Es el arte de dibujar la naturaleza por parte del narrador para enmarcar el contraste entre lo vivo en la tierra y lo muerto en el infierno.

         Puedo ver la tromba infernal que arrastra a los miserables que allí se hallan, y la consecuente presentación de los condenados por el pecado de lujuria. En este caso, y como ya lo había hecho antes, el narrador respeta la relación que lo conduce de lo general a lo particular: primero se dice que los torturados van en grupos y así son maltratados por la horrible tromba; inmediatamente da nombres de personajes famosos de la historia que son torturados en ese sitio.

         Además, se marca las características del castigo impuesto a los lujuriosos que son arrastrados por una tromba infernal y golpeados contra una muralla. Se cumple nuevamente la ley del contrapaso, porque los que en vida se dejaron llevar por la tromba figurada de la pasión y les resultó placentero, en la muerte son arrastrados contra su voluntad por otro huracán que los castiga duramente.

Pecadores rescatados del ayer:

Per ch'i' dissi: “Maestro, chi son quelle,

genti che l’ aura nera sì gastiga?”

“La prima di color di cui novelle

tu vuo’ saper”, mi disse quelli allotta,

“fu imperadrice di molte favelle.

A vizio di lussuria fu sì rotta,

che libito fe’ licito in sua legge

per torre il biasmo in che era condotta.

Ell’ è Semiramìs, di cui si legge

che succedette a Nino e fu sua sposa;

tenne la terra che ‘l Soldan corregge.

L’ altra è colei che s’ ancise amorosa,

e ruppe fede al cener di Sicheo;

poi è Cleopatràs lussurïosa.

Elena vedi, per cui tanto reo

tempo si volse, e vedi il grande Achille

que con Amore al fine combatteo.

Vedi Parìs, Tristano”; e più di mille

ombre mostrommi e nominommi, a dito,

ch'amor di nostra vita dipartille.

Poscia ch'io ebbi il mio dottore udito

nomar le donne antiche e' cavalieri,

pietà mi giunse, e fui quasi smarrito[9]. (44-45).

Los condenados que aquí se mencionan son: Semíramis, Dido, Cleopatra, Elena, Aquiles, Paris y Tristán. Nos llama la atención observar a Dido en este círculo, porque su lujuria, mejor llamarle su amor, fue motivada por el ansia de gloria de Eneas, ella no hizo más que caer prisionera de su discurso.

La elección de estos personajes de la historia mítica creo que no es casual, sólo obedece a ciertos prejuicios del autor. Pretende hacernos creer que todos ellos tienen en común el pecado carnal, pero más allá de eso olvida que ellos poseen innegables virtudes que el narrador pasa por alto: Semíramis gobernó durante muchos años en su tierra natal, lo hizo con una capacidad inigualable para su condición de débil mujer; y aclaro que esto sucedía de acuerdo con la época en donde era impensable que una fémina pudiera llegar a ostentar el poder. Igual que Cleopatra, quien ejerció el mencionado poder con sabiduría e inteligencia; cuando no podía resolver por sí sola los asuntos de estado, era capaz de seducir, con su presencia y sus modales, al hombre que habría de apoyarla: son famosos los casos de los jerarcas romanos Julio César y Marco Antonio. Si el sexo le servía para alcanzar estos fines estaba, pienso, bien utilizado, aunque Dante la censura de un modo radical y terminante. Dido fue también una mujer que ostentó el poder y que perdió su equilibrio y estabilidad a partir de la llegada de Eneas. La última de las féminas nombradas es Elena, la Elena de la legendaria Esparta y que, según algunos juicios machistas, fue la causa de la perdición de Troya. No quiero dejar de comentar los prejuicios que existían en la edad media en torno a la mujer; en nada ayudaba —si de este modo se puede decir— la actitud de la iglesia romana que desde sus orígenes fue misógina. Para la iglesia, la fémina era un ente sucio y despreciable; sólo se olvidaban estos prejuicios, cuando algunos o muchos de sus miembros, participaban en orgías verdaderamente escandalosas; si es que hay alguna orgía que no lo sea. Dante no podía —creo que no tiene la culpa de ello— escapar a esta idea preconcebida de mujer, que predominaba en el período “oscuro” de la historia, como dirían después los renacentistas, en quienes todos sus juicios estaban permeados de subjetividad.

Deja para el último lugar a los hombres: Aquiles, Paris y Tristán. En lo que tiene que ver con Aquiles se insinúa algo que ya era vox populis en el ambiente helénico: su amor por Patroclo. El narrador dice: “Tempo si volse, e vidi il grande Achille, / Che con amore al fine combatteo”[10] (44). Me permito disentir con la opinión generalizada de algunos críticos de la Comedia quienes defienden la tesis de que Aquiles peleó por Polixena, troyana de quien se enamorara perdidamente y que fuera inmolada a Aquiles después de haber muerto éste. Me parece que es ir demasiado lejos en la interpretación de algo que está tan cerca. Según la Ilíada, Patroclo era el amigo de Aquiles y cuando éste se niega a combatir, Patroclo le suplica que le permita pelear a él en su lugar. Accede y le entrega sus armas. Éste es el primer acto de amor, porque las armas eran sólo para quienes habían sido confeccionadas; Hefestos, el dios de la fragua, las había hecho especialmente para Aquiles. En segundo lugar, sólo la muerte de Patroclo lo obliga a regresar. Llora sobre su cadáver y sus compañeros se ven obligados a detenerlo, cuando quiere salir al combate sin armas para vengar con furia la muerte del ser más querido para él. Los gritos de venganza del pelida dirigidos hacia los troyanos, son gritos de amor desgarrado. Cuando mata a Héctor, el principal aliciente es el recuerdo vivo de Patroclo. No olvidemos que la relación entre hombres en el contexto griego era aceptada sin prejuicio alguno, porque consideraban que la unión sexual con un ser del mismo sexo los hacía más poderosos, no así la relación con una mujer que les disminuía su fortaleza.

Se halla también en ese sitio Paris, el seductor que trajo la ruina sobre Troya; otro perjuro sexual: Tristán, quien sedujo a Isolda traicionando a su tío Marco. Estas sombras recuerdan, con su escurridiza figura, lo que fueron en la vida terrena. El narrador asocia con el sexo a la traición, a la ninfomanía —Semíramis— a la seducción —Cleopatra y Paris— y a la homosexualidad consensuada de la cultura griega clásica como el caso ya comentada.

Dante desea hablar con las almas que vuelan juntas

Hay también miles de espíritus que no se mencionan y que permanecen en un anonimato naturalmente explicable. En seguida, la atención del personaje se fija en dos almas y desea platicar con ellas. Llego así al momento más importante de este canto y también de toda la Comedia, como lo sostiene De Sanctis citando a Michelle Scherillo: “Para muchos la Divina Comedia no es sino dos nombres: Francesca da Rímini y el conde Ugolino” (1945: 109-110, 280).

El narrador expresa un deseo que ha surgido de la observación de la multitud de espíritus; de todos ellos ha escogido a dos que vuelan juntos, o mejor, que unidos son arrastrados por el huracán impetuoso. Dice al respecto:

Io cominciai: “Poeta, volontieri

parlerei a quei due che ‘nsieme vanno,

o paion sì al vento esser leggieri”. (45).

En un marco de la confusión que invade todo aquel espacio, en medio de la multitud de almas que luchan por no sufrir, en medio del remolino del tormento, hay dos almas que parecen no responder a la muchedumbre colectiva, se han apartado y vuelan unidos. Este hecho me dice que la fuerza del amor es superior a ese maldito infierno. Pero no debemos confundirnos, como le sucede a Virgilio quien, ante el requerimiento del protagonista, le aconseja: “Vedrai quando saranno // più presso a noi; e tu allor li prega//

per quello amor che i mena, ed ei verranno”.  Pero bien, Virgilio no es un personaje independiente, él dice lo que Dante, el autor le permite sostener. Por lo tanto, me siento tentado a pensar que el narrador —con deliberación y ventaja— hace caer al mantuano en un error. El infierno es el reino del odio que marca a todos y a cada uno de los personajes que luchan por morir nuevamente, aunque esto sea imposible. Por lo tanto, en este averno dantesco no hay amor; Francesca y Paolo están unidos tan sólo por una nostalgia de la pasión que los mancomunara en la tierra; si siguen juntos es parte del castigo al que Dios los somete; mejor dicho, al que el propio Dante los ha destinado.

         El protagonista le habla a ambos espíritus:

Sì tosto come il vento a noi li piega,

mossi la voce: “O anime affannate,

venite a noi parlar, s’ altri nol niega!. (45).

         Veo que el personaje no ha hecho caso de la recomendación del mantuano; no les habla en nombre del amor, porque si lo hubiera hecho se habría asemejado a una ironía feroz, que las palabras de Francesca confirmarán infra. Se dirige a ellos con afectuosos vocablos, es decir les habla con amor y no en nombre del amor. Dante, ser vivo, es portador del amor y se los ofrece como un acto de fe depositado en la sufriente coprotagonista.

         Y llego así al símil tercero de este canto; antes habían sido los estorninos y las grullas, ahora toca el turno a las palomas; a las tiernas palomas que en ciertos pasajes de la cosmovisión griega se las consideró como animalillos sensuales y muy apegados a su pareja. Dante sigue fiel a sí mismo, porque antes había aludido a Semíramis y el nombre de esta reina significa etimológicamente “paloma”. Vaya coincidencia, si de este modo le puedo llamar a la capacidad creadora del florentino. Dice el poeta:

Quali colombe dal disio chiamate

con l'ali alzate e ferme, al dolce nido

vegnon per l'aere dal voler portate;

cotali uscir de la schiera ov'è Dido,

a noi venendo per l'aere maligno:

sì forte fu l'affettuoso grido[11]. (45).

         Menciona por primera vez el nombre propio de Dido; versos antes se había referido a ella mediante un eufemismo, es decir, un juego retórico que disfrazaba el verdadero referente de la persona aludida. Había dicho: “La otra es aquella que se mató por amor”. En un auténtico diálogo con su lector, ahora complementa lo que anteriormente se había mencionado de forma indirecta, y da el pertinente exacto.  He aquí un modo de narrar en el cual el diálogo con su lector está siempre presente.

         Si regreso al símil, éste termina con un auto reconocimiento, por parte del narrador, en el que subraya que las almas habían respondido a su afectuoso llamado, dando fundamento a mi interpretación expresada supra.

Paolo e Francesca

El último momento está dado por el encuentro con Paolo y Francesca, el cual llena el corazón del poeta florentino de sufrimientos contradictorios. Digo esto último, porque la compasión es poco frecuente en este viajero del más allá. Cuando consigue que los dos condenados se acerquen a él, habla sólo  Francesca mientras Paolo calla y llora —nueva expresión del contrapaso—, porque quien habló en la tierra declarando su amor, en el infierno debe callar, mientras escucha, en boca de su antigua amante, el relato de sus miserias:

“O animal grazioso e benigno,

che visitando vai per l’ aere perso

noi che tignemmo il mondo de sanguigno,

se fosse amico il re de l’ universo,

noi pregheremmo lui de la tua pace,

poi ch’ hai pietà del nostro mal perverso.

Di quel che udire e che parlar vi piace,

Noi udiremo e parleremo a vui,

mentre che il vento, come fa, ci tace[12]. (45).

         Comienza este espíritu sufriente con una invocación dirigida al florentino, mediante la cual le llama: “O animal grazioso e benigno”. La expresión “animal” —ánima— se refiere a quien tiene alma que lo mantiene vivo. Le llama además “grazioso”, es decir que la gracia de Dios está con él, por último, lo tilda de “benigno”, que es el elogio principal que se le puede ofrendar a alguien si estamos convencidos de ello. Están pensando y yo también, que es un autoelogio; pero a la luz de la poética dantista no hay que olvidar que, según lo consignado en el canto I, el personaje ha sido elegido para llevar a cabo este desplazamiento de la tierra al cielo. Por ello y a pesar de lo vanidoso que pueda parecer, el narrador debe seguir fiel a lo expresado anteriormente. Insisto en que ésta es la epopeya del hombre y Dante es ese hombre que ha decidido auto premiarse con el mayor don que cristiano alguno pueda alcanzar; él es el héroe de esta epopeya cristiana.

         Para definir mejor a la joven Da Rímini veamos un juicio estético proporcionado por De Sanctis: “Francesca es mujer y nada más que mujer; es una acabada persona poética, de una claridad homérica. Ciertamente ella es ideal, más no es el ideal de alguna otra cosa, es el ideal de sí misma, es el ideal completamente realizado, con una riqueza de determinaciones que le confieren toda la semblanza de un individuo (1945: 118)”.

         Francesca es una mujer tierna que la muerte no ha podido aniquilar. El narrador autodiegético la quiere viva, tan viva como lo estaba en la tierra para poder dialogar con ella, con su espíritu abierto a la comprensión. El viento se ha detenido para que puedan hablar. Este minuto de sosiego es valorado por la mujer oriunda de la tierra bañada por el Po. Por eso le dice a su circunstancial amigo que si fuera aceptada por Dios —el rey del universo le llama mediante otro eufemismo— “le rogaríamos por tu paz”. Bello momento en el cual la pecadora que ha perdido contacto con su Dios y que vive su muerte sin la paz, estaría dispuesta a suplicarle a la suprema potestad por la paz de Dante. La paz es el mayor don que todo hombre desea poseer. Éste ha de ser el regalo de Francesca quien hablará y le dirá todo lo que el florentino quiere saber, mientras el aire negro siga en calma.

         En la primera parte del discurso de Francesca le dice:

Siede la terra, dove nata fui,

Su la marina dove ‘l Po discende

per aver pace co’ seguaci sui.

Amor, ch’ al cor gentil ratto s’ apprende,

presse costui de la bella persona

che mi fu tolta; e ‘ l modo ancor m’ offende.

Amor, ch’ a nullo amato amar perdona,

mi presse del costui piacer sì forte,

che, come vedi, ancor non m’ abbandona.

Amor condusse noi ad una norte:

Caina attende chi vita ci spense”.

Queste parole da lor ci fur porte.

Quand'io intesi quell'anime offense,

chinai ' il viso, e tanto il tenni basso,

fin che 'l poeta mi disse: “Che pense?”.

Quando rispuosi, cominciai: “Oh lasso,

quanti dolci pensier, quanto disio

menò costoro al doloroso passo!”

Poi mi rivolsi a loro e parla' io,

e cominciai: “Francesca , i tuoi martiri

a lacrimar mi fanno tristo e pio.

Ma dimmi: al tempo de’ dolci sospiri,

a che e come concedette amore

che conosceste i dubbiossi disiri?”

E quella a me: “Nessum maggior dolore

che ricordarsi del tempo felice

ne la miseria; e ciò sa ‘l tuo dottore.

Ma s’a conoscer la prima radice

del nostro amor tu hai cottanto affetto,

farò come colui che piance e dice. [13] (45-46)

Las palabras de esta mujer se oyen en el interminable espacio del infierno, como un desesperado intento por cambiar aquello que ya no tiene solución alguna.

El paisaje de la tierra es recordado, por quien fuera una hermosa Donna, con una clara nostalgia. Ese descenso de las aguas del Po le rememoran su niñez, su adolescencia y su juventud, cuando pensó que la vida le depararía una suerte diferente a la que ha tocado enfrentar.

Francisca culpa al Amor de sus desgracias, amor que se presenta en tres momentos:

“Amor, ch’al cor gentil ratto sa’ apprende,

prese costui della bella persona

che mi fu tolta; e ‘l modo ancor m’ offende”[14] (46).

En esta primera instancia, Paolo es el seductor que se acerca a la joven para convencerla de que la pasión que ya los une, no los puede separar nunca. El Amor está personificado como una fuerza fatal, de la cual es imposible deshacerse. Ese Amor llevó a Paolo a los brazos de Francesca, a pesar de que la situación social y familiar se los impedía, ellos pasan por alto tal circunstancia y permiten que la lujuria prevalezca sobre la razón.

Marcamos un dato estilístico: “costui della bella persona”; la reiteración de los términos marcados por “negritas”, no sólo transmite cierta musicalidad siniestra, por la utilización de vocales fuertes, sino que también ofrece una suerte de insinuada anadiplosis en donde —lo digo en español”—: “de ella es la bella persona”. La joven Da Rímini añora su cuerpo, al cual recuerda de un modo particular, por su hermosura; todavía no puede concebir que haya sido destrozado por el arma asesina. Clama, aunque tardíamente, por la justicia, esta misma justicia humana sólo vio en ella a la infractora que manchó el lecho conyugal y perdonó —hecho que Dante no comparte — al infractor.

“Amor, ch’ a nullo amato amar perdona,

mi presse del costui piacer sì forte

che, come vedi, ancor non m’ abbandona.”[15] (46).

Las palabras del narrador parecen negar el libre albedrío de los corazones, permite en tanto, esa respuesta obligada que ella le da, aceptando ese mismo amor; se vio forzada a querer con pasión a quien ahora le profesaba tal afecto. Es ese fatalismo del amor lo que domina. En el enamoramiento cortesano, una de las reglas explícitas señala que nadie puede dar la espalda a quien le expresa su pasión. Esto no quiere decir que los abandonados por la suerte, los irremediablemente feos y poco o nada carismáticos podrán, siempre que así lo quieran, acceder al corazón de aquella de quien se han enamorado; todo lo contrario, Dante profesaba la noción de las llamadas “almas gemelas”, es decir, que cada uno de los seres humanos han nacido predestinados a otro que es su imprescindible complemento; la gran tarea consiste en encontrarlo antes que nuevos proyectos se interpongan. En este sentido, Francesca no había nacido para Lanciotto, sino para Paolo y, por ello, cuando descubre que es así, no tiene otra opción —el fatal destino no se lo permite—, que entregarse a quien había llegado inesperadamente a su existencia con el cálido mensaje de pasión y deseo. En la biografía de Alighieri, la presencia de Beatriz, confirma lo relacionado con las almas que han nacido para estar siempre juntas, aunque sea, como en este caso, unidos únicamente por la efusión platónica.

Es importante señalar la maestría del último verso en el decir dantista: “Que, como ves, no me abandona nunca”. En el pasado terrenal, aunque las circunstancias no lo permitían, buscaban con desesperación y anhelo estar siempre juntos, en este presente escatológico y aterrador, lo han conseguido, pero ahora ya no lo desean como antes. La propia Francesca expresa su desesperación por tener siempre a su lado a quien le recuerda, de manera constante, el pecado cometido.

Paolo piensa algo semejante, pero como no le está permitido hablar, no lo comparte; sólo su llanto parece ser la representación del asentimiento de lo que su amante expresa. De este hecho se deriva que el infierno es lugar de la ley implacable, en donde la desesperanza domina.

“Amor condusse noi ad una morte:

Caina attende chi vita ci spense.

Queste parole da lor ci fur porte”[16]. (46).

El dialecto toscano escogido por Dante y que sería el antecedente inmediato de la lengua italiana, expresa la conclusión de este drama de amor; lo hace en un solo verso, el primero del terceto, complementado por el segundo, en donde en medio de una prolepsis que trasciende desde la tierra al infierno, anuncia la pena que la justicia trascendente le tiene reservada al cruel asesino.

Dante ha condenado en vida a Lanciotto, éste no sabe que, cuando muera, habrá un lugar reservado para él en el infierno, en el sitio en donde se abisman los traidores a su propia sangre. La poética de Alighieri se traslada constantemente del infierno a la tierra; a los pobres habitantes del reino del dolor y la desesperanza, no les queda otra opción que recordar, añorar y sufrir.

El discurso final de Francesca es muy breve, pero tristemente real. Ante el requerimiento del poeta florentino, relativo a que le cuente cómo descubrieron su amor, la joven pronuncia aquellas palabras que se han vuelto canónicas en el decir dantista:

“…Nessun maggior dolore, // che ricordarsi del tempo felice // ne la miseria; e ció sa il tuo dottore.[17](46).

El hombre es un ser sufriente, ha nacido marcado por la desgracia y un destino tercamente inoportuno lo persigue de manera constante. Las palabras de Francesca dan testimonio de ello; y es una evidencia de primera mano, porque lo dice quien lo ha padecido en carne propia. Nuevamente se expresa la relación tierra-infierno: en aquella, “el tiempo feliz” y, en éste, “la miseria”. El fatalismo homérico, ¿por qué no universal?, se expresa en las tristes palabras de quien fuera una bella mujer. Esta fórmula —llamémosle así— se ha venido aplicando en la literatura y en la vida. En la vida sufre más quien recuerda los buenos momentos del ayer; sufre más quien sabe lo que es vivir inmerso en la felicidad, para luego perderla. En la literatura, ha sido una fórmula llevada y traída por la crítica especializada y por los comentarios espurios que nunca faltan. Es elegante y presuntuoso decir: “No hay mayor dolor…”, pero no lo es tanto, sufrirlo en carne propia. La creación de todos los tiempos nos brinda ejemplos de ello. que escapan a las líneas de este repaso crítico. No obstante, el propio personaje femenino nos proporciona una muestra al decir de Virgilio: “Bien lo sabe tu doctor”. El poeta latino vivió entusiasta en la corte del emperador Augusto, gracias a él gozó de bienestar y de tiempo para dedicarse a la creación; ahora, por decisión irrespetuosa de Dante, se halla en ese controvertido recinto que se llama limbo; lugar a donde —como lo comentamos supra— van las almas que no sólo no han conocido al dios verdadero, sino que ni siquiera lo han presentido.

Supongo que el ignorar los hechos que resultan enmarcados en la égloga IV, en donde Virgilio anuncia el advenimiento de un hombre que traería un mensaje de paz a la humanidad entera —  creemos que ese hombre era Jesucristo—, no exime al florentino de la culpa personal por castigar a un individuo que, a pesar de no haber vivido en el momento de Cristo, igual presintió la llegada del redentor mesiánico.

El personaje femenino advierte que Dante no ha quedado satisfecho con todo lo contado, por eso se decide a continuar diciéndole:

“Ma s’a conoscer la prima radice

del nostro amor tu hai cotanto affetto,

farò como colui che piange e dice[18]. (46).

Para Francesca recordar es sufrir, no obstante, está dispuesta a hacerlo, porque Dante ha sido complaciente y bueno con ellos; me refiero al Dante personaje, porque el otro, el narrador, los sumergió en un abismo inmenso del que nada ni nadie los podrá sacar.

De este modo, la otrora joven del Po, empieza a contar en apretada síntesis lo que realmente sucedió:

“Noi leggievamo un giorno, per diletto,

di Lancialotto, como amor lo strinse:

soli eravamo e senza alcun sospetto.

Per più fiate gli occhi ci sospinse

quella lettura, e scolorocci il viso;

ma solo un punto fu quel che ci vinse.

Quando leggemmo il disiato riso

esser bacciato da cotanto amante,

questi, che mai da me non fia diviso,

la bocca mi baciò tutto tremante.

Galeotto fu il libro e qui lo scrisse:

quel giorno più non vi leggemmo avante[19]. (46).

El estilo dantista se viste de gala en este breve pasaje en el que Francesca cuenta la causa de su desgracia. Habla en primera persona del plural, con lo cual involucra al silencioso Paolo en el trágico hecho. Recurre a un intertexto clásico que es el de Lancelotte y la reina Ginebra; este intertexto sirve de telón de fondo y de motivante para los acontecimientos que se avecinan. Estaban solos y sabían que no había nadie más en el palacio; pero la lectura los traicionó; sus ojos se cruzaron; cuando leyeron que sobre la sonrisa de la amada puso el amante un beso, Paolo se dejó llevar por el abismo del deseo y la besó apasionado y tembloroso. De este modo se comprueba que el que calla en la muerte, habló en la vida mediante ese beso trémulo que reveló toda su pasión. El ejercicio de la anagnórisis se cumple perfectamente bien, porque ambos se reconocen enamorados y ya no les importa lo social, sino solamente lo personal. Además, la narración reviste la característica de un relato en abismo, en donde el juego de las matrioshkas se cumple con toda su intensidad. Hay un primer plano, en donde interactúan los amantes de la Comedia y un segundo contexto, en el cual destacan las figuras legendarias de Lancelotte y Ginebra. Observo también dos personajes in absentia: Lanciotto en la obra aquí estudiada, el rey Arturo en la intertextualizada; los dos traicionados por sus respectivas esposas. Sabemos que cuando Lanciotto aparece, sobreviene la muerte de los amantes; de Arturo no se dice nada. Valoramos esta capacidad del narrador al escoger los elementos que desarrolla con acierto, precisión y síntesis.

Termina el relato con la conocida reticencia: “Aquel día ya no leímos más”. El discurso se interrumpe para abrir un paréntesis de espera en el marco del cual el lector se estará preguntando qué sucedió. Quizás sean dos las opciones: la primera, la adelantábamos líneas antes cuando decíamos que Lanciotto se convirtió de personaje in absentia en personaje in praesentia. Su ira lo lleva a matar. Si aceptamos tal acontecimiento, enfrentamos el hecho de que los amantes fueron al infierno por un beso, nada más, o también por ese compromiso contraído que derrotaba la fe del esposo.  La otra opción puede ser más conciliadora, puesto que les habría dado a Paolo y Francesca la oportunidad de ir más allá del beso. Pero igual hubiera terminado de la misma manera que la primera, con la inoportuna presencia del marido engañado.

Mientras uno lloraba y la otra hablaba, el personaje se desmaya, cumpliéndose de este modo la función catártica del protagonista. No soporta más ser el espectador del sufrimiento humano, lo que es peor aún, se ve reflejado en ellos.

Para concluir las reflexiones sobre este canto, he desarrollado los temas anunciados en el cuerpo del trabajo. En primer lugar, encuentro a Minos y su legendaria función. Desde lo macabro dirige el espacio virtual del dolor. Trata con vehemencia a los condenados a pesar de que él mismo es un condenado más.

En el orden del cronotopo bajtiniano, el tiempo es eterno e inunda el corazón de Dante personaje, con la certeza de contemplar un espectáculo que él mismo se habría merecido, a no ser por la benevolencia de Dios, que lo exime de ello. En cuanto al lugar, es el sitio en donde sin piedad se castiga al ser humano pecador o, por lo menos, sospechoso de pecado, como los habitantes del insidioso limbo.

La tromba infernal representa la furia de esa naturaleza creada por el narrador, en donde nadie puede suplicar por piedad.

Por último, la presencia de Paolo y Francesca lo llena todo. Si no había sido suficiente con Minos y con los demás réprobos mencionados, ahora emerge la figura de estos dos personajes unidos por el aburrimiento, la desidia y el amor fatal.

 



[1] Así descendí desde el primer círculo al segundo, que es más pequeño, pero el dolor y la tortura son mayores. Allí está el horrible Minòs, que, rechinando los dientes, examina a los culpables mientras llegan a sus dominios; los juzga y los destina a cada uno dando vuelta la cola alrededor de su cuerpo. Digo que cuando se presenta un alma pecadora le obliga a confesar todas sus culpas, y como buen conocedor de ellas, ve que lugar del infierno le corresponde y enrosca su cola tantas veces como sea necesario. Ante él están siempre multitud de almas, las cuales van acudiendo, una atrás de la otra, al juicio que deben enfrentar y caen precipitadas en el abismo.

[2] Herrera Valenciana, Minor (2018). “La muerte, el alma y el más allá en la Eneida” en Revista de Lenguas Modernas, Costa Rica.

[3] Gilson, Etienne (2011). Dante y la filosofía, Navarra, Eunsa [Universidad de Navarra].

 [4] Minos fue, pues -con Radamantis y Sarpedón-, hijo de Zeus y Europa.  Cuando ésta llegó a Creta, casó con el rey de la isla, Asterio, quien adoptó a sus hijos, y luego, a la muerte del rey, le sucedió Minos en el trono, distinguiéndose por la sabiduría de su legislación y por su espíritu de justicia, que le valió, después de muerto, el ser promovido a la categoría de juez del mundo subterráneo. (Guirand, 1965: 265)

 [5] En relación con Dédalo, cuenta la mitología que era originario de Atenas y famoso por sus múltiples habilidades.  Se le atribuía la invención del hacha y de la sierra, y se contaba que había sido el primero en destacar de los xoana, primitivas e informes estatuillas de los dioses, los brazos y las piernas.  Por haber dado muerte a su sobrino, a causa de rivalidades derivadas de su oficio, pidió asilo a Minos.  Dédalo fue quien indujo a Ariadna a entregar a Teseo, el hilo precioso que permitió a éste guiar sus pasos por el laberinto.  Minos consideró este hecho como una traición, y ordenó que Dédalo y su hijo Icaro fuesen encerrados en el palacio, del que pudieron evadirse remontándose por los aires gracias a unas alas que imaginó Dédalo.  Pero como durante el viaje Icaro se acercó demasiado al sol, la cera que fijaba las alas se fundió, y el infortunado fue a caer al mar, que luego recibió el nombre de Icario.  Dédalo tomó tierra en Cumas, y de aquí pasó a Sicilia, donde se granjeó el favor del rey Cócalo.  Por eso, cuando Minos que había perseguido a Dédalo, puso pie en la isla, Cócalo se negó a entregarle su huésped; más aún, ahogó a Minos en el baño.  Y así fue el fin de Minos cuya tumba, no obstante, se mostraba en Creta.  (Guirand, 1965:  265)

[6] «Oh tú que vienes al doloso albergue -me dijo Minòs en cuanto me vio, dejando el acto de tan alto oficio-; mira cómo entras y de quién te fías: no te engañe la anchura de la entrada.» Y mi guía: «¿Por qué le gritas tanto? No le entorpezcas su fatal camino; así se quiso allí donde se puede lo que se quiere, y más no me preguntes.»

[7] Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella (Cfr. Biblia, “Mateo” 7- 13).

[8] » Ahora comienzan las dolientes notas a hacérseme sentir; y llego entonces allí donde un gran llanto me golpea. Llegué a un lugar de todas luces mudo, que mugía cual mar en la tormenta, si los vientos contrarios le combaten. La borrasca infernal, que nunca cesa, en su rapiña lleva a los espíritus; volviendo y golpeando les acosa. Cuando llegan delante de la ruina, allí los gritos, el llanto, el lamento; allí blasfeman del poder divino. Comprendí que a tal clase de martirio los lujuriosos eran condenados, que la razón somete al deseo. Y cual los estorninos forman bandadas en invierno, larga y prieta, así aquel viento a los malos espíritus: aquí, allá, abajo, arriba los conduce; y ninguna esperanza les conforta, no de descanso, mas, de menor pena. Y cual las grullas cantando sus lays largas hileras hacen en el aire, así las vi venir lanzando ayes, a las sombras llevadas por el viento.

 

[9] Yo dije: «Maestro, ¿quién son esas gentes que el aire negro así castiga?» «La primera de la que las noticias quieres saber --me dijo aquel entonces fue emperatriz sobre muchos idiomas. Se inclinó tanto al vicio de lujuria, que la lascivia licitó en sus leyes, para ocultar el asco al que era dada: Semíramis es ella, de quien dicen que sucediera a Nino y fue su esposa: mandó en la tierra que el sultán gobierna. Se mató aquella otra, enamorada, traicionando el recuerdo de Siqueo; la que sigue es Cleopatra lujuriosa. A Elena ve, por la que tanta víctima el tiempo se llevó, y ve al gran Aquiles que por Amor al cabo combatiera; ve a Paris, a Tristán.» Y a más de mil sombras me señaló, y me nombró, a dedo, que Amor de nuestra vida les privara. Y después de escuchar a mi maestro nombrar a antiguas damas y caudillos, les tuve pena, y casi me desmayo.

[10] “Los calamitosos tiempos y vi al gran Aquiles que al fin combatió por amor”

[11] Yo comencé: «Poeta, querría hablar con aquellas dos almas que vuelan juntas y parecen al viento tan ligeras.» Y él a mí: «Los verás cuando ya estén más cerca de nosotros; si les ruegas en nombre de su amor, ellos vendrán.» Tan pronto como el viento allí los trajo alcé la voz: «Oh almas afanadas, hablad, si no os lo impiden, con nosotros.» Semejantes a palomas llamadas del deseo, al dulce nido con el ala alzada, van llevadas por el viento del querer, ambos dejaron el grupo de Dido y en el aire malsano se acercaron, tan fuerte fue mi grito afectuoso:

 

 

 

[12] «Oh animal gracioso y benigno que nos visitas por el aire negro a nosotros que el mundo ensangrentamos; si el Rey del Mundo fuese nuestro amigo rogaríamos a él tu salvación, ya que te apiadas de nuestro mal perverso. De lo que oír o hablar os guste, nosotros oiremos y hablaremos mientras de que el viento, como ahora, permanezca en calma.

[13] La tierra en que nací está situada en la Marina donde el Po desciende y con sus afluentes se reúne.

Amor, que al noble corazón se agarra, a éste prendió de la bella persona que me quitaron; aún me ofende el modo.  Amor, que a todo amado a amar le obliga, prendió por éste en mí pasión tan fuerte que, como ves, aún no me abandona.  Amor nos condujo a morir juntos, y Caína espera a aquel que acabó con nuestro aliento.» Estas palabras ellos nos dijeron. Cuando escuché a las almas doloridas bajé el rostro y tan bajo lo tenía, que el poeta me dijo al fin: «¿Qué piensas?» Al responderle comencé: «Qué pena, cuánto dulce pensar, cuánto deseo, a éstos condujo a paso tan dañoso.» Después me volví a ellos y les dije, y comencé: «Francesca, tu suplicio excita mi llanto; dime, en el tiempo de los dulces suspiros ¿cómo o por qué el Amor os concedió que conocieses tan turbios deseos?» Y repuso: «No hay mayor dolor que acordarse del tiempo feliz en la miseria; bien lo sabe tu maestro”. Mas si deseas conocer la primera raíz de nuestro amor, hablaré como aquel que llora y habla a la vez.

[14] Amor, que al noble corazón se agarra, a éste prendió de la bella persona que me quitaron; el modo aún me ofende. 

[15] Amor, que a todo amado a amar le obliga, prendió por éste en mí pasión tan fuerte que, como ves, aún no me abandona.

[16] Amor nos condujo a morir juntos, Caína espera al que segó nuestras vidas. Estas palabras nos dijeron.

[17] No hay mayor dolor que acordarse del tiempo feliz en la miseria. Bien lo sabe tu doctor.

[18] Mas si quieres conocer la raíz de nuestro amor, haré como aquel que llora y habla a la vez.

[19] Nosotros leíamos un día por diversión la historia de Lanciotto y de cómo el amor lo atrapó en sus redes. Estábamos solos y sin sospecha alguna. Pero sucedió en aquella lectura que nuestros ojos se buscaron con afán y nuestros semblantes cambiaron de color. Pero tan sólo un momento hizo que dejáramos a un lado nuestro recato. Cuando leíamos que sobre la sonrisa de la amada puso el amante un beso, éste, que eternamente estará junto a mí, me besó tembloroso en la boca. El libro y quien lo escribió fue para nosotros otro Galeotto. Aquel día ya no leímos más.