Algunas observaciones en torno al acto de
narrar
Luis Quintana Tejera
1.
Paciencia, dedicación y algo de disciplina son
ingredientes básicos para comenzar a escribir.
2.
Piensa en un hecho del pasado; ubica el paisaje
y una o dos circunstancias que hayan enmarcado ese acontecimiento. Entrégate al
deleite del recuerdo. Vívelo primero en tu conciencia y cuando ya estés saciado
de ello, déjalo salir.
3.
Empieza a componer cuando tengas ganas de
hacerlo; no esperes a las musas, ellas con frecuencia faltan a la cita.
4.
La literatura es tan sencilla como la vida y
sólo le tiene miedo a la muerte del genio.
5.
La recreación de acontecimientos más o menos
lejanos, más o menos familiares, debe ser el punto de partida; pero tienes que
dejar en libertad al impulso más puro que anida en ti: el deseo de conocer cada
día algo nuevo.
6.
Empieza tu cuento con una frase contundente que
de un modo u otro anuncie el final. Nada de lo que escribas podrá desecharse,
por el contrario, en el universo personal de quien redacta anida el misterio
ontológico de una existencia.
7.
En una novela, no abuses de las metadiégesis. Si
no tienes nada más que decir llévala honestamente hacia el final.
8.
Al parecer, todo cuento reclama un inicio in medias res, porque todo en la vida
del hombre es continuidad y en ese mismo devenir está la clave de una auténtica
escritura.
9.
Un incipiat
en extrema res muestra y esconde en
misteriosa simultaneidad el final del relato. Hazlo con cautela; la clave está
en decir mucho menos de lo que el lector espera descubrir.
10.
Si piensas que todo empieza con el nacimiento de
tu personaje para permitirle luego vivir y finalmente+ morir, estarás en lo
cierto si sabes manejar correctamente el sistema contextual en que se ubican
los hechos.
11.
La emoción intensa que muchas veces se apodera de
tu alma no es quizás la mejor consejera, pero te ayuda a poner las cosas en su
verdadero lugar. Un cuento triste se
diferencia de otro alegre no sólo por el estado de ánimo de tus personajes,
sino también por tu propio equilibrio individual.
12.
Si el autor es un alter Deus, compórtate siempre a la altura de un dios. Crea con
empeño y sin reclame; no sólo vivas para crear, sino que también crea para
vivir.
13.
Un cuento es un fragmento de vida; no dejes de
darle todos los elementos necesarios para que sea al menos verosímil. Un lector
analítico confiará en ti y tú tendrás como misión demostrarle que sabes mentir
diciendo la verdad.
14.
Nada será revelado, porque el espíritu santo de las letras no
existe. El contenido de lo literario seguirá siendo un misterio sin desvelar
plenamente. Sólo tú sabrás otorgarle a
la palabra la magia necesaria para que logre expresar los millones de deseos
que anidan en el alma humana.
15.
No importa si el final de un relato es feliz o
amargo; si es continuo o reticente. Sólo basta con que se llegue a él con la
convicción de haberlo alcanzado.
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