¿Qué es el apólogo?
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Además de ser uno de los subgéneros más importantes del mundo literario dentro del género didáctico, es uno de los tipos de texto más importante debido esencialmente a su función, dado que mantiene una intención moralizante. Es así que el apólogo es una forma de narración moral de corta o mediana extensión, que a menudo se relaciona con el relato simbólico.
También se le suele relacionar con la fábula, sin embargo, la principal diferencia radica en que el apólogo no tiene incluidos personajes de animales, sino que todos ellos son seres humanos.
Significado del subgénero apólogo
El término apólogo proviene del latín apolŏgus, y que a su vez procede del griego ἀπόλογος que puede traducirse como cuento. De ahí que el apólogo sea un texto de corta o mediana extensión que narra una historia.
Definición del subgénero apólogo
Podemos definir el apólogo como un tipo de narración cuyo enfoque principal es la instrucción sobre un principio ético, en el que los protagonistas son seres humanos que atraviesan vicisitudes verosímiles como sucede en la vida real.
¿Cuál es la función del apólogo?
La intención principal del apólogo consiste en la instrucción sobre un principio moral o de conducta que puede ubicarse en cualquier parte del texto, de manera que su propósito es la exposición de una moraleja que es protagonizada por seres humanos. Es así que el apólogo persigue ideales que son reforzados a través de la reflexión, la abnegación por grandes causas, elevación de los principios y demás elementos que permitan alcanzar la perfección interna en el ser humano.
Historia y origen del apólogo
Se considera que el nacimiento del subgénero didáctico se remonta al siglo VI a.C, momento en el que Nixhue, el rey persa, decide enviar al médico de su corte, llamado Barzuyeh, a la búsqueda de hierbas que, según se creía, tenían la facultad de resucitar a los muertos y que encontraría en la India. Tras la consulta del médico con los sabios de la región, se explica que las hierbas en realidad, eran una serie de libros para el entendimiento de los ignorantes, libros que recibían el nombre de Calila y Dimna.
En el viaje de retorno de Barzuyeh, llevaba las escrituras y las tradujo para que su rey pudiera entender su contenido. Estos libros posteriormente darán origen al subgénero. Sin embargo, de las dos versiones no quedaron muestras, sino que la que se tiene es del siglo VI a.C, dado que luego fueron traducidas al árabe y al siríaco. Con la traducción del texto al griego, pudo traducirse posteriormente al hebreo, al persa y al castellano.
Sin embargo, es en Persia donde se establece el subgénero finalmente, destacando las primeras características de esta como por ejemplo la presencia de diferentes virtudes y defectos del ser humano entorno a situaciones variadas que van a desencadenar en principios morales o éticos para configurar la moraleja. Durante la Edad Media, el apólogo empieza a difundirse a través de los países de Occidente y es finalmente en Francia donde consigue su máximo desarrollo con la elaboración de las obras más importantes de representación.
Características del subgénero apólogo
A continuación veremos una serie de elementos clave para profundizar en este subgénero literario:
Tema: una de las características más importantes del apólogo tiene que ver con los temas que suele tratar dentro de los textos, dado que, teniendo en cuenta su intención moralizante y el tipo de personajes que plantea, los hechos que presenta son historias verosímiles, es decir, creíbles y que podemos encontrar fácilmente dentro de la vida real. Sin embargo, no por ello se descarta la presencia de la fuerza de la imaginación dentro de la creación.
Forma de escritura: a diferencia de otros tipos de texto con los que se le suele relacionar especialmente por su contenido e intención moralizante, el apólogo mantiene una escritura en prosa. Además de ello, su extensión se debe a que muchos de los acontecimientos y demás giros que toman las historias narrativas, son explicadas.
Lenguaje: otro aspecto importante que se debe mencionar, es que el apólogo mantiene un lenguaje sencillo que no cuenta con términos técnicos o complejos, sino que es sumamente accesible para los lectores, de manera que aumenta su facilidad de comprensión y permite que su difusión sea mucho más sencilla. Esto, precisamente por la intención de enganchar la atención del lector dentro de la historia para conducirlo al principio moralizante que integra.
Personajes: el apólogo se caracteriza, entre otras cosas, porque sus protagonistas y personajes son siempre seres humanos, a diferencia de la fábula en la que estos con frecuencia son animales.
Mensaje: como mencionamos, una de las principales características del apólogo tiene que ver con el principio moral que lleva al lector, el cual se fija como principal objetivo. Es así que el mensaje va dirigido a la mejora de las personas en función de una serie de condiciones que pueden relacionar fácilmente con su vida diaria.
Organización: el apólogo sigue una secuencia narrativa, en la que se presenta en inicio los personajes principales, seguido del conflicto y finaliza con el principio moral, aunque este puede irse desarrollando al inicio y nudo de la historia.
¿Cómo escribir un apólogo?
Ahora que hemos visto todo acerca de lo que es un apólogo, pasemos a ver cómo escribir uno:
- Elige el tema
El tema central es la línea que seguirá la historia y sobre la cual se desarrollará la moraleja al finalizar la narración. Puedes elegir cualquier tipo de tema, partiendo de un defecto, en el que intentes desarrollar una serie de situaciones que permitan evidenciar las consecuencias de las acciones para generar el mensaje final. Recuerda que se debe tratar de una situación verosímil.
- Construye los personajes
Ten en cuenta que en el apólogo los personajes son siempre seres humanos, por ello el tema debe vincular a este tipo de personajes. Para construirlos, aún cuando no menciones toda su vida dentro de la historia debido a la extensión característica del apólogo, debes tener en cuenta su procedencia, edad, personalidad, gustos, defectos, virtudes y demás particularidades que te permitirán configurar diálogos y conductas en función de su forma de ser.
- Desarrolla la historia
Ahora que hemos elegido el tema y los personajes, es momento de empezar con la escritura de la historia. Recuerda que el apólogo contiene características narrativas y en prosa, de manera que inicias con una presentación del tema, pasas al desarrollo en el que surge el problema central o conflicto y al final se presenta la moraleja de la historia de acuerdo a las acciones y decisiones que hayan sido tomadas por los personajes.
Para escribir un apólogo, hay que leer muchos apólogos. Tener una buena imaginación es fundamental, pero tener referentes y autores de renombre para poder explorar las dimensiones de este tipo de texto y en general, poder descubrir nuevos espacios y posibilidades es clave para desarrollar un texto desde cero. No olvides leer varias historias antes de empezar.
Autores y obras más importantes del subgénero apólogo
Una de las obras más importantes de este subgénero didáctico es “Calila y Dimna”, una colección de relatos cuya fecha data del año 1251 y que procede de Oriente, específicamente de India y que logró una gran difusión gracias a la traducción al castellano. Sin embargo, aún se discute sobre si se trata de una fábula o un apólogo. Además, también destaca el Conde Lucanor, entre otros como Roman de Renard.
Ejemplo de apólogo
A continuación presentamos un fragmento del apólogo el Conde Lucanor:
“El rey, al ver con aquellos harapos a su ministro, le preguntó por qué iba vestido así. Contestó el privado que, puesto que el rey le había expresado su intención de irse al desierto y como seguía dispuesto a hacerlo, él, que era su privado, no quería olvidar cuantos favores le debía, sino que, al igual que había compartido los honores y los bienes de su rey, así, ahora que él marchaba a otras tierras para llevar vida de penitencia, querría él seguirlo para compartirla con su señor. Añadió el ministro que, si al rey no le dolían ni su mujer, ni su hijo, ni su reino, ni cuantos bienes dejaba, no había motivo para que él sintiese mayor apego, por lo cual partiría con él y le serviría siempre, sin que nadie lo notara. Finalmente le dijo que llevaba tanto dinero cosido a su ropa que nunca habría de faltarles nada en toda su vida y que, pues habían de partir, sería mejor hacerlo antes de que pudiesen ser reconocidos.”